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Nuevo Curso

ARGENTINA 1986 LAS LIBERTADES DEMOCRÁTICAS Y LA REVOLUCION PERMANENTE

Nuevo Curso

….»una clase particular no puede reivindicar la dominación general más que en nombre de los derechos generales de la sociedad.Para tomar por asalto esta posición emancipadora y por tanto explotar políticamente todas las esferas de la sociedad en interés de la propia esfera, no bastan por sí solos la energía revolucionaria y el sentimiento del valor espiritual. Para que la revolución de un pueblo y la emancipación de una clase particular coincidan, para que una cierta condición valga por la condición de la sociedad entea , se necesita que todos los vicios de la sociedad se concentren en otra clase, …..debe ser considerada como el crímen manifiesto de la sociedad toda, de tal modo que la liberación de esta esfera sea considerada como la autoliberación general. Para que un estado sea el Estado de la liberación por excelencia, en necesario que, recíprocamente un Estado sea el Estao de esclavitud. ( Carlos Marx. «Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel» pag.68)

En el curso de este año que llama a su fin, se produjo entre otras tantas una operación política-mediática por vía del estreno programado y la difusión selectiva progresiva por sectores sociales de la película argentina 1985. Sobre ese producto, se generaron múltiples opciones, se vivieron en las salas de exhibición escenas emotivas, casi conmovedoras, se facilitó la concurrencia de adolescentes en educación secundaria, se ocuparon múltiples espacios virtuales, etc.  El centro de la cuestión fue 1985 y el juicio a las juntas de comandantes de la dictadura genocida. Se sobrevaloró la acción de un poder del Estado, la fiscalía de entonces curiosamente asumida funcionalmente por un protagónico fiscal que había jurado años antes por el Estatuto de Reorganización Nacional dictado por esos mismos genocidas. En definitiva, un golpe a la verdad, a la objetividad de los sucesos y un nuevo dispositivo para evitarla por como fuera, buscando reinstalar la teoría de los dos demonios y la quita de todo protagonismo en ese suceso de la clase trabajadora, en lucha de calles por la defensa de las libertades democráticas.

Ocurre, sin embargo, que el tiempo pasa y se sobrepone a toda manipulación. El 24 de Diciembre de 1986 fue promulgada la llamada ley de Punto Final que establecía un plazo máximo de 60 días a partir de su promulgación para presentar ante la justicia acusaciones a quienes habían cometido delitos de terrorismo de estado-excepto el robo de niños-, su objetivo: acotar los juicios a no más de 40-50 represores y garantizar la impunidad de la mayoría de ellos, aunque no contaron con la organización y el despliegue de los poderosos organismos de DD.HH surgidos al calor de la lucha contra la dictadura genocida, quienes comenzaron a presentar pedidos de procesamiento en forma masiva ocasionando que cientos de estos no quedaran incluidos en esta ley.

 Meses más tarde se produciría el levantamiento carapintada de Semana Santa, es así que el gobierno radical junto a la bancada peronista sanciona la ley de Obediencia Debida el 5 de junio de 1987, consolidando y complementando la de Punto Final.

 Queda claro que los intentos de perdón e impunidad montados con los más variados formatos, fueron anteriores al levantamiento carapintada e involucraron a toda la clase política contenida en los partidos de la burguesía. Tuvieron que pasar casi 20 años para que las llamadas «leyes del perdón» fueran derogadas, ya en otro contexto en donde la propia burguesía se vio necesitada de entregar los restos a sabiendas que esa acción no implicaba costo político alguno y facilitaba además la conformación de otro relato sobre lo sucedido en el que resultaba carente de toda responsabilidad concentrándola únicamente en los personajes de aquel aparato militar, omitiendo que se visibilice su propia responsabilidad y la continuidad del carácter violento y represivo que el Estado como monopolizador de la fuerza sobre las personas, juega en un orden político burgués.

Se trata de describir, una vez más, esa sorda presión que ejercen todas las esferas sociales de la clase dominante, imponiendo una limitación encuadrada dentro del marco de un sistema que, viviendo de la conservación de todas las bajezas, de por sí, no es más que la bajeza del poder

La lectura de esos hechos, requiere de verdad construida y defendida en todo momento. Ese fenómeno práctico y crítico, expulsa de ese objetivo a toda lectura que pretenda tomar distancia de esa realidad edulcorando los sucesos, buscando falsos héroes, o agigantando simbolismos. No obstante, nada impide su repetición en una u otra forma, en tanto en cotidiano los jóvenes en las barriadas de los centros urbanos reciben por parte de las fuerzas represivas y el aparato judicial diversas maneras de violencia física o simbólica que los ubica en constante situación de riesgo personal. Hoy la consigna contra la impunidad y la defensa de las libertades individuales o colectivas de carácter democrático, luce demanda permanente en todo sitio donde las acciones puedan ser desplegadas y las voces puedan encontrar manera de ser difundidas, en contexto de un programa de lucha que implique la abolición del orden jurídico-político del Poder burgués.

Solo el poder obrero, la dictadura de clase para terminar con las clases sociales, la relación capital-trabajo, la desigualdad social, en aplicación transicional del programa socialista es capaz de dar vigencia a las libertades democráticas para que todo ser humano adquiera condiciones dignas de vida con perfil humanitario, sin explotadores ni explotados.