por Leónidas Noni Ceruti
Eric Cantona quien luego de ser un gran jugador de futbol –para algunos el mejor de la historia del Manchester United- hoy brilla como actor de TV y Cine, con una prolífica militancia política de izquierda.
ORÍGENES
Su espíritu libertario viene desde la cuna. Nació en el barrio de Les Caillols en Marsella (Francia), el 24 de mayo de 1966, en el seno de una familia de “obreros, soldados e inmigrantes” como lo definió alguna vez. Su padre, Albert Cantona, era enfermero y pintor en sus ratos libres, mientras que su madre, Éléonore Raurich, trabajaba como costurera.
De orígenes sardos por parte paterna y catalanes por la materna; su abuelo materno Pere Raurich, natural de Martorell, combatió con el Ejército Popular de la República durante la Guerra civil española. Cuando el bando de Franco avanzó hasta Barcelona a comienzos de 1939, la familia tuvo que huir a Francia y fue internada en un campo de concentración del Rosellón.
Eric se destacó como futbolista en clubes de su país como el Auxerre, Montpelliere y Olympique de Marsella a finales de la década del 80 y aterrizó en Inglaterra en 1992 para unirse al Leeds United, en donde ganó la última Liga Inglesa, antes de que se transformara en la Premier League.
Inglaterra fue más que fútbol para su vida: “era como si los jugadores fueran estrellas de rock”, recordó.
Luego, en 1993 se sumó al Manchester United por expreso pedido del gran DT Sir Alex Ferguson. Se retiró a los 30 años, en 1997, y pese a que muchos clubes lo buscaron para que regresara, él nunca quiso volver a jugar como profesional: “Cuando perdí la pasión, perdí el fuego en mí, simplemente me retiré. Intenté encenderlo de nuevo, pero sabía que era el final”.
82 goles y nueve títulos vestido de rojo convirtieron a Eric Cantona en ídolo del Manchester United.
LA PATADA ANTIFASCISTA
El 25 de enero de 1995, el fútbol inglés vivió un incidente que quedó marcado en la historia de la Premier League. Ocurrió en el estadio londinense de Selhurst Park, la casa del Crystal Palace, que caía 1 a 0 frente al Manchester United.
Era un partido picante. Y Cantona estaba recibiendo más faltas de lo común: “¿No hay tarjetas amarillas?”, le protestó al árbitro Alan Wilkie. Minutos después, el réferi demostró que sí había llevado las tarjetas. Y eran para el delantero francés, quien vio la roja después de un golpe a Richard Shaw a los 4 minutos del segundo tiempo.
Escoltado fuera de la cancha, los aficionados locales empezaron a increpar a Cantona, pero hubo uno que captó la atención del futbolista francés: un hooligan llamado Matthew Simmons.
Simmons bajó once filas hasta ubicarse al borde del campo. Desde allí se dirigió directamente a Cantona con insultos que varían según la fuente pero que en su mayoría coinciden en que eran insultos xenófobos por ser extranjero como “Vete a tu país bastardo de mierda, vuélvete a Francia”.
Los improperios del hooligan desataron la furia del explosivo delantero francés. Y fue así como Cantona fue corriendo hacia las gradas, saltó por los aires y le propinó una patada de arte marcial en el pecho a Simmons. Después vino una seguidilla de golpes hasta que lograron contenerlo.
Simmons era militante del National Front, un grupo fascista, y tenía un historial de violencia, incluyendo el ataque a un técnico de equipo después de haber sido llamado “basura nazi”.
En una entrevista para el programa de televisión Football Focus, cuando se le preguntó sobre el mejor momento de su carrera, el crack afirmó: “Fue cuando le di la patada de kung a un hooligan, porque ese tipo de gente no tiene nada que hacer en un partido. Creo que es un sueño para algunos dar una patada a ese tipo de gente. Así que lo hice para ellos, para que estuvieran felices. Y ellos hablan hasta hoy al respecto. He visto muchos jugadores marcando goles y todos ellos saben la sensación. Pero esta, de saltar y patear a un fascista, no es algo que se saboree todos los días”.
