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Nuevo Curso

LA CRISIS CAPITALISTA Y EL CONTROL SOCIAL

En la Edad Media,  en lo que llamamos hoy “occidente”, para hacer referencia a fenómenos que hoy se engloban en el concepto de “locura” se consideraba que algunos individuos estaban enfermos del espíritu, la cabeza o el cerebro. Sin embargo si tomamos registros como desviación , situación irregular por comportamientos no ordinarios , podría decirse que su recepción comunitaria no lo ubicaba en el plano de la enfermedad.

     En el desarrollo histórico posterior con alta incidencia de la medicalización el fenómeno de la locura, a considerar que la locura pasó a ocupar un espacio dentro del espectro de todo aquello a lo que se considera incluido dentro de la categoría “enfermedad”

La medicalización general de la existencia viene dada por la construcción burguesa en el contexto de la acumulación y reproducción del capital de la la sociedad de la norma, a partir de la cual lo normal es análogo a lo sano, y la enfermedad la negación de la salud. La respuesta medicamentosa y el Estado de derecho son las herramientas necesarias para esa funcionalidad

Ese doble juego en tendencia constitutiva de una totalidad compleja como lo es el orden social capitalista hace que el espacio normativo de lo prohibido ligue o vincule ambos elementos a la hora de discernir cual de las dos recetas son posibles y si una de ellas excluye a la otra. Ese abordaje lleva a que la aplicación de la sanción penal por afectación de la norma de convivencia por vía de la actuación de la norma prohibitiva que define ese hacer u omisión como delito  venga precedida por un análisis primario relativo a la imputabilidad del sujeto activo y en un modo más extenso a su capacidad de vulnerabilidad delictiva en el plano de la culpabilidad. De tal forma , los fenómenos sociales y relacionales entre las personas, se se psicologizan de inmediato y luego por esta vía se abre la puerta a la instancia legitimada normativamente para  medicalizarlas. Así, el pensamiento médico, la inquietud médica entendida como   manera de percibir las cosas que se organiza alrededor de la norma parasitan todas las relaciones.

    La complejidad en la situación actual es que tanto la forma jurídica que a través de la ley fija lo lícito y lo diferencia de lo ilícito, como el abordaje médico de idéntico fenómeno en términos de sano-insano, normal o anormal se congregan de manera mancomunada y coordinada funcionalmente para no dejar al sujeto expuesto a tal abordaje por fuera del control social . Esto implica que al sujeto al que se vincula con un determinado hacer u omisión se lo castiga o se le transforma en su subjetivad por vía de mecanismos deteriorantes avalados por el “saber” médico según los casos, pero de ningún modo se le autoriza un existir libre de control por la estructura que monta burocráticamente desde el Estado , la clase dominante.

     En ese orden de ideas Michel Foucault ya en 1977 señalaba en una entrevista periodística que se le hiciera para un medio español que  “Con la medicalización, la normalización, se llega a crear una especie de jerarquía de individuos capaces o menos capaces, el que obedece a una norma determinada, el que se desvía, aquel a quien se puede corregir, aquel a quien no se puede corregir, el que puede corregirse con tal o cual medio, aquel en quien hay que utilizar tal otro. Todo esto, esta especie de toma en consideración de los individuos en función de su normalidad, es, , uno de los grandes instrumentos de poder en la sociedad contemporánea.”

    Todo esto no ocurre por un designio antojadizo de la superestructura política burguesa sino por estar altamente determinado  por la necesidad una producción y consumo de mercancías   para que este proceso sea  lo más intenso y eficaz posible.

  El proceso de acumulación y reproducción del capital, agudiza esa tendencia de observación y control sobre los sujetos en tiempos de crisis como el que atravesamos  por la emergencia de un mayor temor al aceleramiento de la protesta y el miedo a la posible masividad de areas de resistencia. Se acentúa entonces la tendencia a un incremento abierto o solapado de mecanismos de  vigilancia precisa y concreta sobre todos los individuos en particular sobre aquellos que componen la clase trabajadora o los que han sido ubicados por fuera de su condición de oferentes de fuerza de trabajo  

        Este entramado de poder con marcado signo ideológico – en el sentido de esquema formador de falsa conciencia- que lleva años en su desarrollo tendencialmente potenciado por la crisis capitalista, debe ser desmoronado por la clase trabajadora, por ser el sujeto pasivo de ese accionar de poder por vía de la lucha abierta contra el poder burgués y el estado legitimado constitucionalmente para el uso de la fuerza sobre los cuerpos vulnerables . Es solo la lucha política contenida por la estrategia de  materialización del programa socialista  constructor  de una nueva sociedad y un nuevo hombre en un espacio comunitario despojado de toda estructura de clases , con dominio colectivo de los medios de producción , el medio adecuado para obtener la liberación del hombre en sí, como sujeto consciente y autodeterminado .

Daniel Papalardo -NUEVO CURSO