Nuevo Curso

LA PROPAGANDA REVOLUCIONARIA IMPLICA UN SUJETO NECESARIO .   DEMANDA DE UNA  CONSTRUCCION MILITANTE ACORDE CON EL OBJETIVO DE TRANSFORMACIÓN SOCIALISTA

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Desde Uruguay, sin buscar ni pretender reconocimientos intelectuales, supo decir el «tambero»  Jorge Zabalza, que «La revolución no es solo un hecho de armas, no es solo un hecho de cambio de estructura, es también un hecho de cambio en la conciencia.

Rescatamos esta dirección del pensamiento del revolucionario uruguayo para insistir en el factor subjetivo del desarrollo de la lucha de clases, haciéndolo con eje en un aspecto poco recorrido en estos tiempos que es la construcción personal de quien decide tomar partido consciente en esa lucha alegando asimilación de intereses con los trabajadores.

 Como grupo de propaganda, queremos llamar la atención de la presencia de una nueva generación de personas ubicadas en ese espacio. Lo hacemos en tanto no debe darse por sentado un proceso evolutivo lineal de acumulación de conciencia revolucionaria, y partir de conceptos a los que se da por verificados, en las voluntades de quienes conforman ese colectivo específico. Siempre el entendimiento parte de lo dado que busca dejar de ser para evolucionar a otro estadio, y en este caso lo real existente se aleja de la necesaria construcción del militante.

Estamos precedidos por caídas de íconos que permitían eludir cualquier necesidad de respuesta razonada ante los cuestionamientos ideológicos del enemigo de clases. La presencia temporal durante gran parte del siglo XX de la Unión Soviética, y el resto del bloque estalinista con su aparato cultural permitía una cierta remisión mecánica a ese tipo de explicaciones engendradas por el mecanicismo de los productos de la academia soviética.

La carencia de este elemento y sobre todo su destrucción fáctica, dejó desarmado a muchos de aquellos que simplemente se colgaban de ese aparato. Esto generó un nuevo tipo de sujeto militante construido al amparo en gran mayoría del marxismo crítico de universidad, o al populismo progresista, siendo que ambos presentan hoy su agotamiento objetivo.

Esta situación crítica debe ser resuelta en favor del retorno a los clásicos ejemplos del bolchevismo y a los aportes de la militancia revolucionaria marxista generada a partir de la experiencia guevarista en cuanto refiere a la premisa constructiva de una nueva sociedad formadora de un nuevo hombre del que el militante hace en territorio capitalista el rol de vanguardia.

   De ese espectro ejemplar traemos a consideración a Víctor Serge para rescatar este pensamiento contenido  en “Memoria de un revolucionario” en contexto de la revolución rusa:  “Para todo lo que vivíamos , era para la actividad integrada a la historia; éramos intercambiables ; podíamos ver inmediatamente la repercusión de los asuntos en Rusia sobre los asuntos en Alemania y en los Balcanes; nos sentíamos ligados a nuestros camaradas, quienes, en búsqueda de los mismos fines que nosotros, perecían o alcanzaban algún éxito en la otra punta de Europa. Ninguno de nosotros tenía, en el sentido burgués de la palabra, alguna existencia personal; cambiábamos nuestros nombres, nuestros puestos y nuestros trabajos, de acuerdo a las necesidades del Partido; teníamos suficiente con vivir sin premuras materiales reales y no estábamos interesados en hacer dinero, seguir una carrera, dejar una herencia literaria o un nombre detrás nuestro; solamente estábamos interesados en el difícil trabajo de alcanzar el socialismo…”

      Estos imperativos, son en nuestros tiempos, un ideal a construir advertidos que fuéramos por la experiencia vivida en lo que llevamos de este siglo, que lo visto desde el desarrollo político de quienes se autorreferencia como partidarios de los intereses de los trabajadores, naufraga en los formatos que la propia burguesía impone para sus operadores políticos, todos contenidos en la venta de la imagen exitosa y la meritocracia vacía de todo sentido transformador con rostro humano.

       No alcanza la negación de ese modelo, somos partidarios del rigor ideológico y de la ruptura categórica con las tradiciones del reformismo. Alentamos, la formación del partido proletario marxista, disciplinado en la acción, integrado en contexto internacional de manera solidaria con los trabajadores del mundo, entregado por completo al objetivo estratégico del poder obrero y el socialismo.

         Abogamos por una organización política que no haga reflejo farsesco de modelos históricos sin reparar en las condiciones subjetivas básicas de quienes se vinculen con ella. Impulsamos de modo propagandístico la existencia de un instrumento consciente, constituido por mujeres y hombres voluntariosos, animados por pensamiento colectivamente elaborado, ajenos al fatalismo, a la inercia del menor esfuerzo, las aspiraciones de cara personal. Hay que conquistar a los jóvenes trabajadores con la propaganda, la persuasión, la lucha cotidiana por reivindicaciones transicionales que se correspondan con la materialidad concreta de la lucha.