La reacción de Cantona, que conmocionó el mundo del fútbol, marcó su vida y le trajo serias sanciones: fue suspendido por nueve meses y condenado a 120 horas de trabajo comunitario y a pagar 30 mil dólares de multa.
Sin embargo, nunca se arrepintió de ello. Al contrario, cuando le consultaron acerca de su posible arrepentimiento, su respuesta fue contundente: “Debería haberlo pateado más fuerte. No puedo arrepentirme. Me sentí genial. Aprendí de ello y creo que él también. Al fascismo no se le discute, ¡se le patea en la boca!”.
¿Fascista? Es que después de aquel día la prensa comenzó a indagar en la vida de Simmons y descubrió que había participado en actos de extrema derecha y que se definía como racista. Además, tenía una condena por intento de robo a una estación de servicio en 1992. Y después, en 2006, sumó un nuevo altercado: atacó a golpes a un entrenador de infantiles del Fulham por haber dejado afuera a su hijo.
Pero otras voces comenzaron a tomar relevancia, sobre todo cuando algunos detalles de la vida de Simmons se hicieron públicos. Los hinchas del United lo apoyaron. Nike lo puso como protagonista de una publicidad: “Quiero disculparme por mis errores: el año pasado, en el 5-0 contra el City, solo anoté un gol”, bromeó frente a cámaras. Y hasta Ian Wright, leyenda del Arsenal, dijo que se sentía “celoso”. Es que no eran solo los goles lo que lo convertían en leyenda: era una patada voladora.
DE LA CANCHA A LA PANTALLA
El ex delantero sorprendió a los 54 años como protagonista de la serie “Recursos inhumanos”, un drama sobre el desempleo.
Su retiro del futbol le permitió dar el volantazo que lo acerco al arte sin más conservatorio dramático que una cancha.
Debutó en el cine en 1995 con “La alegría está en el campo” (Le bonheur est dans le pré). Más de uno creía que se trataba de un capricho, un antojo, algo pasajero. Pero Eric ya tiene más de una docena de películas y otra decena de participaciones en ficciones de TV. Desde entonces ha participado en títulos como Elizabeth (1998), L’Outremangeur (2003) y Buscando a Eric (2009, dirigida por Ken Loach). Además, ha sido la imagen publicitaria de Nike durante más de dos décadas.
Entre 2005 y 2011 fue el entrenador de la selección de fútbol playa de Francia, y desde 2011 hasta 2014 asumió la dirección deportiva del New York Cosmos tras su refundación.
Actuó junto a Cate Blanchett (en Elizabeth) y Monica Bellucci (Le deuxième souffle), fue admirado por Gerard Depardieu, Al Pacino y Robert De Niro, pero Eric no quiere ser Jean-Paul Belmondo, no tiene aires de Alain Delon. Lo dijo claramente en una entrevista otorgada a la revista Panenka: “No tengo ningún plan para mi carrera. Mis elecciones no son más artísticas o mejores que las de los demás, no tengo una filmografía ejemplar. Me he equivocado muchas veces, pero hago simplemente lo que tengo ganas de hacer. Yo no soy un intelectual, no veo el mundo de forma intelectual, lo que me interesa es la relación carnal”.
¿Por qué actúa, Don Eric? Alguna vez soltó esta definición mejor que si estuviera clavando un balón en el ángulo imposible: “Actúo porque actuar es reencontrar algo primitivo. La espontaneidad, la despreocupación del niño. Aquello que el niño hace de forma natural, el adulto lucha por conseguirlo. Y eso es lo que intento”.
En 2003 interpretó al protagonista de L’Outremangeur, adaptación de un cómic escrito por Tonino Benacquista. Durante el rodaje conoció a la que sería su segunda esposa, Rachida Brakni, con la que contrajo matrimonio en 2007. A raíz de su interpretación del comisario Selena, Éric fue tomado en consideración para otros papeles, como el cortometraje Apporte-moi ton amour basado en la novela Bring me your love de Charles Bukowski, la readaptación de Hasta el último aliento (2007, Alain Corneau) y la teleserie Papillon noir (2008, Christian Faure).
