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TU QUERIDA PRESENCIA

La euforia de los aparatos formadores de opinión tras la capitulación del régimen estalinista y sus satélites, proclamó el fin de la historia, el triunfo pleno y perdurable de su sistema social capitalista y la muerte definitiva de los paradigmas que encontraban su razón de ser precisamente en la confrontación con ese orden social y el imperativo categórico de una nueva sociedad.
Sin embargo, la historia no tuvo fin, sino luchas y contradicciones en una sociedad globalizada por las necesidades de reproducción del capital. El tiempo y esos contradictorios, siempre en expresión de lucha de clases, ha puesto en escena una crisis del modelo capitalista que exhibe su agonía por vía de la instalación social de situaciones de barbarie, guerras, convulsiones, con la muerte como factor común.
Esa situación, este momento de la historia, hace posible la emergencia de una imagen recobrada que aparece en los más variados sitios, pero con prevalencia en donde se ubican los humildes, los que se desenvuelven en escenarios sociales de pobreza. Es la imagen presencia del Che, que sigue tomando fuerza renovada, cualquiera fuese el sentido que en el plano consciente le den sus portadores.
Los males en el mundo de hoy tienden a agravarse y nos amenazan con el caos, los trabajadores del mundo necesitan unirse alrededor de sus símbolos para forjar acciones colectivas y abordar con ellos los graves retos que tienen ante sí. Sin duda Ernesto Guevara es uno de esos fogoneros.
En estos días, los grupos que dominan la agenda informativa, intentaron con fallido resultado asociar al “Che” con la desaparición de una mujer en circunstancias que se dicen delictivas. Intentaron ligar su imagen en las remeras de unos niños que asisten a una escuela del Chaco con las acciones personales de quienes son responsables por ese establecimiento educativo.
Solo como referencia de texto, cito un ejemplo de esa operación política, dejando en claro que es simplemente a título ilustrativo del lector. El escritor Carlos Mira, desde el sitio “notiar.com” se aventuró a decir, siguiendo esa tendencial intentona ideológica difamatoria, que:
Emerenciana Senna es un piquetero comunista chaqueño que, con el aval del feudalismo provincial encabezado por Jorge Capitalice, manejó vastos recursos públicos al estilo de Milagro Sala en Jujuy, recursos que incluso le permitieron izar la bandera cubana en un colegio de la provincia, usar la imagen del Che Guevara como escudo de ese establecimiento y adoctrinar en ese caldo de rencor la mente de chicos inocentes (que usan guardapolvos rojos) que fueron formateados quizás para siempre en el resentimiento, el odio y la envidia.

 Quienes vilmente acudieron a esa herramienta distorsiva olvidaron que Guevara no es un mito, y como tal no admite interpretaciones. Ernesto Guevara no existe por la acción de la simple fantasía, su fuerza y razón para afianzarse en la imaginación popular hay que buscarlos incluso en esta prevalencia global del capitalismo en crisis en la medida en que este mismo lo gesta como su referencia superadora, al haber dejador, postmodernismo mediante, al margen del curso histórico valores irrenunciables para el hombre, de los que necesita para habilitarse a reclaman para marchar hacia adelante, en una nueva sociedad.

Lejos de la reivindicación hueca y vacía de la muerte individual y por designios personales, la referencia constante por el amor por los pobres es una cuestión clave de la política revolucionaria que no es ajena al Che. Por eso, recuerdo que pidió permiso en un texto para indicar:
“Déjenme decirle, a riesgo de parecer ridículo que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esa cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente, éste debe unir a un espíritu apasionado con una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se le contraiga un músculo. Nuestros dirigentes de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común los ejercita.” El socialismo y el hombre en Cuba “
Es en sentido inverso a la propaganda descargada de modo perverso en estos días sobre el Che en un episodio más de esa búsqueda de dar muerte a su querida presencia, es que hay que ir y para ello se hace necesario reparar en la raíz filosófica que otorga importancia a los factores subjetivos, morales en una sociedad y en la construcción subjetiva de lo humano, reclamos esenciales que transitan por toda la existencia práctica de Ernesto Guevara.

La vida del hombre, más allá de su carácter necesariamente transitorio en lo biológico, tiene en paralelo y de modo combinado un sentido socialmente trascendente que hace base precisamente en la defensa de la vida humana y su prolongación en el tiempo con base en la solidaridad y el amor entendidos como productos de lo humano y no como abstracciones. Es decir, como si no fueran estos valores algo tan real que sin ellos desaparecería toda distinción del hombre con el reino animal. No son estas conclusiones de corte idealistas sino resultantes del dato certero según el cual, de la cultura y la espiritualidad nace y crece la vida del hombre en la tierra.

