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Nuevo Curso

LIBERACIÓN -ALIENACIÓN: CLASE CONTRA CLASE. LA CONSTRUCCIÓN DE UNA NUEVA SOCIEDAD

NUEVO CURSO

Las situaciones específicas que día a día nos tocan vivir en contexto de lucha de clases, por sus contenidos concretos y sus alcances limitados en la contingencia, si bien nos permiten experiencias creadoras relativa a los contenidos que debe perfilar esa acción por referencia a un objetivo programático socialista, nos desplazan a su vez y  en sentido inverso de la comprensión acabada de las estructuras objetivas que determinan nuestra existencia. Ese contexto que tiene marcada reiteración exige su análisis y plantea su necesaria superación .

En ese sentido, muchas veces se pierde de vista en la disputa, la forma concreta que asume el trabajo en la sociedad donde se desenvuelve nuestra existencia, en la medida en que esta instaura, implica y trae consigo «la alienación» total del hombre, que obra como trastienda de los escenarios de confrontación por las condiciones del trabajo y la determinación del salario.

En el desarrollo contradictorio de la vida social, se produce un fenómeno que es visible sin mayor esfuerzo en nuestros días, y que incluso suscita reclamos en torno a sus apariencias. Ocurre que, «el trabajador se hace tanto más pobre cuanta más riqueza produzca y cuanto más aumente en poder y extensión su producción. Así lo indican las cifras y estadísticas que se ventilan por todos los instrumentos informativos con los que contamos, los que indican que los salarios están en tendencia constante a la baja en lo que se refiere a su capacidad real de compra de bienes y nominativamente si se toma por referencia el monto definido para marcar la “línea” de la pobreza y el de la indigencia.

Así enunciado el fenómeno debe entenderse que la pobreza no es, como se pregona a diestra y siniestra, el resultado exclusivo de adversas circunstancias externas, como la guerra o el endeudamiento del Estado, sino que, en última instancia y más allá de la incidencia específica de esos factores, el fenómeno responde al modo de trabajo predominante. «En la condición progresiva de la sociedad, la destrucción y el empobrecimiento del trabajador es el producto de su propio trabajo y de la riqueza que él mismo ha producido. La miseria surge, pues, de la naturaleza de la forma de trabajo predominante

Lo cierto es que lo que adquiere visibilidad es que, mientras más bienes produzca el trabajador, más barato se vuelve el precio que se paga por su fuerza de trabajo. Esto deja una primera conclusión que no puede ser impugnada por la estrategia discursiva del reformismo: La depreciación del mundo humano va de la mano con la explotación extensiva e intensiva del mundo objetivo

 La totalidad de las instituciones, leyes y relaciones económicas no puede ser tratada simplemente como un conjunto de hechos aislados y objetivos, sino como constituyente de una configuración histórica, dentro de la cual hacen los hombres sus vidas. Ocurre que la división social del trabajo en la sociedad capitalista, se lleva a cabo sin tomar en consideración el talento de los individuos o el interés de la totalidad y obedece más bien enteramente a las leyes capitalistas de la producción de mercancía, y esta circulación define los perfiles, la naturaleza y el fin de la actividad humana. Los objetos materiales e inmateriales, que en otros contextos relacionales, deberían servir a la vida llegan a regir su contenido v su meta, haciendo que la existencia del hombre sea determinada por   esas relaciones de la producción material

Los textos de Marx referidos a este fenómeno dan noticia y denuncian el carácter materialista del orden social predominante, en el que actuamos sometidos a una estructura productiva y a una forma jurídica que de manera incontrolada rige las relaciones humanas y con ello en última instancia define los perfiles del sujeto, en particular en cuanto se refiere al vacío que se crea, más temprano que tarde en su desenvolvimiento como sujeto.

El fenómeno de la alienación del trabajo asume bases objetivas en tanto el trabajador despliega su capacidad elaborativa y productiva para el capitalista, a cambio de un salario contractualmente fijado Con esto el capital tiene el poder de disponer de los productos del trabajo. Mientras más produce el obrero, mayor es el poder del capital y menores son los medios dinerarios que el obrero tiene de apropiarse de su producto. El trabajo se convierte así en víctima del poder que él mismo ha creado.

Fuera de esta objetividad la cuestión adquiere en el análisis de sus elementos componentes otro aspecto específicamente concentrado en el trabajo humano en sí a partir de tener presente que la naturaleza propia del hombre radica en su universalidad, por lo que actividad debe ser considerada más allá de su esencialidad como medio para reproducir la existencia concreta de cada individuo.

