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LA LIBERTAD NO LA PROPORCIONA EL ORDEN CAPITALISTA . EL PODER OBRERO Y LOS DESAFIOS DE LA EMANCIPACION OBRERA.

Jean Paul Sartre y Ernesto Guevara, ambos actores y testigo de su tiempo histórico, guardan entre sí un factor común que se los determina aún hoy un tercero, que no son otros que los aparatos publicitarios y las producciones de intelectuales orgánicos al capital, todos estos formadores en última instancia de falsa conciencia que se hace penetrar en la clase trabajadora.

 Esa comunidad de propósitos ideológicos que se agrupa en la tarea sin pausas por despojarles a ambos de todo sentido de verdad en sus haceres por los medios que fueren, cobra en nuestro tiempo particular significación en la medida que la crisis del orden social capitalista, abre las puertas a los posicionamientos críticos de Sartre y Guevara , frente a las manifestaciones de barbarie existencial que nos toca sobrevivir, en particular en cuanto se refiere a la angustia y las mellas que el trabajador individualmente considerado sufre en este modo de producción .

En una ocasión particular, Sartre fue interpelado periodísticamente con referencia al Che luego de que este fuera ejecutado el 7 de octubre de 1967 en la localidad boliviana de La Higuera. Es ahí donde tuvo oportunidad de sostener que Guevara con quien pudo tener un conocimiento en su estadía en Cuba, era “El ser humano más completo de nuestra era”.

Si las circunstancias y el conjunto de situaciones que hacen a las disímiles realidades que les tocaron históricamente vivir ambos se despojan de sus matices accidentales, probablemente no existan otros ejemplos concretos del existencialismo expresado por Sartre en las propias circunstancias de vida asumidas de modo voluntario y consciente por Ernesto Guevara. Dicho, en otros términos, la concepción Sartreana acerca de la responsabilidad del ser capaz de decidir por sí aun en los peores momentos acerca y se liga de conjunto con la acción y pensamiento del Che.

La dignidad de la condición humana, el arrojo frente a su propia verdad está en Guevara como existente concreto. En la filosofía existencialista de Sartre estar en el mundo implica conciencia y esta es no solo tomar partido, sino también, actuar y decidir, como sin duda lo hizo el Che.

Comprendida como un todo, la vida del Che es ese existencialismo que Sartre se empeña en ligar a su marxismo crítico, esto es la existencia dada en la acción concreta, y la praxis política como postura del ser humano existente, con ruptura revolucionaria desde la clase trabajadora en sí.

Esto significa también que hay error en afirmar verdad en la situación según la cual se piensan para los trabajadores   ideas y acciones como conceptos separados. Esta falsedad contrasta con la realidad en tanto ésta con su objetividad demuestra que no es pensable un hombre de pensamiento y otro como un hombre de acción, sino que el sentido de lo humano se verifica en su unidad funcional.

La ideología que emerge del orden social capitalista, que debe ser entendida y  leída como tal, es decir, como  falsa conciencia en tanto apreciación que no reconoce soporte en lo real existente, incluso por la difusión profusa del término “la grieta”  apunta a establecer  disecciones  entre los hechos en sí y los relatos que dan cuenta de ellos, posicionando de modo arbitrarios a las personas con relación al relato y no a la objetividad dando por verdadero lo que resulta funcional a los intereses específicos de la burguesía en tanto clase social dominante.

Por tal circunstancia, es que el capitalismo asienta como naturales sus paradigmas ideológicos respecto a la jurídico, los valores, la cultura y la libre empresa y los instala como un “deber ser” en las masas trabajadoras, sin que ese relato tenga referencia alguna con lo real haciendo que a la vez permita la naturalización por los trabajadores, de lo paradójico que implica la aceptación consensuada de su propia explotación y opresión. Acudiendo al voto en proceso eleccionario periódico para encontrar tal legitimación para los operadores políticos de ese objetivo de clase.

El racismo, el patriarcado, la justificación de la colonización y el imperialismo, la visión racista hacia los otros, la dicotomía civilización barbarie, la creencia en una única forma de democracia que garantiza la extensión de sus opiniones e ideas, es lo que se logra imponer desde la dominación de clase que está implícita en el orden social capitalista.

Dicho, en otros términos, la desigualdad y la violencia se ha institucionalizado y enraizado con éxito en el modo civilizatorio capitalista, haciéndolo con fundamento en la disociación impuesta al sujeto entre sus pensamientos y sus actos en la medida en que pensamiento y practica en el orden burgués, pertenecen a campos paralelos.

  Este paralelismo incluso, es el que permite comprender que bajo la forma de elecciones periódicas los oprimidos y explotados transformados en electores por artificio jurídico, voten y opten para administrar la vida social, por sus enemigos de clases.

La acción militante orientada a romper con el mecanismo electoral desconociéndolo, se impone en el actual cuadro de situación del sistema y el específico estadio de la lucha de clases que marca la necesidad de eliminar esta división entre teoría y práctica, entre la idea y la acción, pensando las mismas como pertenecientes a diferentes esferas de la propia existencia en sí y para sí del trabajador. Se impone la militancia revolucionaria por lo inverso, por lo que corporizó existencialmente en proyecciones intelectuales y actos Ernesto Guevara.

Adquiere grado de necesidad existencial para la clase trabajadora como clase para sí exhibir al poder obrero y los organismos basados en la democracia obrera como instancia superadora de esta falsa disociación entre los discursos y la práctica de poder idealizada por la burguesía, terminando con ella como clase.

En definitiva, hay un punto de fusión y acuerdo entre dos hombres con vidas absolutamente determinadas por factores sociales diversos pero que coincide en un humanismo en actos que debe ser reivindicado. Sartre y Guevara coinciden en asignar a la existencia humana las emergencias de la libertad como objetivo primario y condición de terminante de su esencia.

El conocimiento, la educación y el manejo de la técnica son herramientas para ese desarrollo en plano de la construcción de subjetividad del revolucionario en la medida en que en ese existente el hombre alcanza su plenitud. El trabajo, en el manejo de la técnica misma y en esto la educación y las políticas de la clase trabajadora en la construcción del programa socialista, juegan para él hombre/mujer, un papel fundacional. Lejos de limitarse a un conocimiento utilitarista y una técnica apolítica estas labores traducen esa unidad de pensamiento y acción que traducen el compromiso como elemento fundamental para con el conjunto social.

Pero ustedes, estudiantes del mundo, no olviden nunca que detrás de cada técnica hay alguien que la empuja, y que ese alguien es una sociedad, y que con esa sociedad se está, o se está contra ella. Y que en el mundo hay los que piensan que la explotación es buena, y los que piensan que la explotación es mala y que hay que acabar con ella. Y que, aun cuando no se hable de política en ningún lado, el hombre político no puede renunciar a esa situación inmanente a su condición de ser humano” Ernesto Guevara. Discurso al recibir el doctorado Honoris Causas en la universidad de Las Villas. (28 de diciembre de 1959)

La actitud de no rendición y lucha, que es propia y necesaria del trabajador, así como la actitud de denuncia y estudio obstinado del fenómeno de su explotación desde su propia experiencia confrontativa con ella es determinante del” ser para sí” de la clase trabajadora.

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