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Nuevo Curso

NUESTRAS TAREAS POLÍTICAS. PROPAGANDA Y AGITACIÓN. LA NECESARIA DELIMITACIÓN IDEOLÓGICA DE SU CONTENIDO ESPECÍFICO

NUEVO CURSO

Mientras que los pequeño burgueses democráticos quieren poner fin a la revolución lo más rápidamente que se pueda (…) nuestros intereses y nuestras tareas consisten en hacer la revolución permanente hasta poner fin a la dominación de las clases más o menos poderosas, hasta que el proletariado conquiste el poder del Estado, hasta que la asociación de los proletarios se desarrolle, no solo en un país, sino en todos los países dominantes del mundo (…) Para nosotros no se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases, no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva. (Carlos Marx

La revolución en permanencia, transformar el mundo para crear una sociedad realmente libre sobre nuevas bases humanas, de eso es de lo que se trata la vida….Raya Dunayevskaya

Es un dato de la realidad que la minoritaria vanguardia de la clase trabajadora dispersa en múltiples grupos y organizaciones políticas  se encuentra ante un momento crucial en su evolución interna, encrucijada que creemos que concierne a la totalidad de su acción  revolucionaria. Este momento crucial debe admitir un espacio para el planteamiento ideológico adecuado para crear las condiciones favorables para una concentración de todas nuestras capacidades de trabajo en las tareas comunes al conjunto de estos dispositivos de lucha congregados en torno a ese objetivo estratégico que se declara con insistencia. Este trabajo común por los fines, es propio de la táctica del frente único, que de otra manera en su pretendida aplicación haría que el esfuerzo militante se diluyera en otras expresiones ideológicas propias del reformismo y el populismo progresista.

La clase obrera sobrelleva en los últimos años experiencias políticas que permiten observar el comportamiento de las clases enfrentadas. Sobre estas situaciones objetivas emergentes de la propia existencia de la clase en sí, surge en cierto sentido, la apremiante responsabilidad de los obreros conscientes, de propagandizar y agitar el programa socialista revolucionario dando continuidad a la defensa del marxismo encarnada por quienes decidieron fundar con tal propósito la IV internacional en la tercera década del siglo pasado.

    En esta tarea inmediata y necesaria de propaganda socialista, nos exige que tengamos  presente, en particular por nuestra proporción desfavorable de fuerzas y medios de acción ,  que su fin último es el de contribuir a la  comprensión en la clase trabajadora y el conjunto de las personas que han sido desplazadas de la producción material de mercancías,  el objetivo estratégico revolucionario en contexto de programa socialista por vía del poder obrero. Para ello es necesario disipar la espesa niebla del divisionismo ideológico esparcido por la burguesía y la pequeño-burguesía por vía del reformismo y el oportunismo en las propias filas de la clase obrera, para   desviar los ejes y objetivo de la lucha revolucionaria.

      En argentina la burguesía dominante ha consolidado su poder , con forma jurídica republicana y forma política democrática, tras la experiencia genocida desplegada en el período  19 de enero 1974 ( cuando el general Perón en el poder con uniforme militar llama pública mente a aniquilar a los luchadores ) – enero 1989, fecha esta última donde se produce la matanza en el batallón La Tablada, por parte del gobierno de Raúl Alfonsín.

A partir de esa fecha , con Carlos Menem en el gobierno , habiéndose consolidado el aplastamiento de la lucha de los trabajadores por la concepción de la lucha armada del pueblo, la burguesía logró consolidar la forma democrática parlamentaria que resultó funcionalmente necesaria para la consolidación de un modelo de reproducción social del capital con bases en la intensificación de la explotación y el avance de formas opresivas amparadas por la legitimación generada desde la legalidad que diseñaron y concretaron un escenario social sostenido por el paradigma de la individualidad y el pragmatismo, con base en la concentración de la violencia por el Estado de derecho. Se dio de tal forma y de manera institucionalizada un momento de la dialéctica del amo y el esclavo, donde los trabajadores amenazados en su sobrevivencia física acataron las pautas del dominador, esquema que con el tiempo se consolidó en una presunta legalidad consensuada de la que aún somos víctimas, bajo los embustes de las llamadas políticas sociales y la presunta lucha por derechos subjetivos , solamente declamados y nunca concretados en plano de realidad.

