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Nuevo Curso

UNA REFLEXION FRENTE A LA IMAGEN DE UN AVIÓN QUE NO ES CUALQUIER AVIÓN

El avión desde el cual el Estado genocida Argentina, arrojó al agua a 12 personas detenidas ilegalmente en 1977, entre ellas tres de las primeras Madres de Plaza de Mayo, ha sido recuperado y presentado este lunes en Buenos Aires.

, La vicepresidentaparticipó junto a Sergio Massa del acto de recuperación del avión Skyvan PA-51, Sin embargo  la ocasión fue utilizada para dar centralidad en esa circunstancia , a que  por primera vez en público  se lanzara la precandidatura presidencial del ministro de Economía, Sergio Massa.  Es así que en ese espacio y en ese momento  se dijo :»Los militantes y ciudadanos habrán visto con sorpresa la precandidatura. Pero para ganar hay que apostar. Era necesario una lista de unidad para los graves problemas de la sociedad argentina.

Todo esto , no es un dato menor, ni una circunstancia accidental que pueda ser pasada por alto. En sentido inverso, tiene una significación altamente relevante a la hora de buscar respuesta a nuestra pobreza generalizada.

La clase trabajadora, encuentra a Argentina y su orden social capitalista ,  en una crisis económica, social y política de una magnitud significativa, si se tienen presente los actos de barbarie que la exhiben a ojos vista, entre los que se cuentan de manera gravitante los múltiples actos de violencia que el poder burgués a través de sus agencias represivas, descarga sobre la clase trabajadora que ocupa las calles para protestar por demandas  económicas básicas para la sobrevivencia y sobre ese sector de la población que no tiene ingreso a la economía formal y puja a diario , como si fuera un cazador de una economía primaria , por conseguir día a día su sustento a como dé lugar.

Esta crisis, no es sino la expresión de signos de agotamiento histórico del capitalismo como modo de producción, en la medida que da cuenta de la imposibilidad de ese orden jurídico-político-económico de dar cuenta de los paradigmas que le dieron nacimiento y de asistir a las demandas más sensibles de los carentes de toda propiedad que no fuese su fuerza de trabajo, que además ya no resulta requerida en amplios espacios de la producción material de mercancías.

  En ese espacio que fija la estructura atrasada y dependiente de la producción de mercancías en nuestra sociedad y  las específicas dificultades que adquiere su reproducción por vía de la intensificación de la tasa de explotación , es posible advertir con sentido histórico que se produjo en Argentina una incidencia de una modificación en los flujos del capital financiero internacional que desataron desde 2018 una nueva fuga colosal de capitales, financiada por un mega préstamo del FMI, que el gobierno de turno suscribió que le implicó además  sobrecargas de tasas de intereses, materialmente convertidos en  usurarios.

      En esa realidad, y por estas circunstancias es que vivimos en la pobreza desde tiempo prolongado. La historia que se ve implicada en este derrotero dialéctico al punto de llegar a esta circunstancia objetiva, es sin duda trágica, pero la cuestión es cómo puede ser atravesado este resultado en tiempo presente como para pasar de la sobrevida a la existencia real, digna y humana en un futuro próximo.

       Sobrevivir, es la cosa más desconcertante. ¿Para que sobrevivir si no es por aquéllos que no sobreviven? Esta idea justifica el sentido real de la militancia política por fuera de los formatos de mercados que hoy se le impone a la misma desde los centros ejecutivos de la organización que se autoproclaman de “izquierda” y referentes de los trabajadores.

 Esta idea central de imponerse como sujetos tomando la sobrevivencia que nos es impuesta de modo objetivo, como cimiento de lucha por la existencia humana es la que debe presidir nuestras acciones individuales y colectivas, buscando conformar un nosotros de rostro humano diverso de la multitud de individuos enajenados en las mercancías.

Esta necesidad de sobrevivir para luchar por existir es la herramienta necesaria para advertir en que se ha convertido la condición humana concreta de quienes nos reconocemos en nosotros mismos como trabajadores.

Esa necesidad de sobrevivir en lucha debe ser adquirida en el proceso de desarrollo de nuestra conciencia, como momento de partida hacia lo real y concreto que exhibe el escenario social de la pobreza generalizada, que exige ser negado en búsqueda de su superación que no es otra que la vida digna misma.

Nada de esto se emparenta con las fotos y los videos desparramados por doquier y a lo que venga que deja ver la militancia política en su abordaje del proceso electoral como un elemento más de su confirmación farsesca.

En igual sentido, la necesidad de sobrevivir en la lucha por existencia digna, no reconoce raíces en un compañero que toma listas a personas que reciben planes para verificar su asistencia a un acto o alguna actividad. Esto último solo exhibe la presencia de los estímulos materiales por sobre los morales, socavando lo elemental y necesario de un camino hacia el cambio social y político que es la libre determinación de la voluntad de los trabajadores en su proceso de autoemancipación.

