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Nuevo Curso

Nuestras tareas políticas frente a la barbarie capitalista

NUEVO CURSO

La acumulación de la riqueza en un extremo de la sociedad de clases, en manos de grupos concentrados es consecuencia, al mismo tiempo de la acumulación de miseria extendida sobre las masas de trabajadores. Pretender que en situaciones de crisis, se rompa esa relación asimétrica, restableciendo una situación digna para la población bajo situación de miseria implica adherir a un reformismo carente de toda aproximación a la realidad  carente de sustento y en consecuencia, propiciar la  falsa conciencia en torno a la viabilidad de un instrumento ideológico que solo concurre objetivamente a la mera facilitación de la reproducción capitalista dando posibilidad de realización a los intereses específicos de la burguesía explotadora y opresora.

    El 1 de mayo es un día internacional signado históricamente por una consigna clara para todo trabajador: imponer el socialismo en la tierra. Guiados por las apariencias podríamos decir que, en su última expresión producida en esta semana, esa premisa estuvo ausente en lo real y sustantivo. En cambio, en plano de apariencias, si se observaron banderas rojas, estrellas, fotos de la che, canto colectivo de la “internacional” pero este último acto de presencia en las calles de la clase trabajadora solo exhibió -más allá de los matices-el reclamo hacia un gobierno ajeno a la clase y gestor político del poder burgués, para que abandone el acuerdo con el FMI, buscando cesen las que se dicen son las consecuencias sociales del mismo.

 La bandera limpia por el socialismo implica mucho más que eso ya que, lo demandado no es otra cosa que una pretensión en contexto capitalista que no perfora la dominación burguesa sobre la sociedad ni permite la superación objetiva de las contradicciones económico-sociales contenidas en esas estructuras productivas.



La lucha con la bandera limpia del socialismo necesita contar con el contenido consciente del programa socialista en la vanguardia trabajadora sobre las razones que imponen la abolición del Estado de la burguesía como meta en el conflicto de clases.

Esa tarea estratégica y específica que determinan las distintas maniobras y acciones parciales desplegadas desde los explotados y sus nos sobrepasa, pero a la vez y nos constituye como sujetos en tanto de esas acciones y su resolución favorable depende nuestra propia existencia atento al agotamiento histórico del orden social que traza el capital en su reproducción.

La lucha obrera desde el programa socialista revolucionario es una empresa humana  por su porvenir, que no puede librar el reformismo ni el oportunismo que toma cuerpo en la burocracia de los movimientos propiciatorios de la economía social , ni en los de las organizaciones piqueteras  y mucho menos en quienes ya se han asimilado a la clase dominante desde la CGT y los sindicatos que se agrupan en la misma, por vía de su conformación burocrática que implica entre otras cosas el desalojo de los trabajadores de sus propios organismos .

Es una lucha dura, más aún si en el plano ideológico su apropiación social por un contingente significativamente relevante luce retrasada en el tiempo como lo muestra lo visto y oído en el pasado 1 de mayo
Es una lucha prolongada en el tiempo. Los que buscan la tranquilidad y el confort no se enrolan en ella, En las épocas de reacción, ciertamente, es más cómodo vivir con la burocracia sindical , piquetera o de un grupo organizado como partido que se sostiene en gran parte por su inserción institucional en la república burguesa,  que consolidar la autonomía política de la clase trabajadora y su programa socialista,  buscando construir e imponer un orden social con nuevas relaciones sociales que impliquen la  superación de las clases, la abolición material de la ley del valor y el derecho de propiedad privada sobre los medios de producción .

La política desplegada desde quienes propician la opción burguesa o pequeña burguesa nacionalista o de corte reformista que se proyecta desde los discursos presuntamente opositores a la gestión gubernamental, no significa la superación de los problemas que aquejan a los trabajadores. En ese contexto y en particular, el recambio de figuras al frente del Estado solo ayuda a mantener la sujeción de las masas populares al carro de la clase dominante.

En sentido inverso, la bandera fundamental y esencial es la propaganda y agitación por la ruptura con toda forma de conciliación con el orden burgués, pequeño burgués o burocrático, tal como se manifiesta de modo abierto en esta instancia de la lucha de clases.

  Afrontamos situaciones sociales significativamente gravosas que no pueden ser abordadas desde un mero “intercambio de ideas” circunscripto a cómo hacer el aguante “tal como se sigue de las intervenciones políticas de estos sectores. La  crítica es un arma de lucha, un medio para el fin revolucionario, llevar a los seres humanos a pensar, obrar y organizar una sociedad sin explotados ni explotadores, pero necesita en el mismo tiempo un acompañamiento necesario de acciones de lucha callejera que signifiquen la afectación clara de los intereses de la clase dominante y no la búsqueda de  acuerdos dentro de ese mismo orden institucional y jurídico .
El discurso sobre la deuda y el FMI de estos grupos en los que se nuclean los trabajadores desalojados de la economía formal que hoy llevan tras de sí, el grueso de ese colectivo humano, contiene desde el punto de vista de la teoría y consignas puestas en acto, una intervención en la lucha de clase contraria a los intereses objetivos de la clase obrera en sí, y se ajustan funcionalmente al desarrollo crítico del proceso de reproducción del capital en nuestra sociedad.

