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Nuevo Curso

la desobediencia civil y la república burguesa

NUEVO CURSO

 Frente al descrédito cada vez más generalizado de los partidos y de los funcionarios gubernamentales del poder burgués, que incluye además a toda la intelectualidad orgánicamente asentada en la tarea de facilitar la reproducción del capital , la desobediencia civil ,entendida en sentido amplio  constituye un resorte fundamental  como  dispositivo simbólico expresivo del derecho subjetivo, individual y colectivo  de resistencia a la opresión , insuficientemente desarrollado en la lucha de clases por los trabajadores.

La desobediencia civil   frente a la ley electoral , tomada como medida de lucha , pone en crisis los propios fundamentos del Estado montado por el poder burgués , porque desconoce el carácter representativo de la democracia burguesa, es decir, niega dialécticamente el principio según el cual el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representante, provocando una inversión reactiva  de los sentidos que apunta a devolver la decisión soberana a la propia población, y en ella habilita que tome cuerpo el interés autónomo de la clase trabajadora .

En el mismo sentido, advirtiendo que la gestión de gobierno del poder burgués declara formalmente derechos subjetivos generalizados respecto del hombre sin diferenciación alguna, pero no los concretiza en la medida en que la propia estructura de clase de la sociedad, y la relación social capital-trabajo así se lo impiden por las contradicciones que contienen

Repárese en que, si lo que prima es la reproducción del capital, y la ley del valor proyectando en su crisis que amplios sectores de la población sean desplazados a la pobreza y la miseria, se reciente todo ese basamento jurídico que, apelando a formas abstractas e institucionalidades, restándole legitimidad, y es ese factor el que habilita al empleo de la desobediencia.

Destaco además que la desobediencia civil, coloca el escenario de la lucha de clases en un espacio de cuestionamiento que opera por fuera de las organizaciones sindicales, restándole protagonismo a las burocracias enquistadas en esas entidades gremiales, en tanto la demanda no se circunscribe directamente a la relación laboral, sino a toda la superestructura política y cultural de la sociedad.

Desobedecer al mandato legal que impone el sufragio, significa dar retorno al trabajador individual y colectivo para que se autodetermine en función de sus intereses y demandas específicas, en detrimento de una herramienta de la burguesía que solo busca seleccionar el personal político adecuado para extender su dominación de clase sobre oprimidos y explotados

Se señala en las referencias mediáticas, la presencia significativa de Javier Milei con alto grado de incidencia en la adhesión a ese voto, de los sectores populares de las poblaciones territorialmente ubicadas en los márgenes de las grandes urbes, agregando que esto sucede por el hartazgo hacia las gestiones estandarizadas de la política burguesa.

Es ese agotamiento del crédito político que los pobladores de los centros urbanos le notifican al conjunto de la política burguesa, el que impone la lucha ideológica de la clase trabajadora, para dotar de fundamento al ejercicio de la desobediencia que debe existir respecto de todos los dispositivos electorales prefigurados en la Constitución Nacional, haciendo que la bronca se exprese de modo inequívoco

Por fuera de ese entramado, lo que pone en evidencia el comportamiento militante de las organizaciones políticas que se presentan buscando dar referencia de la clase trabajadora como sujeto de un cambio social es que todas ellas omiten propagandizar esta alternativa de resistencia política al orden burgués y la sustituyen por la insistencia táctica en el incremento de las bancas, con lo que queda claro su proyección como opción reformista, y el necesario abandono del camino revolucionario.

La democracia burguesa es la dictadura del capital, los revolucionarios luchamos por derrocar esta dictadura e imponer la más amplia democracia, la democracia obrera. Los principales reclamos de los trabajadores no se resuelven votando, el camino es impulsar la organización desde las bases, expulsando a las burocracias de los sindicatos. Las legislaturas o consejos deliberantes no son organismos de la clase obrera.