Nuevo Curso

Todo el plan económico de Massa, y del gobierno peronista, está en función de estirar los tiempos para mantener la república burguesa y el régimen democrático de gobierno hasta las elecciones del 2023,  demorando el despliegue abierto y efectivo de medidas que deben ser adoptadas para que no queden como herencia al nuevo gobierno que con legitimación formal consensuada a través del voto  se vea liberado deimplementar con los costos sociales que vienen implícitos a las mismas , como la devaluación y las reformas que con la forma jurídica , – con nuevas leyes laborales y cambios en el sistema jubilatorio, se adapten a las necesidades de la reproducción social del capital.

Dentro del interés objetivo de la burguesía como clase en sí y de conjunto, la diferencia específica que marca el grupo burgués económica y culturalmente dominante que se expresa políticamente de diversa y múltiples maneras, solo se concentra en que efectivamente esas medidas se produzcan o queden esbozadas en modo tal que al asumir el rol de operadores del poder formal sus intelectuales orgánicos, no hagan otra cosa que terminar el trabajo sucio que ya quedaría precocido como cualquier hamburguesa de las cadenas comerciales que las venden al público.

La definición programática y estratégica de la burguesía está atada al diseño de un nuevo plan económico totalizador al estilo del plan austral o la convertibilidad, de modo que le dé tiempo a la clase explotadora de conjunto para refundar los fundamentos primarios de su dominación en el espacio primario de la relación capital-trabajo.

También hay un acuerdo de clase y político para que desde todas sus formas de expresión se legitime por consenso la determinación política represiva de sacar a la Gendarmería  y otras fuerzas armadas del Estado a los barrios, suscribiendo con signo mayoritario los basamentos de la criminología mediática por sobre las libertades democráticas declaradas a todos los habitantes de esta sociedad, factor que termina por dejar en tierra a todas las políticas de derechos y ampliación de ellos, a la que se suscribió el progresismo y los partidos del FITU desde su conformación como cooperativa electoral. Esta en plano de evidencia, que se perfila esta forma represiva como aditamento constitutivo y necesario de esa “reorganización” del Estado de la burguesía a la que la gestión Massa le hace de puente. Todo trabajador en lucha, debe tener claro este segundo aspecto del fenómeno a la hora y adoptar decisiones de combate, tanto en los métodos de adopción como en las formas de actividad concreta.

Este fenómeno de desarrollo territorial local, dentro del marco de las fronteras prefijadas del Estado burgués, se combina constitutivamente y se desarrolla en el marco de la visible  profundización de la crisis económica mundial, qué inviabilizan al capitalismo de conjunto como modo de producción capaz de desarrollar y ampliar condiciones de vida digna para los explotados y oprimidos  En esta semana para muestra se exhibe la crisis institucional del Perú, que se suma al naufragio Boliviano y Chileno, añadiéndose a las decadentes estructuras de Colombia, Venezuela y Ecuador.

Los organismos sindicales de masas y otros de igual tenor en el plano de la defensa de libertades individuales y protección ambiental , muestran su imposibilidad objetiva de avanzar en la resistencia eficiente a todo este despliegue estratégico de la burguesía, pues más allá de las consolidaciones de estructuras burocráticas en su seno , el propio límite se lo marca la naturaleza de esas organizaciones puramente circunscriptas a las disputas relativas a la relación de empleo y pago de salarios que son afirmativas del orden burgués que las genera, y en ningún caso avanzan hacia su superación . Esto explica que los sindicatos viéndose amenazados opten por el apoyo crítico al gobierno y sus planes en el mejor de sus casos.

Es así que, en ese espacio de organización, la tendencia dominante es a dejar pasar todo este tramo puente del Massismo contentándose con variaciones salariales, entrega de bonos de indigencia que en ningún caso implican recomposiciones del nivel de sobrevivencia social, en tanto ni siquiera llegan a equipararse con los índices toqueteados   de inflación.

La tarea de aquellos que autorefenciadamente se perciben como revolucionarios y laboran en el objetivo de la construcción partidaria para consolidar ese propósito estratégico es la formación multilateral de sus cuadros pertrechados con la praxis socialista para en concreto orientar al proletariado del que forman parte como clase en sí, hacia la conquista directa del poder.

En tanto esa actividad no derive en su concreción material ni se constate en las mayorías de la clase trabajadora, la tarea es luchar para lograrla.

Por esta razón es significativamente necesario, romper ideológica y organizativamente con los reformistas y los centristas que no luchan por la revolución proletaria, que no tienen el deseo de preparar a las masas para la revolución y que, con su conducta, coartan esta tarea.

Los que se dicen militantes revolucionarios pero en los hechos dan productos que ponen en evidencia su alianza con los centristas en nombre de “las masas proletarias” o de la «unidad de frente”, están demostrando su incomprensión del fenómeno arriba descripto y la indicación de un camino que lleva a una vía muerta y por ende a un nuevo fracaso como el que exhibe hoy la cooperativa electoral que lleva como razón social el nombre FITU.

Dicho esto, en términos dialécticos también debe apuntarse que la vida de clase trabajadora en sí, no se detiene en un período de la lucha de clases como el descripto. Los choques con los industriales, con la burguesía, con el aparato del Estado, ya respondan a la iniciativa de un sector o del otro, siguen su curso, aun cuando la incidencia de la militancia revolucionaria pueda tener gravitación esencial en ella.

Estas confrontaciones aisladas que exhibe el cotidiano, en los lugares de trabajo y en las calles, envuelven sin embargo y de manera embrionaria a los intereses del conjunto de la clase en sí- Por este motivo es que de modo experimental, las masas obreras sienten la necesidad de la unidad de acción: de unidad para resistir el ataque del capitalismo, o de unidad para tomar la ofensiva en su contra

Este último extremo es el que impone la necesidad de no separarse del fenómeno en curso ni oponerse mecánicamente a esta necesidad del proletariado de unidad en la acción, en tanto son los propios trabajadores los que espontáneamente en sus prácticas son los que la demandan.

Frente a toda esta complejidad queda entonces plasmada en la realidad,  la necesidad de lucha, aún no hecha consciente por la clase trabajadora de conjunto, extremo para el que colaboran en gran medida los partidos integrantes de la cooperativa electoral FITU, sea por vía de su replanteo reformista de los objetivos de lucha y sus métodos, sea por el trabajo ideológico desarrollado en las masas a la hora de seguir insistiendo en el aliento a ilusiones democráticas viabilizadas por el trabajo parlamentario , y la reforma del poder judicial por vía de la elección por voto directo de sus miembros.

En sentido inverso, para plantear un sistema de defensa efectiva de intereses concretos inmediatos a la supervivencia digna de todo trabajador, y sus planes de miseria y superexplotación tenemos que avanzar hacia la construcción de un Frente Único Obrero con programa mínimo y consignas transicionales hacia el objetivo estratégico del poder obrero y el programa socialista desenvuelto en una nueva sociedad.

En ese contexto, es posible trabajar en lo cotidiano por un Congreso Obrero de delegados de Base donde estén representados trabajadores ocupados y desocupados, estudiantes en lucha, agrupaciones de jubilados, pueblos originarios, ambientalistas, organismos de DD. HH, asambleas populares, en perspectiva de la Huelga General Por trabajo, salarios y contra los ajustes. Solo la unidad, la lucha y la organización de la clase obrera y el pueblo pobre nos dará la fuerza que necesitamos para que no se lleven puestas las conquistas sociales y nos hundan en una miseria aún mayor