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LA LLUVIA YA NO ES ALGO QUE DISFRUTE

La lluvia ya no es algo que disfrute. Tengo el recuerdo de la vitalidad que me ocasionaba, pero no la alcanzo totalmente, la he perdido. De chico se trataba de una ansiedad por salir a patalear en los charcos, y volver embarrado y agitado a esperar los retos de mamá, pero qué importaba eso. Luego fue el petricor y los aromas cruzados de la tierra, las plantas y el agua que todo lo cubría. Yo, atónito, viéndola caer en el parque de casa, en la calle o desde los toldos del almacén. De más grande, el clima perfecto para enamorarse más y mejor en el arte de amar en pareja, o tal vez hacer todo lo que otro día no proponga. Solía ser divertido.
Así, en cada tiempo viví la lluvia como un aspecto inseparable de mí, llenaba los pulmones de aire fresco y eso era suficiente. Hoy desde el encierro, limitado hasta de cualquier escena que intente recordar, la padezco profundamente. Significa más tortura para quienes me acompañan o acompañaban. Horas de viaje y esperas absurdas, perdidas bajo la caída del agua que empapaba completamente para que luego les nieguen el ingreso y multipliquen la espera en filas de mala muerte. Así eran las humillaciones más ingeniosas a mano del SPB. El solo hecho de Ingresar a darnos un abrazo se ha convertido en una de las cargas más pesadas, imposibles de soportar para nuestros seres queridos. La requisa sin control nos roba y le roba a nuestras familias lo que les place, con total libertad e impunidad. Pero no podemos decir nada, las familias tienen que volver y nosotros seguimos acá. Entiendo debamos estar en este lugar. Pero no las familias. Dicho sea de paso; leyes y derechos para algunos sí y para otros no, eso no me sorprende. No es casual que torturen a las familias, la función del sistema se concentra en despojarnos de todo; lo material, lo sentimental, lo espiritual, de lo que podamos tener de valioso como especie e incluso de lo que aún no tengamos pero lo soñemos, hasta de eso nos han privado. La lluvia ahora se traduce en el pronóstico actualizado de una constante soledad con abundantes lágrimas. La lluvia ya no es lo que solía ser para mí.
Nico Almeida