Nuevo Curso

Caso Franco Casco. LA SELECTIVIDAD DEL CONTROL SOCIAL CAPITALISTA A LA VISTA NO ALCANZA CON LA SORPRESA Y EL REPUDIO .


La vida no vale nada
si ignoro que el asesino
cogió por otro camino
y prepara otra celada.

La vida no vale nada
si se sorprende a otro hermano
cuando supe de antemano
lo que se le preparaba.

La vida no vale nada
si cuatro caen por minuto
y al final por el abuso
se decide la jornada.
(Pablo Milanes)

Este martes,  18 de julio , desde Rosario, en un fallo por mayoría, los jueces Eugenio Martínez Fererreo y Ricardo Vázquez absolvieron a los 19 policías imputados por la privación ilegal de la libertad, tortura seguida de muerte y desaparición forzada de Franco Casco, ocurrida en Rosario en el 2014.

Sin avanzar sobre el fallo en sí y sus eventuales motivaciones políticas, lo cierto es que la sentencia en cuestión tiene el efecto concreto de legitimar la violencia policial en el caso concreto y a la vez generar un escenario intelectual  que facilita por sí mismo un mensaje pasible de incentivar la repetición de estos hechos, donde los miembros de las agencias represivas del poder  detienen a jóvenes socialmente vulnerables , por ser tales, y los someten a vejaciones que pueden incluso derivar en su fallecimiento .

Debe recordarse que estos modos de desarrollo de las agencias represivas sobre las personas consideradas “sospechosas”, tienen reiteración significativa alcanzando una particular naturalización de estos sucesos por parte de los sectores medios de la sociedad, en coincidencia con la formación de sentido común justificatorios que alientan las agencias del poder burgués y los medios de comunicación social desde distintas expresiones.

Durante el juicio, se pudo acreditar que Franco fue detenido por “averiguación de antecedentes” pero su ingreso no fue registrado por los policías. Además, los testigos que estaban aquel día detenidos en la misma Comisaría 7ma de Rosario dieron cuenta de que escucharon la tortura de los policías a Casco. En ese sentido, se exhibió la fotografía que le fue tomada al joven en la misma Comisaría, en la cual se lo ve golpeado y mojado.

En este sentido debe advertirse Quienes nos dominan , por vía de sus agencias de seguridad, tantas veces requeridas por los sectores medios para garantizar “seguridad” para sus intereses  , se llevaron en su momento la vida y la existencia sufriente de Franco Casco , Ahora, la funcionalidad al poder burgués que expresan los intelectuales orgánicos que gestionan los haceres del poder judicial , nos han quitado un poco de vida a todos. Con su herramienta específica, las sentencias, buscan evitar la memoria y borrar de nuestras conciencias el nombre FRANCO CASCO negándole responsabilidades a los integrantes de un dispositivo de aquellas agencias .La burguesía crea la desviación social al hacer las reglas jurídicas cuya infracción constituye la manifestación de lo desviado que debe enderezarse . Visto el fenómeno desde este extremo,  la conducta desviada no es una cualidad propia de la acción , sino una consecuencia de la aplicación que los otros hacen sore esa acción .

Dicho en otro término , la “desviación “ categoría que habría tomado cuerpo en Franco Casco en tanto razón para su aprehensión para “averiguar antecedentes” desde una comisaría , es una construcción de la que se valen no solo los miembros de la agencia represiva, sino el conjunto social al aceptarla como categoría que requiere la “seguridad” para no verse vulnerada , identificando tempranamente y preventivamente a quién puede ser un sujeto activo de una acción ya tipificada como delictiva aún cuando no haya iniciado su ejecución.

 En ese contexto el servicio de justicia penal, que monta el poder judicial dentro del Estado que institucionaliza el poder de la burguesía , cumple una función latente, es decir produce un efecto en su funcionamiento que no ha sido proclamado como una finalidad por el discurso jurídico penal: producir y reproducir el orden social. Es así que el funcionamiento del servicio de justicia penal , no es un mero reflejo de las relaciones de desigualdad que se desenvuelven en el orden social capitalista , sino una creación y recreación cotidiana  de esas relaciones desiguales para que sean admitidas como naturales y por consenso por el todo social, en particular por la clase trabajadora. El servicio penal de justicia del poder burgués  estatal,  expresa un orden social que clasifica a la población con una estructura binaria, los que mandan  y los que obedecen o no , pero en todo caso no mandan . Franco Casco fue una individual en ese todo general sobre el que se derrama la acción opresiva del Estado.

, que en una sociedad de clase como lo es la que define el orden social capitalista, la clase dominante, la burguesía  crea la noción de sujeto desviado y desde allí la conformación de la noción de delito y su reflejo subjetivo “el delincuente”, que es asimilado socialmente como “sujeto peligroso”.

En sentido inverso, esa selectividad que encarna de manera concreta el servicio de justicia penal, que emerge de la propia enunciación del catálogos de delitos que hace la ley penal en abstracto, implica necesariamente la no aplicación de ese dispositivo para quienes se eslabonan en el encadenamiento de la aplicación del sistema penal de control social en su faz estrictamente represiva, de modo que esa acción pueda resultar eficiente, sin importar un juicio jurídico disvalioso en cuanto a las modalidades en como ella se presenta en concreto.

