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Nuevo Curso

Factor Subjetivo: LA LIBERACIÓN HUMANA. Necesidad histórica de la Revolución Socialista . El imperativo del poder obrero para su construcción

NUEVO CURSO

  La revolución socialista es una necesidad histórica. Su pertinencia en el tiempo, se deja ver, más allá de las razones objetivas que la promueven con base en las crisis y contradicciones que se producen en la gestión y reproducción del capital, en razones de orden ideológico que son precisas y excluyentes a la hora de luchar por su verificación.

Para ello es preciso detenerse en cuanto se refiere al alcance concreto de cuanto significa e implica, para cada persona y en particular para cada trabajador, un cambio social y político con programa socialista y organización estatal del poder obrero,

 En ese orden, ponemos énfasis en decir, que la revolución socialista tiene entre sus objetivos centrales, terminar con el sufrimiento humano derivado de la explotación que padecemos y nuestra consecuente alienación frente a la mercancía que tiende a convertirnos en cosa, en instrumento para otros que se apropian del valor creado con nuestra fuerza de trabajo a través de lo producido y lo utilizan para sus propios fines.

 Por esto, al poner énfasis en el factor subjetivo de la lucha socialista, indicamos la significación que asume, en la propaganda y agitación, hablar de cambio social revolucionario, en tanto esto implica, orientar todos nuestros esfuerzos hacia un espacio convivencial que implique desalienación, un ámbito de relaciones en donde el hombre se coloque nuevamente en capacidad intelectual de control directo o indirecto del fruto de su trabajo y lo producido.

En ese sentido, la crítica a la sociedad capitalista y el programa de lucha para su superación, debe ser exhibida mostrándolos como herramienta cuyo objetivo es terminar con el sometimiento del individuo a los objetos, y la aspiración de rescatar para el hombre, la plenitud como tal.

El desarrollo material de las fuerzas productivas, la abolición del Estado de la burguesía, el ascenso de la clase obrera a la construcción de su propio poder, solo opera como medio para ese único objeto revolucionario que es llegar al fin liberador de toda explotación y opresión en las relaciones humanas.

      Una nueva sociedad, es un nuevo orden establecido por un nuevo tipo de vínculos sociales entre personas generados por hombres no dominados por cosas ni fetiches. La tarea revolucionaria implica un trabajo preparatorio en el que la propaganda socialista se esfuerce por traducir la formación más acabada del individuo respecto de la cultura en la que se desenvuelve para abrir su juicio crítico sobre ella, posibilidad que el capital y la burguesía niega  a los explotados en general a los que solo prepara para el consumo de mercancías y en habilidades parciales que solo se requieren para desenvolverse en determinado ámbito de la estructura productiva capitalista.

      Dicho en otros términos, la principal labor militante, lleva consigo la tarea educativa que debe ser desplegada sobre la clase trabajadora y desde la clase trabajadora, todo lo cual supone la incorporación crítica de los elementos más significativos de la cultura dominante, sin lo cual la comprensión consciente de los objetivos específicos de la clase trabajadora iy su rol revolucionario se dificultan en sumo grado.

       Es la creación ideológica, especialmente en las nociones abstractas que tienen que ver sobre los elementos constitutivos de la sociedad misma y su funcionamiento, donde la dominación del hombre por otros, se refleja de manera directa. Sin embargo, es en ese mismo plano cultural, donde la propaganda socialista debe ocupar su sitio de conflicto con lo dado, marcando la necesidad de un nuevo curso en las tendencias prevalentes, la superación de lo existente, en forma tal de dotar al trabajador de los instrumentos culturales a los que ha llegado el desarrollo de la humanidad hasta el presente.

      La propaganda socialista, debe capacitar a sus cuadros para llegar a las masas con el mensaje claro y directo relativo a la revolución y el poder obrero, destacando que es un régimen cuyo objetivo final es la disolución de las clases sociales como tales. La grandeza moral de la revolución socialista reside en que esta sienta las bases de una cultura que no será ya una cultura de clase, sino la primera cultura auténticamente humana.