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Nuevo Curso

NUEVA SOCIEDAD Y HOMBRE NUEVO . DOS  OBJETIVOS ESTRATÉGICOS DE LA CLASE TRABAJADORA ,  QUE  SE ACTUALIZAN DESDE DOS HECHOS HISTÓRICOS RELEVANTES  

Nuevamente arremete el calendario. Estamos próximos a recordar el crimen político de León Trotsky y sin solución de continuidad la masacre de Trelew precedida por la fuga de presos políticos revolucionarios del penal de Rawson .  Los recordatorios formales comienza a asomar por la redes. Emergen las fotos, las evocaciones contingentes. Se acude a los documentos, las anécdotas, los textos periodísticos , etc y todo huele a simple recuerdo y dialécticamente a reafirmar su condición de “pasado “

De pronto Rubén Pedro Bonet penetra en nuestras vidas, irrupción de su imagen sin acuerdo previo, directa, con el estilo del talentoso director desaparecido por los genocidas militares. Me quedo con su mirada frente a la cámara, es transparente, no tiene dudas, traduce la determinación de quien actúa por lo que la necesidad del momento impone. Esta junto a sus compañeros. Rodeado por la Marina, en un aeropuerto del sur. Es conferencia de prensa no pautada por asesores de imagen para político en campaña. Los periodistas no deglutirán sándwiches ni otras vituallas a su finalización.

Explica Bonet que estar allí es un episodio de la lucha revolucionaria, y nos dice que ella no es otra cosa que las múltiples maneras en las que el pueblo trabajador expresa su búsqueda de libertad, desprendiéndose de estructuras productivas y sociales injustas que lo oprimen. Agrega que ese proceso debe ser entendido en sentido amplio, como una guerra al Capital, no buscada por los trabajadores, sino generada por la violencia que la burguesía despliega de múltiples maneras sobre el conjunto de los explotados y que esta ínsita en ese modo de producción-

Pensando en los sucedido, en el fusilamiento ulterior de Bonet y el resto de los compañeros en una base naval, que la historia narra y retrata con datos específicos, corroborados aún en las propias estructuras decadentes del poder judicial burgués, desde nuestro aquí y ahora, , se me ocurre pensar en que no hemos podido continuar aquellos objetivos, porque si bien no dejamos de luchar, abandonamos la construcción subjetiva del sujeto social del cambio como tarea militante, desdeñando lo que objetivamente la conformación de la producción de mercancías y el imperio de la ley del valor nos señala claramente en cuanto a la subsunción real que el trabajador tiene con esa materialidad indubitable.

Esta claro que las desapariciones físicas se extendieron desde entonces hasta nuestros días y en ese sentido Bonet y el resto de los compañeros fusilados, se corporizan en los caídos en puente Pueyrredón, Ferreyra , Santiago Maldonado  y en cualquier otra persona que victima de la criminalizaciòn de la protesta social da con sus huesos en algún oscuro calabozo de Comisaría o sufre el gatillo fácil de las fuerza represivas, siempre y en todos los casos con esa leal compañera de ruta que tiene el Capital: LA IMPUNIDAD.

Todo esto es así y a veces parece sobreabundante decirlo, pero hay entre aquellos hombres en conferencia de prensa obtenida fusil en mano, rodeados por tanques de la armada, explicando el porqué de la lucha emprendida y cómo  esta no era ajena a la lucha del conjunto de los trabajadores por derrotar a la dictadura del Capital y nosotros los de aquí y ahora una diferencia cualitativa que debemos revertir partiendo de la base de su constatación, y el consecuente naufragio ideológico en el que nos puso esa deriva en el timón de quienes asumieron la conducción dirigencial de ese viaje al salto cualitativo que implica la revolución social y la construcción de una nueva sociedad desde y por un nuevo hombre .

Los sectores dominantes obtuvieron a fuerza de muerte, manejo ideológico mediático y otras artimañas un éxito cultural fundamental. Consiguieron que dejara de estar planteada en la comprensión colectiva y como labor militante, la construcción del sujeto social del cambio. Establecieron la demanda local, el planteo específico sin la impugnación crítica del todo y con eso la posibilidad de una diversidad que no es tal si se parte de la constatable evidencia de encontrarnos en una sociedad de clase definida objetivamente desde la producción general de mercancías . Con la misma perspectiva transformaron el papel del individuo en la historia cambiando su contenido. Consiguieron que se pasara, del arquetipo que corporizan Bonet y el resto de los compañeros en Trelew y todos aquellos caídos en la lucha revolucionaria, al modelo del militante político correcto, pragmático, posibilista y utilitarista , artífice funcional de la estrategia reformista discursiva contenida en la demanda de declaración de derechos subjetivos dirigida hacia el Estado de la burguesía, sin la modificación y superación de la materialidad de su estructura productiva capitalista.

  Trelew y las carencias actuales señalan la importancia de la formación de cuadros políticos revolucionarios socialista, para  la generación y construcción de destacamentos militantes acordes a las condiciones actuales del desarrollo de la lucha de clases y el deterioro crítico del modo de producción capitalista con predominio del capital financiero sostenido en la especulación  y  la usura.

El abandono dentro de la tarea militante de la construcción del sujeto revolucionario, emergente de la clase social explotada y consciente de la necesidad de la transformación de las estructura existente, es el dato más relevante de nuestros tiempos.

En sentido inverso, negando y a la vez afirmando lo anterior, se impone la necesidad del salto cualitativo por agotamiento de las falsas alternancias políticas que se han presentado desde aquel 1972 a la fecha en la escena política. Hoy nuevamente esa faltante da cuenta de un vacío que debe ser ocupado por el retorno a la construcción del partido revolucionario de los trabajadores, como herramienta necesaria para el pase al acto superador de la dominación burguesa sobre nuestra sociedad.  Esta tarea constructiva deja ver a su vez  dos aspectos contenidos en una dialéctica  que objetiva una  forma contradictoria,  que tiene un doble carácter. Por un lado, es la búsqueda de una inserción de masas en los organismos que los propios trabajadores se dan en su lucha espontánea  de manera tal que ese partido busque afanosamente  estar fundido en las masas, a partir de que  sus miembros tienen que provenir de las masas; y a su vez es un partido de vanguardia, por su organización independiente, por su actividad independiente, por su estructura en la cual participan los mejores y más claros elementos de la clase obrera y el pueblo probados en la lucha de clases . Por un lado el Partido hace actividad de masas, por el otro hace actividad de vanguardia.

    Teniendo presente esa mirada, estamos ante un nuevo 22 de agosto. Hay que luchar para que esa fecha eche raíces en cada uno de nosotros. No basta con poner las fotos de los caídos y recordar sus nombres. No basta con señalar a los responsables de esa esa matanza y su ulterior derrotero . No alcanza con apuntar acerca del sentido estratégico de esa operación militar de liquidación y su carácter de ejemplarizador ensayo de lo que vendrá. Es necesario un punto de encuentro con la vital idea subyacente en todos y cada uno de los caídos en la lucha. Transformar las estructura económicas, transformándonos en ese mismo proceso en sujetos del cambio, en hombres nuevos con determinación para esa labor histórica con las herramientas que las particulares condiciones de la lucha de clase nos indiquen, procesadas desde la orientación estratégica y táctica de un partido revolucionario de los trabajadores, subordinado en su hacer y práxis política al programa obrero-socialista.

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