Novedades
{"ticker_effect":"slide-v","autoplay":"true","speed":3000,"font_style":"normal"}

Nuevo Curso

ALLANAMIENTOS. POLITICAS DE CONTROL Y PREVENCIÓN SOCIAL .  

El martes 5 de julio la jueza federal Alicia Vence ordenó el allanamiento de 12 domicilios de dirigentes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) en el conurbano bonaerense y el comedor “Primero los Niños”, en el barrio porteño de Saavedra.
El allanamiento sintoniza con las causas iniciadas contra dirigentes del Polo Obrero y el allanamiento de locales en Jujuy que sufrieron este miércoles 6 el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), el MTR 12 de abril, el FPDS, el Movimiento Evita y el MTE en el marco de un clima creciente de estigmatización mediática y criminalización de los movimientos sociales a nivel nacional
Estos señalamientos, son un señalamiento más, de la marcada tensión social en la que nos desenvolvemos, producto del agotamiento constatable y objetivo del orden que confirió seguridad y dio sentidos a la existencia de quiénes nacieron, crecieron y se desenvolvieron en el marco de la sociedad disciplinada y fabril, propia del Capitalismo en su momento de expansión y consolidación de los Estados nacionales.
Este agotamiento de las estructuras sociales que gobiernan la existencia, supone la caída de los símbolos, y exteriorizaciones de esa sociedad basada en el consenso e ideologizada a partir de la figura del contrato social, propia de la modernidad .Hoy categorías como “ciudadanía”, “representación política parlamentaria”, iglesia, sindicatos, etc, se revelan incapaces frente a la constatable tensión dialéctica entre ese caduco orden pretendidamente consensuado y el fraccionamiento simbólico de lo social, que coloca a todos los instrumentos instituciones en el remanente y reducido rol de gestores institucionales del “caos”.
Las atomizadas y desquiciadas organizaciones sociales en la que nos desenvolvemos y sobrevivimos, no hacen otra cosa que mostrar de las mil y una formas, y por los hechos más diversos, que nos encontramos ante una crisis generalizada del modelo de sociedad disciplinada y de cada uno de los aparatos ideológicos del Estado. La prisión, la familia nuclear, la escuela , los sindicatos, el parlamento, agonizan frente a la emergencia de una marcada y específica sociedad de control .
La política busca restaurar por vía de la violencia legal que encarna el Estado, la disciplina sobre la base de un mayor control social marcado por el incremento del rigor punitivo, y la penetración del aparato represivo en todos los ordenes de la vida, instalando a la vez, en la población la creencia en la necesidad ineludible de castigar, bajo la producción social y simbólica del “otro” , del “distinto”, como sujeto peligroso.
La crisis impone que sobre la base del esquema bélico de guerra al delito, se avance a pasos agigantados hacia la construcción de un verdadero Derecho Penal de autor, donde la sanción no se impone por el comportamiento, sino por lo que el sujeto es en sí mismo. La tendencia es ir hacia la naturalización de una sociedad fundada en la idea de justificación de la sanción penal exclusivamente basada en la retribución del daño. En otras palabras, el viejo y mentado “ojo por ojo”.
La imposición de un castigo dentro del marco de la ley significa causar dolor deliberado. Bajo esta premisa se hacen intentos por esconder el carácter básico del castigo; y en los casos en que no es posible ocultarlo, se da toda clase de razones para la justificación ideológica de la concreción intencional del dolor.
Se constata entonces, la presencia contradictoria y paradójica de esquemas de justificación social del castigo, agotados en la experiencia histórica, que adquieren sobrevida, por las urgencias que imponen las tensiones y contradicciones de la actual sociedad capitalista en crisis. Esto toma cuerpo y mensaje ideológico, en la premisa según la cual, hay que defender a la sociedad de los ciudadanos “incluídos” por su adaptación consetudinaria al cumplimiento de las normas que descienden desde la legalidad , de una multitud de excluidos, que no respeta, las reglas impuestas por ese orden hegemónico y desafia esa lógica de reproducción de la existencia. Esta lógica de las cosas, deja abierta la instancia coactiva contra los eventuales agresores, y justifica el despliegue de la violencia estatal sobre ellos.
Es por esta vía como se impone esta sociedad de máximo control social represivo y “gran hermano” plagada de cámaras, escuchas telefónicas e intromisión en la esfera de la intimidad. La vida seguirá siendo injusta, la escuela cada vez más vigilada y reproductiva y las cárceles cada vez más cárceles.
El denominado “capitalismo tardío” y por ende atrasado y dependiente, propio del lugar que nos depara la globalización, en donde sobrevivimos es la expresión de la crisis , que por su prolongación en el tiempo amenaza incluso la existencia misma del hombre y actualiza con contenidos particulares, la significación de la alternativa Socialismo o Barbarie, colocando al primer extremos de esa alternancia, como una opción de vida y objetivo final de toda acción política, signada por la idea de justicia y libertad.
Estamos en el capitalismo en su etapa superior imperialista. Debemos pronunciarnos contra ese orden de cosas. La vida no puede ser esto que es y nos ocurre. Puede parecer absurdo. Pero es precisamente ese absurdo de ir hacia lo absurdo lo que torna vulnerable el orden establecido. El Socialismo, es una posibilidad real porque existen contradicciones objetivas en la manera en como reproducimos cotidianamente nuestra existencia, que lo tornan viable y necesario. No hay una sola dirección en el devenir de la humanidad. El papel del sujeto en la historia, no es simplemente apoyar o acelerar ese proceso, sino decidirlo.