NUEVO CURSO
“La naturaleza no produce por una parte poseedores de dinero o de mercancías y por otra personas que simplemente poseen sus propias fuerzas de trabajo. Esta relación en modo alguno pertenece al ámbito de la historia natural, ni tampoco es una relación social común a todos los períodos históricos”. (K. Marx, El Capital, Siglo XXI Editores, Bs. As. I, 1, p. 206) La disociación entre propiedad de medios de produccción y trabajo se presenta como la ley necesaria del intercambio entre el capital y el trabajo.
La condición estructural de la relación productiva entre el trabajador entendido como sujeto libre de coacción y sumisión personal y la posición del propietario de los medios de producción en el orden social capitalista es una relación realmente en nuestra sociedad.
El capital exige la contraposición de trabajadores que se presenten como dueños de lo que venden. Por eso , cuando hablamos de trabajador libre estamos aludiendo a una objetividad concreta que se perfila a través de su dominio de fuerza de trabajo y la capacidad autónoma de venta de la misma
Dicho en otros términos. En el capitalismo, los trabajadores, se ven obligados a ofrecer sus capacidades productivas también denominadas fuerza de trabajo (buscar empleo; ofrecer su trabajo) a las empresas para poder sostener su existencia.
La relación capital-trabajo, funciona como un inhibidor de la libertad individual en tanto toma realidad a partir de una coacción más allá de la ficción jurídica que lo perfila como el sustento de un contrato por acuerdo de voluntades.
Las implicancias de esa dominación opresiva que el sistema perfila desde su misma materialidad por vía de la presencia ineludible del vínculo ocasionado por la mercantilización de la capacidad productiva y de valor que es propia de todo ser humano, se proyectan con igual dimensión coactiva y opresiva hacia la familia que pudiera construir el trabajador individual y en definitiva, por extensión a la propia clase trabajadora en sí.
El circuito opresivo signado por el encadenamiento mercancía-dinero-mercancía impone a los trabajadores acceder a los valores de aquellas mercancías sin las cuales no podrían subsistir ni ellos ni su familia, todo lo cual explica que una demanda elemental de su posición como clase en sí, sea que el precio de esa venta, es decir, el salario resulte al menos equivalente al dinero que se requiere para atender a la canasta familiar básica, cuando esa equivalencia no opera en la existencia del trabajador concreto, su condición de vida es equivalente a la indigencia y las condiciones sociales de los vínculos intersubjetivos planteados a partir de ese extremo, admiten ser conceptuados como miserables.
La forma particular del intercambio condicionado por la presión opresiva del capitalista es en definitiva, entre trabajadores y patrones que son los sujetos reales, no entre trabajo y capital siendo la separación objetiva , entre la propiedad de los medios de producción y los trabajadores asalariados la condición necesaria para ese vínculo explotador intersubjetivo, aunque la cosificación llega al obrero en el proceso de enajenación en que entra respecto de la mercancía que produce y la alienación que le impone el dominio de esta sobre sus determinaciones.
La relación entre capitalista y trabajador no es de subordinación personal sino económica a partir de la asimetría en la organización social del trabajo: trabajadores no propietarios y propietarios no trabajadores. Sin embargo, debe quedar explícito en razón de lo expuesto que la forma fundamental del trabajo burgués es la del trabajo asalariado porque genera plusvalor. Sin trabajo asalariado no hay modo burgués (capitalista) de producción. Abolir el trabajo asalariado es la clave de superación del capital y de toda relación burguesa en la sociedad.
La política desenvuelta por el poder burgués a través de su Estado legitimada por la institucionalidad impuesta por esa clase social por vía de la Constitución Nacional y la legislación vigente, refleja y reproduce el orden social capitalista y da cuenta de por sí , de la crisis en la que se encuentra su esquema de reproducción ampliada y acumulación, de forma tal que la definición de la misma a futuro se ve atravesada por el perfil que debe asumir ese modelo opresivo y explotador, corporizado en cada uno de sus candidatos dentro de la farsa electoral, toda vez que la continuidad del modelo no se ve objetada en su fundamento primario , naturalizándolo ideológicamente a través de la premisa que lo considera como el único orden posible.
Sin la construcción por la vanguardia de trabajadores, del poder obrero y el desarrollo del programa socialista , los precios seguirán subiendo. Los trabajadores seguirán teniendo salarios reales cada vez mas bajos . Los desempleados sometidos a la condición de población económicamente sobrante seguirán aumentando y padeciendo su extrema condición.
El capitalismo debe ser superado por el desarrollo de otra sociedad, sobre la base de otras relaciones sociales diversas de la relación capital-trabajo aquí descripta. No existe la alternancia de un capitalismo que pueda superar su estancamiento sin la miseria del pueblo trabajador y la creación de escenarios de barbarie.