Nuevo Curso

Otra Víctima del genocidio argentino ha recuperado su identidad. EL PODER BURGUES Y SU VIOLENCIA. Las Libertades Democráticas: El ser humano, la condición de persona y el otorgamiento de una identidad real

Cristina Navajas de Santucho

Secuestrada-Desaparecida
el 13 de julio de 1976

Estaba Embarazada

Su hijo, el tercero, debió nacer en Enero o Febrero de 1977
en cautiverio, en el «Pozo de Banfield».

ASI SE DENUNCIO EL HECHO Y ASÍ FORMÓ PARTE DE UNA BUSQUEDA EN SOLEDAD QUE NUNCA TENDRA FIN.. SOLO EL PODER OBRERO Y SOCIALISTA GENERARA UNA NUEVA SOCIEDAD DONDE LA JUSTICIA LLEGUE SOBRE ESTE ACTO GENOCIDA DEL PODER BURGUÉS.

No se puede transmitir una alegría , en tanto es una sensación y no un estado asimilable en el plano de los sentimientos con igual magnitud por otros sujetos , que puede abstraer un concepto de lo dado y asignarle el lugar de lo satisfactorio pero no sobrepasar ese sentir , significativamente inferior al de aquellos ligados estrictamente al acto genocida que produjo la alteración de identidad y estado de un ser humano en circunstancias históricas en que el Estado generaba acciones deliberadas de exterminio de un grupo social.

Todo esto es lo que genéricamente sucede frente a la noticia de un nieto o hijo “recuperado” de la larga lista de los que fueron víctimas de las prácticas genocidas del Estado Argentina, en tiempos de la gestión de los intereses burgueses con formato de dictadura Cívico-militar.

Sin duda la alegría queda para el circulo de familiares directamente implicados, como lo era con anterioridad al recupero, el dolor por la ausencia. Nadie sacaba fotos reproducidas en las redes cuando no se había obtenido el resultado deseado y el dolor acompañaba a quienes padecían ese gris de ausencia, máxime cuando la misma es además inferida de la condición de mujer en gestación de un embarazo, en la que se encontraba su madre privada de libertad y luego desparecida.

La noticia del éxito en la tarea de identificación de una persona dado el tiempo transcurrido desde el hecho que le privo de su identidad, es compleja. Tiene aristas dolorosas que no se superan con ese resultado reivindicativo. En sí refleja, además, siempre por el tiempo transcurrido, un derrotero existencial de una persona que ve desbaratados sus cimientos formativos por la verdad que por tal exhibe sin ambages a su contraria “la falsedad” que viene a mostrarse como falsa compañía de vida.

Esto último es el dolor último de la acción genocida. Esto último no tiene perdón humano posible, ni reparación. Esto último trasciende a quienes lo padecen de modo directo y es dialécticamente el motivo de la satisfacción de todos nosotros, que aún seguimos buscando que la sociedad de conjunto incorpore la idea de lo que significan las prácticas genocidas del orden estatal que monta el poder burgués y la reproducción cotidiana de los esfuerzos políticos por ocultarlas y permitir las condiciones de legitimación y aceptación por su naturalización para la futura aceptación de acciones de ese tenor, que hoy se muestran en otras faces, como pueden ser los ojos perdidos por transitar una calle protestando en acción colectiva con otros y las detenciones arbitrarias , con privaciones de libertad carentes de todo fundamento.

Se ha recuperado la identidad de una persona, en el mismo momento en que una caravana viaja a Capital Federal -donde atiende Dios- para hacer visible su protesta por paritarias no definidas en favor de los intereses de los trabajadores docentes, en espacios en que a diario se devalúa la moneda nacional y se encarecen con holgura los alimentos de primera necesidad. Es decir, se ha producido un hecho humano contenido bajo el amparo de la defensa de libertades democráticas y centradas en la demanda de todo ser humano en tanto nace con su persona misma, a portar una identidad y que la misma se ajuste a los hechos humanos precedentes que le dieron origen y no fuera alterada por circunstancia alguna de poder.

 En igual tiempo se reitera el embate del Estado sobre el individuo con acciones represivas no repudiadas por el amplio espectro político que lleva en sus entrañas, ataques a las libertades democráticas de los trabajadores jujeños de idéntico tenor. En igual tiempo sigue sin esclarecer la desaparición forzada de Julio López, y las emblemáticas muertes de Santiago Maldonado – Rafael Nahuel.

Esta complejidad de la existencia, si bien se torna visible con los acontecimientos, oculta en sí, la posibilidad de reiteraciones represivas propias de prácticas genocidas, para lo que el consenso político gira exhibiendo un proceder acrítico, neutralizador del accionar represivo del poder burgués.

Esa unanimidad en la determinación política de reprimir la protesta, esta remarcada por el proceder coordinado de todas las fuerzas políticas respecto de la no apertura ni entrega para su análisis por organismos internacionales pertinentes de los registros donde fueron indicadas y ordenadas las prácticas de desaparición de persona, alteración y sustitución de identidad.

En tiempos sociales donde padecemos el despliegue del poder burgués concentrado bajo el formato de un farsa electoral , es necesario tomar el espacio de publicidad que esa práctica estatal opresiva  habilita, para denunciar nuevamente los hechos que dieron la posibilidad del acto genocida contenido en la supresión de identidad de una persona en circunstancias de desaparición forzada de su madre  y reclamar la apertura de todos los archivos pertinentes a la cuestión que obran en manos de las agencias represivas del Estado. Esa demanda debe ser alzada sin diferenciación de aparatos políticos, en despliegue de una táctica de frente único obrero que la impulse y facilite su concreción por la siempre necesaria defensa de las libertades democráticas.

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