Nuevo Curso

PRACTICAS SOCIALES GENOCIDAS. UN PROCESO NUNCA AGOTADO QUE NO CESO EN 1983 Y HOY LUCE RECONVERTIDO BAJO FORMAS DEMOCRÁTICAS DE PODER

NUEVO CURSO

El país transita por una de las etapas más difíciles de su historia. Colocado al borde de la disgregación, la intervención de las Fuerzas Armadas ha constituido la única alternativa posible, frente al deterioro provocado por el desgobierno, la corrupción y la complacencia. […] El uso indiscriminado de la violencia de uno y otro signo, sumió a los habitantes de la Nación en una atmósfera de inseguridad y de temor agobiante. Finalmente, la falta de capacidad de las instituciones […] condujo a una total parálisis del Estado, frente a un vacío de poder incapaz de dinamizarlo. Profundamente respetuosas de los poderes constitucionales […] las Fuerzas Armadas hicieron llegar, en repetidas oportunidades, serenas advertencias sobre los peligros que importaban tanto las omisiones como las medidas sin sentido…… Solo el Estado, para el que no aceptamos el papel de mero espectador del proceso, habrá de monopolizar el uso de la fuerza y consecuentemente sólo sus instituciones cumplirán las funciones vinculadas a la seguridad interna. Utilizaremos esa fuerza cuantas veces haga falta para asegurar la plena vigencia de la paz social. Con ese objetivo combatiremos, sin tregua, a la delincuencia subversiva en cualquiera de sus manifestaciones, hasta su total aniquilamiento».

Por estos días, hemos escuchado, incluso de pretendidos representantes del pueblo, afirmaciones de similar tenor a la transcripta, amparadas por la caracterización de un conflicto social inscripto dentro de la denominación ideológica de lucha del pueblo contra el narcotráfico. De hecho el poder formal cumple parcialmente con la pretendida demanda de soluciones realizando la presencia armada en espacios territoriales localizados de barriadas de trabajadores y personas ubicadas por el orden de reproducción capitalista dentro de la economía informal.

En ese contexto, es necesario destacar que todo cuanto se indica responde en última instancia a un entramado que apunta al consenso social para practicas sociales genocidas en tanto la presencia bélica propulsada por agotamiento de un estado de cosas en el plan convivencial cotidiano, permite pensar en secuencias de aniquilamiento de colectivos humanos, previa y arbitrariamente ubicados en ese “otro” al que se le asigna la responsabilidad absoluta por los sucesos en sí. Dicho en otros términos, se pide la presencia bélica como un mecanismo de destrucción de ese otro colectivo y desde allí la reorganización de las relaciones sociales consecuentes a ese primer logro.  Si se lee bien el primer párrafo, se notarán las coincidencias de ese discurso con esta actualidad discursiva y práctica, al punto de que se celebra la acción directa de algunos que se exhiben como honestos vecinos, y el intendente de Rosario, apela al triunfo del “bien”. Todo esto seria discutible si no fuera porque el primer discurso, ese con el que iniciamos este texto pertenece a JORGE RAFAEL VIDELA  en función presidencial.

El ministerio de Desarrollo Social confirmó las 85 mil bajas en el Potenciar Trabajo La Unidad Piquetera levantó el acampe frente al edificio de Desarrollo Social. Como cierre de la protesta, las organizaciones que pasaron 48 horas sobre la avenida 9 de Julio marcharon hasta la casa de Mendoza, provincia donde fueron detenidos cuatro militantes durante las jornadas de reclamo. Allí anunciaron que realizarán «nuevas y más fuertes medidas». Continuarán el plan de lucha el 5 de abril, con una jornada de cortes de rutas, puentes y accesos en 135 ciudades del país.

Estamos próximos a un nuevo 24 de marzo. Fecha sentida por gran parte de la clase trabajadora, pero fecha al fin si se tiene presente que esa pretendida periodización 1976 -1983, toma a una práctica social  genocida de la clase burguesía  dominante como estática y pasible de ser determinada en inicio y fin, cuando en realidad esto oculta todo lo sucedido desde la forma de gobierno democrática en la república de 1974 y omite ponderar todo cuanto ocurrió hasta el presente bajo la misma forma de gobierno reinstaurada tras el proceso gestionado por el partido militar.

