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Nuevo Curso

PODER OBRERO Y ABOLICIONISMO DEL SISTEMA PENAL

NUEVO CURSO

En la revolución todo sucede con increíble rapidez, tal como en los sueños en los que parecemos estar liberados de la gravedad. …Durante la revolución, el espíritu colma al pueblo, que se diferencia por completo de quienes carecen de él. Durante la revolución , todo el mundo está colmado del espíritu que, en otras circunstancias, se reserva para individuos ejemplares, todo el mundo es valeroso, alocado y fanático, y protector y amoroso al mismo tiempo. ( GUSTAV LANDAUER. LA REVOLUCIÓN )

La mayoría de los enfoques sobre la problemática delito-castigo carcelario traducen la concepción de la clase social dominante que ejerce el control social por vía del Estado y la gestión de sus intereses que realiza el gobierno de turno y los restantes poderes; en ellas, traducen sus intereses y actitudes valorativas en sistemas de normas, válidos para el conjunto de la sociedad.

En el objetivo de fijar un factor común en todas estas determinaciones ideológicas , es posible decir que ellas, sustentan una concepción basada en un resguardo social tomando como elemento deseado la conservación de lo que juzga son sus bienes . Para ello, ponen en práctica una amplia gama de acciones políticas para la preservación y defensa de la sociedad tal cual es o como pregonan debe ser, espacio con el que además fijan los parámetros de moral media. En tal sentido, el Estado asume el rol de vanguardia liderando las acciones políticas tendientes a la represión de aquellos comportamientos o fenómenos sociales que previamente juzga ilegales.

Por vía de este mecanismo de selección previa, hecho en formato legislativo, de aquello que se juzga negativo, la sanción de la ley pertinente a ese antejuicio otorga validez al accionar ulterior de todas las agencias punitivas del Estado de la clase dominante. Sin embargo, el proceso en cuestión es sumamente complejo y está directamente relacionada con el proceso de construcción de poder en una sociedad concreta.

La guerra contra el delito y la apología de la seguridad por vía de la afirmación de su negación, la inseguridad, es la gran guerra que los estados americanos han puesto en práctica, en las dos últimas décadas, por medio de diversas formas de control social, para lo cual en última instancia se instala una concepción de derecho penal del enemigo que permite ubicar la sanción-castigo, encierro carcelario, en la condición de la persona por fuera de sus acciones concretas

El derecho penal del enemigo, Las analogías con la guerra y la victoria engañan en términos ideológicos, porque no solo ocultan una finalidad única de represión al sujeto individual o colectivo diverso al interés de la clase dominante, sino que además dejan abiertas críticas en ese único aspecto de corte reformista o garantistas que alentarían a la clase trabajadora a pensar que es  la existencia de un derecho penal humanitario diverso de ese formato al que sería necesario aspirar, extremo en el cual en todos los casos la acción estatal represiva no resultaría cuestionada .

La conciencia falsa que hoy se oculta tras el discurso dominante en torno de la dialéctica delito – castigo penal, ha tomado por lo demás, otros efectos no menos inquietantes, como por ejemplo la intromisión en la vida privada de los oprimidos y un deterioro de las formas políticas democráticas que inicialmente habrían apuntado con su sanción a la defensa y garantía de las libertades inherentes a la existencia humana en sociedad.

El  afianzamiento del esquema confirmativo de sentido común que ve en la respuesta penal la solución de un fenómeno complejo como el que se abarca con el concepto de delito y la persecución cada vez más acentuada del sujeto en función de su condición personal y lo que representa para el orden social capitalista no ha hecho otra cosa que reforzar la legitimidad del uso de la violencia del Estado sobre el individuo , reduciendo sus garantías y defensas a la mínima expresión, todo lo cual trae para la clase trabajadora un problema adicional en tanto en cada conflicto social donde se vea afectada como colectivo humano , la habilitación de la respuesta represiva lo somete a las consecuencias de ese aparato normativo que es el Sistema Penal .