 La organización Estatal bajo la república burguesa y la forma de gobierno democrática estructura un parlamentarismo que sirve de vehículo para el engaño y la  legitimación de la violencia estatal  para mantener la hegemonía de clase .

Dicho de otra manera el  parlamentarismo se impuso por violencia originaria, desaparición forzada, muerte y tortura de los luchadores, para luego consolidarse en un estatuto legal que plasma la aceptación de esa derrota , que con el transcurso del tiempo es presentada como consenso voluntario del pueblo trabajador, omitiendo ese origen violento.

 Es una forma enmascarada de dictadura burguesa. Se basa en la organización de partidos políticos y en el sufragio universal. Aparentemente todo el pueblo elige sus gobernantes. Pero en realidad no es así en tanto el proceso electoral también está dominado de manera violenta a través de los distintos modos de instalación de una coacción violenta velada a través de la exhibición de falsa opciones, todas variantes de la defensa e imposición de un mismo interés específico de los explotadores.

En todo proceso electoral al que convoca el Estado de la burguesía se presenta el fenómeno específico de decir que miembro de las clases dominantes del plantel de los operadores políticos de la burguesía se ocupara de reproducir y mantener vital al Leviatán que ha montado bajo forma jurídica habilitándolo legalmente para el uso de la violencia sobre los hombres.

El reformismo encarna una variante de este fenómeno esencial a la reproducción y acumulación del Capital. Nos llama a mantenernos en ese orden con promesa de mejoramiento de la situación dentro de ese contexto, cuando en términos de realidad la propia crisis del capitalismo nos arrastra al empeoramiento constante de las condiciones de existencia con tendencia creciente a situaciones de barbarie.

Sin embargo, sería propio del llamado “izquierdismo” desconocer que una política revolucionaria debe saber utilizar todo tipo de armas, incluso aquellas que han sido creadas y son usadas con ventaja por la burguesía como sus procesos electorales y el parlamentarismo, para avanzar en la movilización de masas, para introducir la crisis, la división y la desorientación en las filas enemigas. Pero es un grave error creer que a través de elecciones es posible encontrar algún tipo de soluciones a los problemas de fondo de la clase obrera.

Esto último es lo que nos propone constantemente la cooperativa electoral autodenominada FIT-U, en tanto lo prevalente en esa estructura organizativa es el proceso electoral en sí, y no su denuncia. Lo significativo son las bancas a alcanzar y no el esclarecimiento del carácter opresivo del Estado de Derecho montado por la burguesía y la funcionalidad que con tal objetivo y el facilita miento de la reproducción del capital tiene el parlamentarismo

La razón fundamental por la que, pese a la enérgica lucha de los trabajadores, las clases dominantes no han visto peligrar su dominación política ha sido la ausencia hasta el presente de una opción revolucionaria de poder que ofreciera a las masas una salida política fuera de los marcos del sistema capitalista.

 Hasta ahora la clase obrera y el conjunto de los sectores excluidos de la producción no han podido pese a ingentes esfuerzos militantes de la joven vanguardia, darse una fuerza política propia de carácter revolucionario, por la definición misma del propio programa socialista que ella debe materializar.

Por este fenómeno, como trabajadores somos sometido constantemente a la influencia de los partidos políticos burgueses específicos y de los reformismos filosóficamente progresistas. Por ese accionar conjunto la clase trabajadora no ha logrado identificar las distintas trampas y estafas ideológicas preparadas por la burguesía, cayendo en consecuencia en el error, dando su apoyo de buena fe a sus propios verdugos según se constata en los procesos electorales realizados en este siglo.

 Naturalmente que la burguesía emplea todos sus poderosos medios materiales y simbólicos, en particular a través de las modernas herramientas comunicacionales que superan en calidad y cantidad a las tradicionales apuestas televisivas y radiales. También ubica sus agentes en el frente de lucha que pudiera tomar cuerpo, concretando la intimidación y la persecución represivas, el soborno, etc., con el objeto de dividir las fuerzas entre los trabajadores y, de impedir a toda costa cualquier avance en la construcción de organizaciones revolucionarias.

Naturalmente que la burguesía emplea todos sus recursos en difundir entre las masas toda clase de estructuras y discursos ideológicos formadores de falsa conciencia sembrando por distintos medios esperanzas en las soluciones y líderes burgueses.