En colaboración con el cineasta Ken Loach, fue coproductor en 2009 de Buscando a Eric. En esta película, el propio Cantona se interpreta a sí mismo para ayudar a un cartero de Mánchester (interpretado por Steve Evets, bajista de The Fall) a rehacer su vida. Buscando a Eric formó parte de la selección oficial del Festival de Cannes 2009 y obtuvo buenas críticas de la prensa especializada.
EL MILITANTE
CANTONÁ protagonizó en 2010 una protesta organizada a través de las redes sociales contra el sistema bancario de reserva fraccionaria. En su opinión, provocar un pánico bancario era la mejor forma de denunciar los recortes en gasto social y la reforma de las pensiones del gobierno francés, motivados por la crisis económica que comenzó en 2008.
El video se hizo viral y el colectivo StopBanque organizó una retirada de depósitos para el 7 de diciembre a la que se apuntaron unas 27.000 personas, entre ellas el propio Éric. A pesar del éxito en redes sociales, la acción no tuvo repercusión alguna en las cuentas de las entidades. La entonces ministra de Economía de Francia, Christine Lagarde, criticó a los responsables de la protesta.
Dos años después, Cantona publicó una carta abierta en el diario Libération donde pedía a 500 alcaldes que se comprometieran con la Fundación Abbé Pierre para la construcción de viviendas sociales y la limitación del precio de los alquileres, pues a su juicio era “inaceptable que haya gente hoy que tiene que hacer enormes sacrificios con la educación de sus hijos, a veces incluso con su salud, para tener un alojamiento”. La campaña coincidió con las elecciones presidenciales de Francia de 2012 y el hecho simbólico de pedir 500 firmas de cargos electos, cifra necesaria para presentarse a la presidencia, hizo que algunos medios de comunicación confundieran el propósito final del ex futbolista.
Cantona también ha mostrado su compromiso con la crisis migratoria en Europa provocada por la Guerra Civil en Siria, recordando que su abuelo materno fue un refugiado de la Guerra Civil Española. En ese sentido, se ha ofrecido voluntario para acoger a refugiados sirios en su casa de Marsella durante dos años, y ha reclamado una solución a todas las partes implicadas. Sus apariciones mediáticas van desde la provocación a la comedia: en 2016 grabó un video para el canal británico Eurosport en el que se postulaba como nuevo entrenador del seleccionado inglés, en reemplazo de Roy Hodgson. “CantoYes”, decía la pizarra que mostraba a cámara. “Prometo no perder nunca contra una pequeña isla helada en la que el portero es un realizador de cine y el asistente del seleccionador, dentista”, bromeó en relación a la derrota de Inglaterra (2-1) ante Islandia.
Éric Cantona ha sido la imagen de la firma deportiva estadounidense Nike durante más de dos décadas. A pesar de que el carácter díscolo afectó a su carrera deportiva, fue también una figura publicitaria muy atractiva para los anunciantes que querían incursionar en el fútbol británico. La marca deportiva se valió de esas controversias, incluyendo una broma en plena polémica sobre la patada al aficionado en Selhurst Park, para ganarse un hueco en el mercado. A nivel internacional, el anuncio más recordado es uno de 1996 en el que diversas estrellas vinculadas a Nike (como Paolo Maldini, Ronaldo y Patrick Kluivert) jugaban un partido contra demonios que querían conquistar el mundo; el francés marcaba el gol que salvaba a la humanidad.
Además, ha sido imagen publicitaria para Francia e Inglaterra de numerosas marcas como Sharp (patrocinador del Manchester United), Renault, L’Oreal, Pepsi y la cerveza Kronenbourg.
Cantona bien podría decir como Neruda: “confieso que he vivido”