La realidad es testaruda y ejemplarizante y nos muestra que no hay régimen social perdurable, tanto menos el que aspire a establecer de forma universal los derechos del hombre en una sociedad de clases basada en la explotación y la opresión de una sobre otra. Esas aspiraciones de corte ideal específicas de la revolución burguesas, han quedado por fuerza de las contradicciones del capital en ese plano y no se plasman en realidad. Ello solo es posible si se reconoce la misión fundamental de la cultura y en especial de la ética en la historia humana. En ellas se sintetizan los elementos necesarios para incitar, orientar y materializar la acción. Es eso lo que está en la base de la acción guevarista y es precisamente a eso que se le tiene tanta aversión por los efectores ideológicos de la burguesía dominante.

Che Guevara es idea y cuerpo de la justicia universal entre los hombres y de la solidaridad entre componentes de la clase trabajadora y los despojados que, lejos de extinguirse con los años, crece como si fuera una flor en un pantano pestilente.

El comandante Ernesto Che Guevara es una señal de las mejores tradiciones éticas del siglo XX y se proyecta con esa luz en esta nueva centuria. Fue el primero que habló de la necesidad de forjar al hombre del siglo XXI; hoy nos percatamos que hemos arribado al siglo XXI en medio de la más profunda crisis de la historia del orden capitalista
El Che lejos de ser asociado con la muerte resultante de un crimen individual y del uso que de su figura puedan hacer los individuos concretos debe ser asimilado como lo hacen los humildes trabajadores del mundo, esto es, indisolublemente ligado con las verdades que paso a paso fueron descubriendo los hombres y que culminaron con la exaltación de lo más avanzado de la razón y la inteligencia humana. Asimismo, conservaron y desarrollaron el sentido de la lucha y la esperanza en un mundo justo que permanecen aún vivos en la tradición espiritual de nuestra América Latina. Ernesto Guevara es, en definitiva, uno de los símbolos éticos más prominentes de la historia revolucionaria, que perdura y centelleara para siempre en nuestras conciencias.
En paralelo, y siempre centrados en el uso que se pretendió hacer de la imagen del Che impresa en las remeras que usan los niños que asisten a la escuela barrial.
Ese barrio fue oportunamente gestado por “los Emerécianos” que a la par se decían públicamente “socialistas” (como puede verse en algunos carteles en sus propiedades) y hoy se ven involucrados en la desaparición de una joven. Esos sujetos no son expresiones aisladas de las formas que adopta la política en nuestra sociedad. Son en realidad, la muestra de las deformaciones históricas, ideológicas y políticas que puede exhibir el presente.
Los medios de comunicación intencional o haciendo alarde de ignorancia, llaman «de izquierdas» a lo que en realidad son expresiones de políticas populistas impulsadas desde el propio Estado que concentra la institucionalidad del Poder Burgués.
Con esta segunda adulteración, que le sigue a la pretensión de ligar a Ernesto Guevara como un ícono de la muerte lo que se busca conseguir en sus efectos es que se asocie a toda organización que luche por el socialismo con ese tipo de punteros “emprendedores” como el que representan Emereciano Senna y sus acólitos

En igual sentido puede hacerse la misma lectura con referencia a todo lo sucedido en el cierre de la presentación de candidaturas, en la medida en que se exhibe una hegemonía del discurso capitalista y se ubica a aquellos de convicción socialista, o al menos progresistas, en un espacio que se ha quedado sin un referente concreto, razón por la cual el rescate de Ernesto Guevara resulta un imprescindible de la acción política revolucionaria de nuestro tiempo.
La crisis del sistema económico capitalista mundial es hoy estructural. La conclusión de Marx en «El Capital» fue que el sistema capitalista acabaría tarde o temprano en una «contradicción interna antagónica», o sea irresoluble dentro de la lógica y funcionamiento del sistema, entre sus «fuerzas productivas» y sus «relaciones de producción» está dando cuenta de su presencia en los hechos
La actual crisis capitalista es planetaria; evidente en la situación económica y financiera y de la mayoría de los países; en la pobreza, marginación y violencia generalizadas; aunque con variados matices según la región o el país. Según la experiencia histórica, esto sólo puede terminar en otra Gran Guerra
La evidente perspectiva, a corto, mediano o largo plazo, de una guerra más extendida que la que ya se proyecta entre la OTAN, Ucrania y Rusia , es lo que hace gravísimo el actual cuadro de situación Por eso , no se trata solo de reivindicar y defender la figura del «Che» o de hacer su semblanza a la hora de los actos, sino de acudir a sus líneas directrices y continuar en la lucha por el socialismo, por vía de la organización de los trabajadores orientada a la construcción del poder obrero y socialista.