La universalidad humana implica que todos los hombres existen como hombres, si se los considera sin discriminación alguna, en la plenitud de sus recursos humanos. De esta manera solo podemos hablar de libertad y aptitud creativa, si todos los hombres son libres y existen como «seres universales». Cuando se alcance esta condición, la vida estará configurada por las potencialidades del género humano, que abarca las potencialidades de todos los individuos que lo componen.

el trabajo sepa[1]lado de su objeto es «la alienación del hombre con res[1]pecto al hombre»; los individuos están aislados y enfrentados entre sí. Se relacionan unos con otros más bien a través de los bienes que intercambian, que a través de sus personas. La alienación del hombre con respecto a sí mismo constituye a la vez un extrañamiento con respecto a todos los demás hombres

Marx sostiene que la autorrealización del hombre solo debe ser leída en términos de unidad dialéctica entre el pensamiento y el ser «. Con esto denuncia que el problema no es puramente especulativo, pues la autorrealización del hombre requiere necesariamente de la abolición y superación, de la forma de trabajo existente y la filosofía es incapaz de obtener este resultado.

La esclavitud del trabajo disfrazada ideológicamente como trabajo libre asalariado, requiere por necesidad de su liberación, que van más allá del marco tradicional de la economía política por afectar a los fundamentos mismos de la existencia humana

La mera proclamación de la libertad abstracta del individuo en la sociedad burguesa, tal como luce a partir de la institucionalidad que le otorgan las formas jurídicas imperantes, luce como una sombra que se proyecta por una luz en una caverna buscando una realidad de la que carece por definición si se parte de la objetividad indicada en los párrafos anteriores. la sociedad capitalista trans[1]forma todas las relaciones personales entre los hombres en relaciones objetivas entre cosas. El sistema capitalista relaciona a los hombres entre sí a través de las mercancías que se intercambian. El status social de los individuos, su nivel de vida, la satisfacción de sus necesidades, su libertad y su poder están determinados por el valor de sus mercancías. Las capacidades y necesidades de los individuos no son tomadas en cuenta para esta evaluación. Hasta los atributos más propios a la condición humana se convierten en una función del dinero, el sucedáneo general de los bienes de consumo.

         Nuestros tiempos de alta definición tecnológica y celeridad en las acciones circulatorias del dinero, con agudo proceso de concentración de los medios de producción y riqueza en pocas manos, nos muestra sin embargo y por fuera de lo aparente, en condición de trabajadores sin rumbo existencial. Esa situación no solo debe ser negada o denunciada sino que a partir de ello, debe ser superada por vía de su abolición. La acción política debe centrarse en la difusión de esta constatación, no porque sus apariencias no hayan sido advertidas por la clase trabajadora de conjunto, sino porque no ha adquirido consciencia teórica de esta perdición en la que más temprano que tarde lo ubica el orden explotador capitalista. La superación de lo dado viene dada necesariamente de conjunto y organizativamente. Viene con formato de lucha de calles, rebeldía y construcción políticamente organizada del poder obrero.

Sin embargo, sucede que nos quieren vender un protector/ra burgués,  que supuestamente nos defiende de otros burgueses, que viene a tratar de recomponer la dominación porque el primero es emergente de esa descomposición.

 Alguien aún no se percata que el sueño latinoamericano si no es por vía de los estados socialistas de América del Sur no tiene posibilidad concreta de materializarse, menos aún si se apuesta de modo reiterado al parlamentarismo.

 -Entonces nos lanzan supuestos progres o izquierdistas a enseñarnos como se razona dialécticamente y como comentarista deportivo alineado al resultadismo, sacan de la galera el último gran engendro de la falsa conciencia: “el mal menor frente al avance de la derecha

Flaco favor a la comprensión real del problema es pararse ante la clase trabajadora, llevarla al mundo de las apariencias, ocultar las matrices de este infierno y venderle un protector de otra clase, cuando la historia de la lucha de clases en nuestro país se estructuró sobre ese fraude, aún en circunstancias mucho más favorables para la acumulación capitalista. O alguno olvida que hasta tuvieron que repatriar un general para lograr la “Argentina Potencia”, que terminó en triple A y dictadura genocida.

Es tiempo de plantarse  frente a cualquier formación política o discurso que implique el fraude ideológico de ocultar el enfrentamiento objetivo de clase contra clase y la necesidad de su proyección concreta en la lucha bajo el programa socialista y la necesidad de construcción de organismos de poder obrero . Es un nuevo momento en la historia de insistir en poner blanco sobre negro,  y propagandizar el NO al discurso y táctica del “mal menor”. SI AL SOCIALISMO en la lucha por  OTRA SOCIEDAD , NO AL CAPITALISMO Y SUS GESTORES POLITICOS cualquiera fuera su signo ideológico .

No es cierto que cuando peor mejor, pero si la burguesía lo pone peor, no será uno de ellos el que lo evite. SOLO LO EVITAN LOS EXPLOTADOS, LOS OPRIMIDOS, LOS JOVENES Y MUJERES que viven directa o indirectamente de vender su fuerza de trabajo todos y cada uno de sus días.