Nuevo Curso
El cielo sobre Berlín abre el telón con una ciudad dividida por el muro, custodiada por seres inmateriales en eterna función de espectadores . Una ciudad que es dos, gris, salpicada de descampados que marcan por la ausencia los sitios donde supieron erguirse los edificios más suntuosos devastados por la guerra .
Apenas dos años después de la filmación , se produjo la caída del muro que cruzaba Berlín. El director de la película (Wendars) acertó con su voluntad de documentar la ciudad de aquel entonces, haciéndolo no únicamente como retrato fiel, sino enmarcada por una reflexión sobre el tiempo, que conduce a la aceptación del pasado y la esperanzadora dicha puesta en un lugar futuro. Berlín sobre las alas de ángeles se exhibe tal cual lo era en aquellos tiempos y deja ver por sus destellos de belleza aquello que irremediablemente va a desaparecer.
El cielo de Berlín lo ocupan esos seres etéreos que más que dar mensajes , escuchan lo que pensamos, mientras ven todo en blanco y negro y a la vez nosotros no los notamos, a excepción de los niños y de aquellos que desertaron de su expiación celestial.
El muro y la biblioteca de la ciudad son los espacios-temporales del relato. En el caso del primero, se exhibe infranqueable para los seres humanos pero no impide a los ángeles conocer, traspasándolo, cómo son los pensamientos de quienes habitan a uno y otro lado para terminar descubriendo en todos los casos , el factor común de la dignidad humana.
La biblioteca simboliza las historias contenidas en sus libros y las que se narran en el film . Da cuenta de un espacio de desarrollo que viene dado por esos relatos , con los que establece una necesaria conexión. Es una suerte de, paisaje generacional para los hombres imbricados en los textos almacenados, que cobran vida en el edificio mismo.
La biblioteca, el muro, los espacios abiertos y desolados de la ciudad son el paisaje que posibilita un lenguaje poético con el que toman cuerpo dilemas, problemas existenciales connaturales a los habitantes de ese territorio , dando cuento de su finitud, de la soledad o el amor que les embarga.
Sucede entonces que ese contexto, un ángel se rebelará contra esa firma forma de ser, dada en el blanco y negro que utiliza el lenguaje cinematográfico . Lo hace luego de recorrer ese paisaje y conmoverse por los efectos que el amor le genera hacia una trapecista de un circo paupérrimo , que le impulsa a trasgredir . En ese contexto es que alcanza a dar con PETER FLAK, el célebre interprete del famoso detective Colombo, quien transita ocasionalmente por la ciudad rodando una película, que para su sorpresa le impele a continuar en su designio diciéndole textualmente: “ no puedo verte pero sé que estas aquí. Me gustaría poder verte y decirte mirándote a los ojos lo bueno que es estar aquí. Esto es toca, es frio y calor, , es humo y café y si lo reúnes , es fantástico.
Es así que, del sobrevuelo perpetuo y en solitario solo para ver , se troca por un andar entre los hombres, corporal finito y de a dos, si se logra reunir con la trapecista que anhela ese momento decisivo.
La experiencia humana alcanza a aquel que renuncie a ser un eterno testigo de vivencias ajenas , trastocando un mirar desde lo alta por un entrecruzamiento de los ojos , cara a cara, de igual a igual, para sentir en la carne el dolor y el júbilo, el frío de la pérdida o el calor de una caricia correspondida , en esa suerte de laberinto que implica el reconocimiento mutuo.