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Nuevo Curso

ANA A LAS DIEZ

Creo que cuando uno empieza en esto de escribir.más temprano que tarde se encontrará frente al desafío de cualquier taller literario, donde para ver cuanto puede dar nuestra capacidad , nos dicen : “bueno, describa un encuentro por cita previa”

Sucede sin embargo, que nunca he ido a un taller de ese tipo. Los únicos talleres que conocí son los del barrio de mi abuelo , esos de mecánica ligera o los que hacían piezas para las automotrices, donde un tornero con oficio hacía maravillas .

Ocurre además, que nunca me pude ajustar a las normas y menos las de los signos de puntuación o las gramaticales, como ya pueden darse cuenta. Siento que no me parece que lo que se escribe pueda ser materia de evaluación con puntaje por parte de otro que te dice : “no así no”. Las palabras escritas salen y ahí van se ufanan por buscar su lugar sin indicaciones previas.

 Por eso es que estoy ahora, precisamente ahora, metido en esto de tener que llevar al mundo una explicación razonada de eso a lo que llamo “Ana a las 10”.

Está claro que se trata de Ana. El diez es algo que se dice de Ana, directa o indirectamente con la advertencia  necesaria  que no indica cantidad y calificación . No son diez, como resultado de un recuento sino diez horas.

Es que Ana existe de múltiples formas porque es una artista a la que le han impuesto ser persona las circunstancias de su vida, perdón, las circunstancias de sus presentaciones actorales permanentes y sin dudas relativamente fecundas, aspecto este último del que dan cuenta sus dos hijos varones.

Entonces diez indica momento, ocasión  “para”.  Diez es la hora de un predecible, anunciado, y repetido martes  donde formaliza una cita concreta. Lo sorprendente es que ella no eligió en aquella primera vez, ni el sitio, ni la hora, es decir ella no eligió el diez, pero si aclaró que “ella temprano nada”.

El proponente, el que planteo el encuentro, -siempre en desventaja relativa- no tuvo más que priorizar el encuentro y transar el horario con Ana.

Ahí ya casi está perfilado el asunto . Ana primera cita, ya puso condiciones. Luego el derrotero de muchos martes 10 fue el escenario para sus mejores actuaciones no exentas de lágrimas ,si ellas fueran necesarias al éxito de la muestra.

Sin duda su más celebrado éxito fue su presentación estelar 9.55 en la vereda de esa esquina en donde muchos le confundieron con Moria Casán, aunque sus despedidas ascendiendo taxis amarillos no le van en saga.

Así fueron las cosas hasta que Ana se extendió como lava de volcán en mi existencia ocupando sin pedirlo, simplemente siendo, como un caracol particular que en lugar de llevar consigo su propia casa, ella lleva su teatro de vida, y con eso impregno la nada en que mi existencia, sin reconocimiento previo , se vino convirtiendo desde que negocie ponerme el cartelito de jubilado .

Ha pasado un tiempo. Ella por esas cosas de la vida sigue ocupando las 10 hs . Llegando minutos antes o después de esa hora con su bagaje de recursos, descubriendo su lugar en el mundo y observando como testigo convocado de improviso  lo que le va ocurriendo a ese “marciano” que se precipito, también sin previo aviso

Ana trabaja y tiene un jornada intensa. En ella se ocupa de los otros y de sí, con avanzada en las cosas cotidianas. Ana no va a permitir que su castillo de naipes existencial se derrumbe. Es maestra, es directora de escuela, es periodista, le da o no la voz radial a quien pretende hablar porque para ella el mundo tiene consola y esta de más decir que ella y solo ella la opera.

Como todos Ana tiene oscuridades, momentos no explicitos,sobre los que derrama maquillaje que por las noches cuando cierra sus ojos , retira como revoque de payaso. No obstante, ella insiste en que es una persona simple, humilde y llamada a pasarla bien, precisamente porque siempre pasa y nunca, pero nunca se queda . Es como la Argentina. Condenada al éxito.

Bueno, todo esto, para decir solo decir, por no poderlo vivir en plenitud, que Ana , los martes a las 10 tiene un momento en su agenda vivencial para hacer su monólogo conmigo. Estoy desde entonces, sorprendido, atareado, complicado,   y profusamente enamorado de ella, la de las diez, y todas las que ocupen las restantes horas del día, ese que no me puedo permitir por ser un marciano y mi galaxia es lejana.