El fundamento de esta orientación es  una premisa no demostrada según la cual, la deuda externa es, la vía principal para la reproducción capitalista y la explotación de la clase trabajadora por parte del capital financiero internacional. En ese sentido el FMI corporizaría la explotación imperialista sobre el país y el pueblo

Lo cierto sin embargo es que el problema objetivo más crítico, de la clase trabajadora y los sectores sin empleo con desempeño en la economía informal como titulares de planes sociales, productores autoexplotados, población económicamente sobrante o como se les quiera llamar, es su miseria creciente y aquello que la genera no se reduce al acuerdo con el fondo monetario y sus efectos concretos.

Dicho en otros términos debe quedar en claro que la causa de los males para las masas trabajadoras ocupadas o desocupadas, no se reduce a la contracción y pago de la deuda con organismos internacionales de crédito  y la usura financiera , sino que tiene que ver básicamente con la inviabilidad de la relación capital -trabajo en sí , en tanto la acumulación de capital que se produce por la propia productividad de la fuerza de trabajo resulta insuficiente.
Por lo demás en todas las demandas públicas agitadas desde la burocracia piquetera se destacan planteos donde tienen centralidad las palabras país”, patria o “pueblo”  que se utilizan  de modo consciente en búsqueda de ampliar el frente con otros sectores sociales extraños a la clase trabajadora con abstracción del programa socialista y sus objetivos. Por eso el mensaje que se exhibe es que “todos” a excepción del gran capital concentrado en la gran burguesía son explotados por medio de la deuda sin mencionar, la conexión entre la deuda externa y la fuga de capitales operada por la propia clase dominante argentina que implica el hecho de que gran parte de los tenedores de los títulos de la deuda pertenecen a la misma burguesía.

 Es decir, la caracterización burocrática es un planteo insuficiente en tanto no da cuenta propagandística y evitativa del directo involucramiento del conjunto del capitalismo argentino con el capital dinerario internacional, y por ende, también con la deuda, por acordar que ese es el modo en que opera la reproducción del capital en nuestra sociedad de capitalismo tardío y altamente dependiente.
La deuda externa es un producto del capitalismo atrasado y dependiente, y nunca la fuente única de la miseria, en tanto aun cuando la clase política habían sacado al fondo monetario de la escena luego esa misma clase burguesa fue en su búsqueda. Se oculta, sin embargo, que en los tiempos en que se saldaron los compromisos con el fondo, las carencias sociales no menguaron y los sectores de la clase obrera afectados fueron incrementando su cantidad a expensas del capital concentrado.
El acuerdo con el FMI, no es la única y significativa causa de los padecimientos económicos-sociales en los que se encuentra la clase trabajadora. La tasa de interés y la deuda son reguladas por las leyes económicas. El no pago de la deuda solo modifica el reparto de la masa de plusvalía, dejando intacta la tasa de explotación



Toda esta centralidad conscientemente ubicada en la cuestión de la deuda, impone la errónea idea según la cual se puede elevar el valor de la fuerza de trabajo afectando solo los intereses de los “especuladores financieros” y el gran capital concentrado en grupos económicos. Este concepto lleva a no cuestionar la explotación que ejerce la burguesía de conjunto, nacional o extranjera, sobre la clase obrera. Expresarse de esta forma es desplazar la centralidad de la explotación basada en el régimen del trabajo asalariado hacia un modelo de cambio que no se compadece con la estructura económica de nuestra sociedad.

La propuesta de centralizar la lucha en el contenido antimperialista que deja ver la consigna de no al acuerdo con el fondo monetario, permite pensar en que por fuera de ese acuerdo es posible un salto cualitativo de superación de la miseria. Esto implica una afiliación directa en el nacionalismo o en el peor caso a la idea del desarrollo autónomo capitalista en un solo país, dentro del marco jurídico -político de la constitución nacional impuesta por la burguesía para construir su hegemonía de clase.

La superación de la dependencia económica de un país atrasado excede lo que puede lograr una revolución nacional burguesa y democrática, o antimperialista. La consigna que agita la liberación nacional del yugo imperialista oculta que la autodeterminación de un pueblo no elimina la dependencia económica, en tanto ella está asociada al predominio del capital financiero y a la propia estructura capitalista tardía y atrasada del capitalismo argentino, y no puede desaparecer en tanto haya capitalismo. Por eso las tareas militantes son de agitación y propaganda por el socialismo, a partir de la construcción y consolidación del poder obrero y la democracia de los trabajadores,

Es más que relevante modificar el curso de la lucha con objetivos programáticos claros que eviten una nueva frustración de la militancia. Es preciso dejar en claro que, los problemas fundamentales de las sociedades capitalistas dependientes y atrasados, no se superan alterando alguna variable de la distribución sino desde la producción misma

Estamos en la época de agonía y crisis significativa del capitalismo, su superación histórica -el socialismo- sólo será posible si se resuelve la crisis de dirección de la clase trabajadora y no se produce de manera consciente el paso dialéctico de clase en sí a clase para sí. Asistimos a una época de guerras y alzamientos callejeros populares. El objetivo estratégico es la destrucción del sistema capitalista y sus instituciones, la abolición del trabajo asalariado y la clase sociales. Frente a la barbarie capitalista es necesaria la instauración del poder obrero, la dictadura del proletariado, planificar la economía, colectivizar y socializar los medios de producción, por vía de la acción directa, la violencia revolucionaria de las masas, la huelga general y la insurrección