El fenómeno que se compadece con lo que definimos como “fetichismo de la ley”, se explica y puede comprenderse a partir de su ubicación en la totalidad de las relaciones sociales. Esta premisa, se habilita una secuencia encadenada en el análisis , que nos lleva a advertir la prevalencia de la concepción jurídica del mundo como herramienta que permite, hace posible y viabiliza la acumulación y reproducción del capital Visto desde esta perspectiva debe ponerse de resalto que la forma jurídica es la ideología que ha engendrado la burguesía en su construcción de poder, originariamente traducida en la secularización de la concepción teológica por la cual el derecho humano ocupó el lugar del dogma y el Estado laico , ocupó el lugar de la iglesia. Dadas así las cosas, las condiciones económicas y sociales, encuentran en última instancia su basamento en el derecho, esto es , los mandatos con forma de ley y capacidad de sanción para quién los incumpla, institucionalizados por el Estado.
En igual sentido , desde el plano específico de la sociedad civil debe notarse que los entramados relacionales entre las personas se nutren y articulan a través de una forma jurídica específica que es el “contrato”, en tanto éste da, materialidad y exterioridad al intercambio de mercancías en escala social , haciéndolo bajo la ficción de norma jurídica entre las partes , al que se añaden y exigen reglas aplicables en términos generales por leyes determinadas por el Estado, a través del juego de sus instituciones parlamentarias o la aplicación del poder administrativo .
Esta exterioridad, -la forma jurídica, la ley- el contrato , comparte el espacio de toda apariencia, pero en concreto permite explicar en construcción de falsa conciencia que tales normas de derecho son emergentes , no de los hechos económicos, sino de su establecimiento formal por el Estado o la determinación voluntaria de las partes contratantes .Esto explica los motivos por los cuales , la igualdad ante la ley se convirtió en el principal grito de combate de la burguesía, ocultando que esa instancia formal era básicamente necesaria para hacer viable por consenso la relación capital-trabajo, el despojo de toda propiedad para el trabajador y la circulación de mercancías, a la par que instituyó a la competencia, en tanto forma básica del comercio de los productores libres de mercancías
En ese contexto, nuestra actualidad muestra que , si hay una constante en la actividad organizada y agitativa de todos los núcleos que manifiestan objetivos propios de la clase trabajadora en el plano político, es su tributo encubierto a esta ideología que es extraña a la construcción del poder obrero, por vía de la fetichización del empleo de la ley , justificando su vocación parlamentarista y electoralista dentro del marco burgués y esa táctica dentro de una estrategia finalmente reformista de la sociedad.
Si se repara en lo dicho es advertible que frente al conflicto social de clases abierto por la crisis de reproducción del capital todo cuanto se programa y realiza se traduce en hacer de todas la luchas políticas, una lucha que tiene necesariamente que librarse sobre la base de exigencias jurídicas, siendo este factor el que contribuye a fortalecer la ideología en el sentido de falsa conciencia sobre el espacio propio del derecho.
Dicho en otros términos: en el plano económico, las relaciones entre las personas aparecen como relaciones entre cosas (fetichismo de la mercancía), en el plano político las relaciones entre individuos se presentan como creaciones del Derecho (fetichismo jurídico).
Nada surge de la nada, sino que todo se desarrolla a partir de elementos ya existentes. El uso fetichesco de la ley y los proyectos de leyes frente a situaciones donde se constatan de manera concreta signos de la explotación y la opresión capitalista. La lucha por el derecho por vía del auspicio de políticas sociales presuntamente “inclusivas” es tributaria de este desplazamiento.
Este posicionamiento político es muestra del reformismo latente en las tácticas desenvueltas por quienes se representan como pregoneros del pueblo trabajador . Este modo de intervención , es hoy un obstáculo a vencer por la vanguardia obrera en su tarea de llevar a la clase trabajadora en sí el programa socialista .
En este sentido, es significativo entender que hoy muy lejos de esa construcción ideológica con centro en la norma jurídica como presunto instrumento de cambio social y político , el Estado burgués ocupa el lugar que supiera ejercer de la Iglesia, con lo cual estamos señalando un desplazamiento de lo sagrado desde la esfera religiosa a la secular por vía de la ley .
El Estado a través del Derecho, convierte las relaciones sociales que son producto de las luchas entre individuos y grupos sociales, en una creación estatal : La ley.. Así las luchas políticas son acciones que giran en torno a exigencias jurídicas, lo que contribuye a reforzar la influencia del fetichismo jurídico en el pensamiento político y le da contornos burgueses a sus propósitos estratégicos, que en los hechos se traduce en un reformismo contumaz.
No basta la exigencia ampliada de igualdad de modo que la igualdad en el derecho sea completada con la igualdad social, extremo que se pone en evidencia en toda actividad propagandística de la militancia organizada , que se sazona con la necesaria disputa por el salario. Al hacer esto, se constituye así, en una versión radical del pensamiento burgués que nos ubica en una suerte de callejón sin salida al pretender lo justo en un orden social que implica el enfrentamiento de intereses de clases una de las cuales somete y explota a la otra
Nadando en la forma jurídica, de modo fetichesco , se oculta el objetivo esencial de la política obrera que es la abolición del régimen de propiedad privada de los medios de producción y su colectivización por vía del ejercicio del poder obrero.
El fetichismo jurídico es instrumento ideológico funcional al orden político burgués. Manifiesta como herramienta de esa clase social, su aptitud para convertir a la lucha de clases en un “conflicto legal”, y en ello se concentra la matriz del reformismo
Los trabajadores somos personas que hemos sido despojados de toda propiedad de los medios de producción. Por esa condición objetiva, no podemos encontrar en la ilusión jurídica una expresión justa de nuestras condiciones Quienes en nuestro país, se autoreferencian como “la izquierda” apelan a un discurso con contornos éticos centrado en el valor justicia que erróneamente piensan construido como consecuencia de la vigencia de la ley olvidando que esta es una forma jurídica ideológica funcional y constitutiva de las relaciones sociales capitalistas . Por fuera de esta materialidad el reformismo vernáculo , pone su hacer al piadoso deseo de que la justicia en los vínculos humanos se genere y adquiera realidad en esta sociedad capitalista, por vía del reclamo de derechos , siendo que el derecho es herramienta necesaria para la consolidación de una sociedad injusta en la medida en que la misma se construye sobre la explotación de una clase sobre otra.
Daniel Papalardo- NUEVO CURSO