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Nuevo Curso

2001 .2022 Dónde estábamos y donde estamos. LA RELACiÓN DE TRABAJO, ESTADO Y CONCIENCIA DE CLASE

NUEVO CURSO

Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidos por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos (Carlos Marx, El 18 brumario de Luis Bonaparte

La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esa práctica.Carlos Marx. Tesis VIII sobre Feuerbach


Aquello a lo que de manera convencional se le da en llamar poder, más allá de sus especificidades, es en todos los casos un factor de gravitante incidencia en la facilitación y concreción de la relación social que implica al trabajo como generador de valor y la acumulación-reproducción de capital con su reflejo en el fenómeno también social que introyectado por el sujeto implica explotación y dominación.

Las variaciones del ejercicio del poder en el trabajo, por parte de quien detenta la posibilidad de comprar esa capacidad de producir que radica en quien la ofrece porque como sujeto la detenta en abstracto en tanto habilidad física e intelectual, remiten necesariamente a las diversas formas en que se establece en general la dominación de una clase sobre otra.

En ese sentido, tenemos presente como premisa que:

“En la producción social de su existencia, los hombres establecen determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio jurídico y político, y a la cual corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el proceso social, político e intelectual de la vida en general. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia social lo que determina su conciencia.”Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política. 1859

 Por esa objetividad en la que se concreta nuestro existir el mayor o menor despotismo o grado de explotación material, está ligado indisolublemente al contexto político en  que una clase puede ejercer sobre la otra su prevalencia  cultural hegemónica   o bien que ese fenómeno en particular se encuentre en crisis y la situación deba específicamente resolverse por la fuerza que ambos colectivos humanos desplieguen por todas las formas que adopte esa contienda,  a veces imperceptible y otras veces franca y abierta.

  
En nuestra sociedad, existe una clase, que detenta el privilegio de la iniciativa política y eso, se traduce en acción estatal o paraestatal con soporte internacional en organismos financieros institucionales o no, que implica la imposición de sus intereses y percepción de vida sobre el resto del entramado social, ligado a la producción directa o indirecta de plusvalor.

Traducido ese fenómeno  que yace en el plano social ,  al plano conceptual es posible advertir que el mismo se implica en un conjunto humano creciente con rasgos tendenciales prevalentes que perfilan un grupo de personas que comparten un empleo inseguro, inestable, que cambia rápidamente de un trabajo a otro, a menudo con contratos incompletos o forzados a puestos de trabajo negociados e intermediados mediante agencias .
Esa incidencia gravitante respecto de cómo la objetividad de la reproducción de la existencia traduce al plano del pensamiento del trabajador conscientes de esa prevalente precariedad que le acucia, hace que se perfile la adaptación de lo dado sin cuestionamiento crítico a pesar de las desigualdades y problemas humanos vitales en el existir que ella genera.

Además ese proceso adaptativo gravita con tendencia importante hacia la  naturalización de la situación y generación de expectativas vitales sobre un empleo inestable que no puede otorgarla o en otros casos hacia su propia auto explotación intensiva siempre vista como un tránsito hacia un eventual y nunca existente mejor estar dentro de una vida inestable, en la que se padece la pérdida de control sobre el propio tiempo y sobre el desarrollo y uso de las capacidades físicas e intelectuales que podemos detentar..


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Contradiciendo al mito de la capacitación meritocrática como herramienta de ascenso social. Tan profusamente distribuido, esta instancia de trabajo precario emplea a sectores sociales con un nivel educativo y formativo por encima del nivel que se le exigirá en el trabajo que cada vez se hace más elemental por la profusa división de tareas que existe en la producción y el mayor empleo de innovaciones técnicas e informáticas.

Hoy hay reducción de las capacidades específicas en el plano del trabajo precario, temporal y transitorio que engrosa la oferta de empleo asalariado, relativizando las capacidades específicas, antes conocidas como oficios que tienden a ceder-

Las habilidades ligadas a la mentada búsqueda afanosa del mérito por parte del sujeto, léase capacitación terciaria o universitaria, postítulos, etc., son costosas de adquirir, y fáciles de perder. Por lo demás, la significación precaria del trabajo, hace que una gran parte de las personan pierdan identidad profesional en el desenvolvimiento de la tarea con dispositivos laborales de dependencia al empleador.

 
Otro aspecto relevante desde la subjetividad y conformación del trabajador precario, está marcado en la fuerte tendencia dirigida a que este debe emplear mucho más recursos en trabajo no remunerado, para obtener el empleo precario, esto es «trabajo para buscar trabajo», donde el aprovechamiento y expropiación de su fuerza de trabajo o capacidad de producción de bienes o servicios incorporando valor, es del cien por ciento en tanto no percibe remuneración alguna.
La dependencia absoluta para la reproducción social de la existencia de las personas ubicadas en ese contexto, hace que sus ingresos gravitantemente asuman la forma de salarios, sin percepción de beneficios no salariales regulados por las leyes del estado, léase vacaciones, obra social, etc.