Es esto, lo que ha expresado el fallo dictado esta semana , más allá de su certeza o no en la valoración del material probatorio exhibido en el curso del procedimiento llevado a cabo en sede judicial. Lo que debe advertirse es como opera la maquinaria del Estado que da forma jurídica al poder burgués. Es decir, lo que debe destacarse es el carácter selectivo de la norma penal y su procedimiento de aplicación concreta y la discriminación implícita en el rigor hacia un joven en situación de vulnerabilidad social, a la par de la complacencia en las modalidades delictivas desenvueltas por miembros de la agencia represiva, en forma tal de restarle a ellas carácter delictivo y tragresor de la normativa vigente.

Esta en el pueblo trabajador, en los oprimidos, los olvidados de la tierra, de donde vino , creció y vivió Franco, no permitir ese resultado. Pero no en su concreción en un abstracto ideológico que se llama sentencia, que puede o no ser apelada dentro de las formas que imponen las normas procesales. El resultado  “Desaparición forzada” es la expresión que debe inscribirse en nuestros cuerpos, para que ningún mecanismo de limpieza  de naturaleza intelectual, mediado por un acto de poder burgués pueda borrarlo. Nuestras paredes, nuestras vidas, deben recitar presencia, para hacer transitable la ausencia y evitar el olivido.
Todo debe ser LUCHA, para nadie legitimado por normas jurídicas en el uso de la violencia se lleve la vida de los nadies.

No alcanza con la puteada, o las consignas. No alcanza con el “dejen de matar pibes”, porque esos ladridos, se dirigen hacia quienes todos los días legitimamos e inclusive aplaudimos cuando imponen condenan y por esa vía nos venden su propia mercancía, que no es otra que el castigo penal, remedio inocuo e insuficiente para la violencia de calle, la concentración de la riqueza en pocas manos, la marginalidad que le corresponde como lógica consecuencia, y una sociedad culturalmente subsumida en los desvalores decadentes del capitalismo.

Cual será la respuesta ¿ otra marcha? ¿Otra radio abierta? ¿días en la puerta del palacio de la injusticia pidiendo castigo a los responsables directos del disparo y nunca a quienes en última instancia lo generan desde la gestión de los intereses económicos dominantes a través del ejercicio legitimado por el voto del poder formal de la “democracia?
Ganar las calles , movilizarse en sentido amplio es necesario e ineludible , pero esto resulta vacío y a la larga frustrante, sino se tiene una comprensión cercana a la realidad del problema, despejada de toda falsa conciencia que la penetre enturbiando el entendimiento.



Hay que decir basta en la confianza a los partidos patronales, y a los políticos gestores de esos intereses. Un solo camino parece posible. Unidad de los trabajadores y proyecto político de esa clase social acaudillando al conjunto de los oprimidos y marginados por el sistema, que entre sus muy variadas expresiones de explotación y opresión, no trepida en el ejercicio de la violencia y su resultante necesaria, la pérdida de vidas.

El discurso abstracto y reformista, que apunta a la amplitud por encima de las clases sociales y sus intereses específicos, que diluye la lucha de clases con intervenciones presuntamente integradores , cede a diario ante la realidad y se tiñe macabramente , día a día, con la sangre de los jóvenes que pierden su vida por goteo premeditado del poder , en mal llamados “enfrentamientos territoriales”.
No hay lugar para todo ese discurso carente de toda realidad, si lo que se busca es la superación de esta situación .

 La tarea es despejar la espesa niebla del diversionismo ideológico esparcido por la burguesía y la pequeñoburguesía. Llamar a las cosas por su nombre: Asistimos, vivimos , en la emergente creciente de crimenes sociales gestados por el sistema capitalista y amparados por el poder formal en todas sus variantes; violencia gestada desde el poder estatal que termina con los jóvenes a los que previamente ubica en el estereotipo del peligroso social. Con esa realidad en nuestro existir, no hay otra instancia que el cambio cualitativo desde abajo, la conformación de nuevos nexos y nuevas relaciones con valores culturales diversos a los que impone el poder burgués, y revolucionariamente terminar con éste.

En cada trabajo, en cada espacio social en cada un punto específico de cada programa político enarbolado por quien se diga representante del pueblo en campaña debe estar gravado un único reclamo : esclarecimiento de la muerte de Franco Casco , determinación para quienes produjeron ese despreciable resultado, a sabiendas que ese objetivo común a todos los que sufren la violencia estatal solo puede adquirir realidad, en otro orden social superador del modelo capitalista de sociedad donde estamos incursos, por abolición del Estado de la burguesía y sus expresiones materiales de poder explotador y opresor.

Pero la muerte de Casco , debe decirse con todas las letras, no inició su decurso en una comisaría de Rosario, inició desde su vulnerabilidad social, que le impuso sin desearlo la capacidad de ser sujeto de la norma penal y su persecución por adecuación al estereotipo del sujeto peligroso montado por la cultura dominante . Son infinitos los Francos que habitan en nuestra sociedad y por tanto mucho los que pueden padecer la selectividad del derecho penal, la estigmatización social y la violencia material y efectiva sobre su cuerpo y su psiquis desarrollado por los componentes de las agencias represivas del Estado.

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