Esta estructura funcional a una clase y su Estado sobre la sociedad civil se ha expandido fuertemente incluyendo gran cantidad de personas a las que ha criminalizado con los efectos sociales tan problemáticos que esto acarrea. Como una de las consecuencias, visibles, se ha aumentado notablemente la población carcelaria involucrada en procesos judiciales  aplicando como regla la prisión preventiva y habilitando que se considere al ser humano como un objeto de caución o aseguramiento carcelario con tal de garantizar los fines del proceso por sobre su condición humana y básicamente su libertad.

El modelo de orden social capitalista consagra así una paradoja: más represión menos resultados esperados. Y otra paradoja: las formas de violencia que asumen las políticas represivas frente a lo que se consideran ataques contra la sociedad de conjunto son a la vez selectivas y carentes de fundamento racional en la medida en que solo se reducen al encierro del sujeto , factor que en el contexto de las condiciones de existencias carcelarias, ajenas a la naturaleza humana solo habilitan la perdida creciente de subjetividad y la tendencia creciente a su transformación en un simple objeto de castigo que se suma a la inicial perdida de libertad

  La lucha de los trabajadores , con objetivo estratégico en la construcción del poder obrero y la proyección social del programa socialista, debe en primer orden de ideas y actividades inherentes al paradigma delito-castigo punitivo , identificar que no se trata de la esencialidad de un delito previsto en abstracto en una norma penal prohibitiva que se presume conocida como lo propagandiza la ideología dominante , y si de una política penal de dominación y opresión  .

Este señalamiento implica de modo necesario y superador, la idea de un sujeto capaz de llevar adelante esa política penal, sujeto que no es solo una sobreposición sobre la sociedad del Estado de la burguesía, sino el producto de ese desarrollo en articulación con determinadas fuerzas sociales que pujan en contexto de la sociedad civil y buscan afanosamente sus mediaciones. A eso apunta la criminología punitiva que auspician los aparatos mediáticos de comunicación y la inserción de ese mensaje en todos los caminos comunicativos vigentes.

 Sobre esa advertencia la clase trabajadora, su vanguardia constituida en clase para sí, los restantes sectores sociales sujetos a opresión, necesitan que el programa socialista llegue de manera masiva a la población, indicando la salida superadora al conflicto social que implican las acciones que tienen potencialidad perturbadora para la convivencia, por fuera del sistema penal, sus estructuras legales y sus agencias punitivas. La precondición de toda opción humana sobre el problema en sí, es la abolición del sistema penal, y ello solo se logra a través de la destrucción del poder burgués y la consolidación de la democracia obrera.

El poder obrero y su dictadura de clase, no coincide, ni mucho menos de una manera mecánica, con la noción de revolución socialista. Es el paso obligado de nuestra sociedad para la transformación de la revolución democrática en socialista. La conquista del poder por los trabajadores en nuestro espacio nacional, opera en un período determinado y para la solución de cuestiones determinadas que en lo inmediato tienen un carácter democrático. Una de esas problemáticas es la superación humanizadora de la mecánica delito-pena-castigo carcelario y ese debe ser el objetivo estratégico de nuestra lucha abandonando toda pretensión reformista relativa a que esa tarea sea proyectada dentro del propio orden burgués.

En torno a este fenómeno específico de la sociedad de clases, la vanguardia de los trabajadores no debe realizar solamente propaganda revolucionaria, sino que debe utilizar el conflicto para moverse hacia la revolución.  Inevitablemente, cada vez que se propagandizan escenarios de violencia y se agita para la aplicación de más violencia estatal sobre los cuerpos, se presentan en ese fenómeno elementos que permiten negar esa receta mediática e ideológica. Pero esto no basta. No alcanza con la simple negación intelectual , si las  prácticas represivas toman cada día más cuerpo , ante la crisis en la reproducción capitalista y avance de sus efectos de  barbarie Los sentimientos reprimidos de los oprimidos deben  buscar  una salida, y en esa búsqueda construirla como manifestación de poder obrero. El pensamiento lucha y debe luchar por convertirse en acción revolucionaria.