La mercantilización de la militancia, las aspiraciones individuales de cuatrerismo ocultas tras presuntas diferencias ideológicas tomar cuerpo en una farsa electoral que desfigura lo real.

Otra manera de estar en ese mundo de sobrevivencia en la pobreza material y cultural generalizada debe dar presencia en esa farsa electoral  que proyecta sensiblemente la dominación burguesa por expresiones políticas centradas en la uniforme posición del empleo de la violencia sobre los que reclaman por mejores condiciones de sobrevivencia en este modelo social injusto, es resignificar la militancia política de los trabajadores en lucha hacia la cuestión primaria de la construcción de un nuevo hombre que se despoje de las expresiones cosificadas del sujeto propias del orden social capitalista.

En estos días se pudo ver un momento de la farsa electoral que tomó como escenario la recuperación objetiva para la historia de las prácticas genocidas del Estado en nuestra sociedad exhibiendo un avión que se utilizó para lanzar personas a las aguas del río de la plata o el mar argentino.

Ese es un acto emblemático de como todo se desnaturaliza en este estadio de la lucha de clases y la dominación capitalista. Primero, cuando se discutían candidaturas entre el elenco de políticos profesionales, intelectuales orgánicos de la burguesía, se dijo que había que reconocer el lugar dirigencial a “la generación diezmada”. Luego, desplazado el político que vendría a ser admitido desde esa categoría abstracta, se lo pone delante de la imagen de un avión y se explica las razones de una interna, como justificativo de ese corrimiento.

Se advierte de lo dicho que lejos de ser un cambalache al estilo disciplino, lo narrado es una expresión clara y concreta de cuanto significa el valor humano para la política burguesa y la lógica de su poder estatal. La mecánica esencial de la opresión que deja ver la escena narrada, perdura detrás de esta mascara electoral que no reconoce ni siquiera límites de ética formal.

La respuesta a todo este hacer ideológico de la clase dominante, exige advertir que, en la militancia revolucionaria por su objetivo de construcción de poder obrero y concreción del programa socialista, por oposición a lo dado, los muertos, los desaparecidos, son señales de una manera de sobrevivir en lucha dentro del orden social capitalista con sentido humano reivindicativo de esa condición y la búsqueda de su existencia real por vía de una nueva sociedad y un nuevo hombre.   Cuando la serenidad, la lentitud, el silencio pasan a ser raros bienes, la compañía de nuestros desaparecidos y caídos en la confrontación contra el capital, es una fuente de energía inagotable, un impulso hacia otro presente y un revolucionado futuro. No hay nada lúgubre, ni macabro en esto, sino solamente la advertencia urgente de no dejar de escucharlos.

Los desarrollos de las ideas y las luchas concretas de calle en todo el tiempo de instalación del orden burgués democrático en las últimas décadas del pasado siglo y las que lleva el presente, nos han ubicado a los trabajadores, en una sobrevivencia cruel, prisioneros  de una cárcel invisible, condenados a mirarnos al espejo sin reposo, flagelación y frustración , escuchar y leer el sentido de vida de aquellos que eran compulsivamente llevados y arrojados en ese avión puesto de pantalla de fondo para un discurso descriptivo de la miseria moral ínsita en toda la política burguesa , parece ser la respuesta militante inmediata a semejante injuria .

El presente, exhibe al ser humano en máxima expresión de su enajenación-alienación y confirma con rigor el fenómeno del fetiche de la mercancía expuesto por Carlos Marx. Esa cosificación del ser humano, se presenta hoy como exacerbación del individuo abstracto y el apogeo del narciso que solo se percibe a sí mismo, estereotipado por sus exterioridades pautadas e inducidas por el orden social dominante marcado por la necesidad de realizar dinerariamente sus mercancías.

Esta en juego contraponer a todo esto, el modelo humano vivencial y de actos, que se dejaba ver tras la existencia real de los trabajadores que encontraron la muerte violenta en su lucha o la de aquellas que permanecen aún hoy entre la gente que fue desaparecida y no regresa.

Los ojos sin la memoria no ven nada. La propuesta militante revolucionaria en búsqueda de un nuevo curso sobre esa tendencia latente del sentido de la vida y por ende de la lucha, no es ligarse a un pasado puesto en cuadro y cosificado como imagen, sino empaparse a través de esas vivencias de otros tiempos y esperanzas, de devenires éticos, de trayectorias humanas para hacer nuestro mundo y terminar con el rostro macabro, farsesco y repulsivo de la cultura dominante que impone a fuerza de violencia, la burguesía.

 A pesar de todo, es posible y necesario, mantener la dignidad, vivir una vida verdadera.  En “los miserables” se puede leer que: “Los muertos son seres vivos que se une a nuestros combates”, siguiendo esa intencionalidad podemos continuar diciendo que la promesa incumplida por la transitoria derrota sufrida por quienes eran transportado en ese avión no es un peso, es un imperativo de realización para quienes hoy sobrevivimos.

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