Es la falta de comprensión de esta cuestión liminar, que incluso fue declarada acudiendo al encuadre en la tipología penal del genocidio en distintos procesos penales llevados a cabo cuando la incidencia de esas acciones judiciales resultaba de menguada significación política en la actualidad, es la que termina llevando el fenómeno en sí a una fecha que se inscribe como feriado largo permitiendo consecuencias económicas por vía del desarrollo turístico.

Las generaciones presentes en lucha. Esas que ocupan calles con ritual , iconos y periodicidad que les resta día a día fuerza en el reclamo, como lo evidencia el hecho de que una ministra, elegida por el pueblo en su representación según lo indica la constitución para ser  parlamentaria y no funcionaria del ejecutivo, con un acampe bajo sus oficinas , decida tomar la decisión de cancelar planes en magnitud significativa , sin advertir que desde los griegos para acá , quedó claro que el número es una abstracción intelectual y que lo concreto en este caso, son seres humanos.

La burocracia piquetera, hoy unificada en el reclamo vació y sin caminos a recorrer en cuanto a una actividad de lucha cualitativamente diferente, en tanto ese derrotero le implicaría el riesgo de ser sobrepasada, conociendo de que durante años logró constituirse en lo que es en base al esquema aprieto y negocio tan genéticamente desarrollado por el “Lobo Vandor”, ha consolidado un activismo a su medida y una población cautiva de su intermediación para sobrevivir. Es precisamente esa constatación la traba objetiva para que la lucha pueda significar un ascenso hacia otro estadio en la lucha de clases.

Lo propio continúa haciendo la burocracia sindical disciplinando a sus trabajadores afiliados, instalados en la economía formal y regularizada a centrarse-concentrarse en paritarias y despojarse de toda otra consideración de orden político en tanto pueda referirse a las medidas que adopta el gobierno a cargo del Estado de la burguesía. La suerte que pueda correr toda la economía informal y quienes queden atrapados en ella les resulta estratégicamente ajena y así lo hacen saber a sus afiliados que no cuestionan esa pertenencia social diversa de los restantes. Atrás, muy atrás ha quedado aquello del piquete-cacerola la lucha es una sola. El trabajador regularizado culturalmente tiene hoy identificación ideológica con las formas de vida de la volátil clase media, siendo su única lucha, evitar pasar a la economía informal y a la condición de población sobrante para lo cual ve a los que ya están en ella como sus posibles enemigos. Se advierte con claridad ese esquema si se aprecia los comportamientos pro castigo penal que se gestan desde el sentido común impuesto por los sectores dominantes ante cualquier situación de conflicto social donde se puedan ver involucrados aquellos a los que ya se percibe como “el otro”

Las prácticas sociales genocidas, -algunos las ubican como genocidio por goteo-, precisamente por ser prácticas admiten también estadios, por lo que pueden materializarse en preparativos ideológicos y prácticos de acciones destinadas a identificar al grupo social sobre el que se pretende llegado el momento descargar la violencia estatal. Son estos atisbos de precalentamiento en esas acciones las que pueden verse en los comportamientos sociales y políticos que nos han tocado sobrevivir en todo este período que va desde el abandono de la lucha por el poder hacia prácticas electoralistas y parlamentarias en 2018 a la fecha.

Es de destacar que en esa misma dialéctica se inscribe básicamente la admisión de una tarea ideológica que implica diversificación social, segmentación, discriminación e imposición de roles. La tarea es tan sutil que incluso las demandas de la mujer trabajadora en plano de su doble explotación y opresión, son cursadas hacia la definición de un enemigo, otro inmediato sobre el cual descargar todo el peso de la cuestión. Eso ha hecho que incluso en el plano de la forma jurídica, se hayan sancionado normas penales que imponen castigo carcelario grave a situaciones de conflicto social diseñadas desde un tipo de sujeto y no sobre el total de la población. De esta manera se llega al contradictorio de destacar constitucionalmente el principio burgués instalado desde 1789 de igualdad de los individuos ante la ley para pasar a sancionar penalmente acciones que solo protegen a ciertos individuos. Nótese por ejemplo que en Argentina la muerte tiene doble estándar. Si una persona muere por ser mujer tiene un castigo. Si es varón y fallece por una acción violenta tiene otro. Demostrar que la acción del sujeto activo en el deceso de una mujer no se debe a su condición de tal, será tarea superior para sus defensores, en un proceso penal donde los jueces sufrirán la presión cultural que le impone valorar la prueba siempre sobre la preeminencia de la hipótesis inversa.