. Destaca en ese sentido la localización de personeros políticos que construyen discurso en donde se califica de utópica toda alternativa superadora al capitalismo de mercado, que se presenta como superador del estado de bienestar keynesiano al que se considera agotado . Por esta vía lo que por fuera de las apariencias se hace es atacar por vía oblicua a toda superación de lo dado por vía de la construcción revolucionaria del poder obrero socialista, al que se descalifica como el uso abierto del término utopía, tarea en la que no trepidan en asimilarle al régimen Estalinista vencido en los últimos años del siglo pasado, y con ello darle como agotado como propuesta de orden social.

 Otro factor que contribuye poderosamente a mantener oculta la necesidad de arrebatar el poder estatal de manos de la burguesía, es el rol de las corrientes reformistas y populistas a las que hemos aludido en tanto difunden también falsas esperanzas apoyando sin rubores a uno u otro dirigente de la burguesía pretendidamente » progresista», o postulando candidatos propios que bajo camuflaje de pregoneros del pueblo actúan de manera oportunista  perdiéndose en el laberinto de la lucha Inter burguesa y desviando tras de sí a sectores de las masas, lejos del verdadero camino revolucionario, el camino de la lucha consecuente y constante por la toma del poder.

La lucha por el poder obrero y  el socialismo , es inseparable  de la delimitación práctica e ideológica con el reformismo, en tanto quienes lo llevan políticamente adelante, reniegan en los hechos de la vía revolucionaria para la toma del poder, no tienen determinación alguna de voluntad política hacia  la victoria de la revolución socialista,  desconfían de la capacidad revolucionaria de las masas, y busca en consecuencia avanzar en la obtención de ciertas mejoras por la llamada vía pacífica, lucha por control de posiciones culturales dentro del sistema , consiguiendo progresivamente que de manera progresiva  se generen actos de autoridad aceptando  concesiones a la masas, el efectivo ejercicio de las libertades democráticas, algunas mejoras en el nivel de vida del pueblo, etc. Ese engaño omite aclarar a las masas que la historia enseña por experiencia práctica, que las libertades y las reivindicaciones hay que sacárselas a la burguesía con enérgicas luchas, demoliendo su orden jurídico-político Estatal de conjunto.

Las soluciones a los problemas del pueblo son soluciones profundamente revolucionarias, solo pueden provenir de un nuevo poder obrero y popular revolucionario, que gobierne sin ataduras, sin otro control que el de la masa del pueblo y sus organizaciones revolucionarias, que se apoye en la movilización popular y realice sin dilaciones los profundos cambios que la Argentina necesita

Debido a estos factores, a la debilidad de las fuerzas revolucionarias, al hábil trabajo de preservación del orden burgués de los operadores políticos de esa clase , y a las erróneas ideas sostenidas y practicadas por ciertas organizaciones política que se dicen referenciar en la clase en sí , la burguesía ha podido maniobrar con cierta estabilidad cultural en el campo político, conduciendo  a la conformidad con lo dado al pueblo trabajador para todo lo cual mantiene  sólidamente el control de todos los resortes del Estado.

Comprender claramente esta cuestión, saber identificar las maniobras y trampas que la burguesía emplea para conservar el gobierno, grabarnos en nuestras mentes y grabar en la mente del pueblo que no hay solución a los problemas de las masas sin despojar del poder a las capitalistas, sin destruir su ejército y su aparato represivo, es la cuestión más vital en el estado actual de la situación de la lucha de clases en nuestra sociedad.

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Aclaración necesaria:

Las ideas, los pensamientos, no son puras abstracciones, sino que también tienen un específico desarrollo histórico del que son la resultante y desde donde hay que partir para utilizarlas como herramientas conceptuales que interactúen dialécticamente con la realidad concreta desde donde emergen. Desde esa perspectiva es que dejamos constancia que, si bien no conformamos una organización política ,  este texto reconoce  fuente la creación colectiva que los cuadros militantes contenidos en el PRT generaron a través del documento Poder burgués-poder revolucionario que lleva la firma de Mario Roberto Santucho, alguien que fue cubierto por el silencio “democrático” de  fines del siglo XX y lo que lleva del presente .Un desaparecido en cuerpo e ideas , víctima con todos sus compañeros y la vanguardia obrera  de ser el sujeto concreto de  esa vocación última de querer transformar a un continente condenado a la desesperanza.

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