Es relevante insistir en la forma salario y en la relación necesaria que une a este sector poblacional que está ligado a su percepción, que lo constituye en trabajadores, mayoritariamente joven, para entender que este grupo, no está ubicado dentro del amplio espectro del sector informal de la economía capitalista, léase, cuentapropistas, monotributistas o como quiera llamárselos.

 Por su dependencia directa con la percepción de un salario,- trabajadores con trabajo precario- la situación implica  relaciones específicas con el Estado, por cuanto no tienen igual entidad en cuanto a sus pretensiones de ser sujetos acreedores a protagonizar libertades civiles, y acceder a  culturales, sociales, políticos en particular por su volumen medio  de ingresos y porque constantemente destinan la mayor parte de su tiempo a buscar empleo
El poder es una relación entre sujetos que interactúan en tanto , las acciones de unos impactan en las de los otros. Sin embargo, es claro que esa relevancia de la voluntad, no tiene entidad suficiente en sí misma para producir una modificación profunda en la propia relación de poder

No admitir esto último como una objetividad dotada de certeza cognitiva, sería pensar en que basta con renunciar al trabajo para salir de la sociedad fundada en la relación salarial.

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Hoy el eje del dominio está puesto en el proceso de trabajo. Este fenómeno lo ha comprendido el gobierno y por eso su apresurada e imperiosa necesidad de establecer reglas objetivas en el proceso económico de acumulación y reproducción capitalista que necesariamente repercuten en el trabajo y tienen determinación prevalente en la subjetividad del trabajador, tanto sea que se ubique en el empleo formal o precarizado.

Ese es el programa de gobierno de la burguesía, cualquiera fuera quien opere ese interés desde la gestión política del Estado, las variaciones entre unos y otros solo juegan en torno al sector interno de esa clase que los emplea y sus intereses específicos dentro del interés general opresivo y explotador por todos ellos admitidos. La farsa electoral y parlamentaria completa ese trabajo espurio,

Para los trabajadores, estos cambios en los procesos de producción y de selección de sectores de la economía favorecidos y otros desplazados, significan un escenario absolutamente hostil. Lo cierto es que el capital en nuestro país, por vía de sus sujetos específicos, es decir la burguesía como clase y su personal político a cargo de la gestión política del aparato estatal, busca ejercer su poder sobre las maneras en las que los sujetos interactúan en el proceso de trabajo a fin de que, a partir de ese actuar, adopten una forma particular de cooperación y un ser social capitalista, que responde siempre al objetivo de valorización.

Lo esencial es comprender que existe ya en concreto y no conflictuado socialmente un trasfondo de naturalización que es base de todo cuanto ocurre en el plano de la superestructura, a partir de que trabajar para vivir es considerado algo natural, como también se considera natural trabajar para ganar dinero (y para ganar cada vez más para consumir más ), trabajar para otro, morirse de hambre si no se trabaja, no percibir salario por el trabajo doméstico realizado en el propio hogar, que los dueños (de las fábricas, los negocios, las empresas, etc.) ganen más que los trabajadores por el hecho de ser dueños, etc.

Todo el operativo político del gobierno en la coyuntura reposa sobre una constante a preservar imperiosamente: la centralidad del trabajo como articulador social. La naturalización y preservación de las relaciones de poder capitalistas permite la constitución de una grilla de racionalidad o de inteligibilidad que construye sentido común funcionales al capitalismo Los significados tienen un papel constitutivo en la forma en la que pensamos la realidad y, por lo tanto, en la forma en la que llevamos adelante nuestras prácticas. El gobierno y la burguesía en nuestro país, pretende y consigue definir su propia racionalidad en la relación de empleo y el sentido del vínculo primario capital-trabajo.

La línea de significantes: trabajo, vida y acceso al placer por el consumo de mercancías es el esquema de dominación material y subjetiva que hoy prevalece y contra el que es necesario emprender en el campo del terreno ideológico en primer lugar explicando pacientemente la base objetiva en la que se sustenta y en concomitantemente con prácticas sociales de poder que cuestionen esa propia base material, por vía de restarle toda legitimidad. La tarea política en el plano ideológico es lograr la identificación de esa trilogía y su relación directa con la eficacia del dominio de clase que se ejerce sobre nosotros

Ahora bien, si la lucha política se centra en la auto referencia de partido, en el desplazamiento de la acción al gallinero parlamentario, con sus lógicas y sus carencias, o en el desarrollo de un programa y actividad puramente economicista o sindicalista, la tendencia resulta inversa al objetivo estratégico del socialismo, en tanto más allá de cada uno de estas manifestaciones de acción colectiva, las mismas no trascienden los límites de la objetividad capitalista y como tal no concurren a superarlas.