Justamente uno de los elementos que caracterizan a las prácticas sociales genocidas, sean estas preparatorias – como la que transcurrimos- o consolidadas, es determinar la protección para un pretendido sujeto colectivo al que se victimiza, dejando al resto poblacional por fuera, con lo que se consigue lograr la aquiescencia de ese otro espectro social para su materialización. Advertir estas circunstancias no resulta un dato menor y no se lo abarca con la muletilla del “nunca más”, pues ese extremo no resulta hoy garantizado por institucionalidad alguna, de modo que resulta lo que un perro puede hacer con su ladrido a la luna. Repárese por ejemplo la cantidad de muertes producidas en democracia y además en todas aquellas en que bajo el paraguas de violencia de genero han sufrido mujeres trabajadoras y oprimidas luego del ostentoso manifiesto por el “nunca más” lanzado por el policlasista grupo nucleado bajo la ampulosa nominación de “Mujeres Argentinas”

Dentro de este desarrollo, ya se advierten hoy reacciones políticas y discursos de los que tienen que ver con todo esto y pretenden descargar responsabilidades políticas ocultando su significativo aporte a lo dado. Para tomar un paradigma, se escucha en el propio marco social de los que luchan algo así como un llanto, destruyendo aquella dialéctica que nos dejara Masetti en su lucha por latinoamericana siguiendo las tareas generadas por el diseño de Ernesto Guevara y su llamado a los pueblos del mundo. Hoy los que lloran y antes luchaban dicen con genuino dolor:” Vamos muy mal. Y de acá a las elecciones reventarán al pueblo de todas las formas posibles.”

Notamos y se lo hacemos conocer a los que lloran, que con el llanto no están haciendo otra cosa que reproducir los fallos, los yerros, los caminos circulares, desarrollados con anterioridad.

Las elecciones no son un mojón, son el punto de llegada al que apostaron desde 2018 para acá todos los grupos ligados a los sectores de población caídos en la condición económica de población sobrante y con ello a la miseria. En igual medida lo hizo el sindicalismo con matices pero de conjunto, incluido el sindicato de neumáticos, los docentes, aceiteros y ferroviarios.

El uso de las elecciones como punto de llegada en no se sabe que camino, fue puesto en discurso político por el FITU también con matices, abandonando toda emergencia ideológica relativa al programa que llama a la fundación de la IV Internacional.

El desvío que conduce al error está en esa decisión política que restó fuerzas a la clase trabajadora, no le permitió canales de construcción como clase para sí y confundió a la vanguardia obrera estructurada en diversas organizaciones políticas diseminadas por el país. Lo cierto es que las elecciones no son otra cosa, ya a las claras que un más de las variantes ideológicas para evitar el desarrollo en la clase trabajadora del programa socialista. Dicho en el propio señalamiento de los que llora, en particular, este proceso electoral es una forma calificada de «reventar» al pueblo trabajador.

 Cuál es el destino de esta ruta trazada en 2018, La respuesta esta a la vista el agotamiento de una etapa política y la posible construcción de un orden social ideológicamente construido para más explotación y opresión desde el Estado, impuesto por esta derrota política que se deja ver tendencialmente en el hoy y luego consensuado por todos los derrotados al solo efecto consciente de pervivir.  No queda tiempo de lamentos, hay que construir verdad socialista en todos los espacios posibles, reorganizarse tomando un nuevo curso y propagandizar la estrategia revolucionaria de poder obrero como superación de esa tendencia a la conformación de un orden social cualitativamente explotador y opresivo sobre la base de la imposición de la miseria como clave cultural. legitimante de dominadores y dominados