NUEVO CURSO
La oscuridad de las distinciones y de los principios de los cuales se sirven, es motivo para que puedan hablar de todo tan audazmente como si supieran y sostener todo lo que dicen contra los más sutiles y los más hábiles; sin que se encuentre medio de convencerlos; en lo que me parecen semejantes a un ciego que, para pelearse sin desventaja contra uno que ve, lo hiciera meterse en el fondo de alguna cueva muy oscura” Rene Descartes, Discurso del método
“…yo estoy en favor de las ideas que vengan de abajo, del proceso del trabajo …el pensamiento está indisolublemente ligado al esfuerzo y no soy partidario del pensamiento mientras éste se encuentre en estado de inmovilidad, sentado, acostado” Máximo Gorky “el filisteo y las anécdotas “
Las condiciones objetivas derivadas de la estructura productiva que hace base en las relaciones sociales desenvueltas en nuestro país, dan cuenta acabada en todos los espacios de la misma de un proceso crítico relativo a la reproducción social del capital.
Esa objetividad , visible a través de la inflación creciente y la baja o nula tasa de crecimiento productivo del trabajo humano y el descenso tendencial del empleo de fuerza de trabajo asalariada , que se concreta en el incremento de la población económicamente sobrante, el crecimiento de la economía informal e incluso los lazos de ésta con la economía delictiva centrada en lo que se conoce como “narcotráfico” parecieran indicar la posibilidad de que se materialice en el futuro inmediato una tendencia significativa al enfrentamiento abierto de clases, como lo deja ver en algún sentido la lucha de “calles” y movilización que tiene lugar en Jujuy.
La burguesía como clase y de conjunto se muestra totalmente desorientada y aturdida a la hora de convencer a las mayorías de que lo que viene es mejor de lo que hay. Sus iniciativas políticas en ese sentido están muertas antes de nacer, por ese motivo, aunque constatan que su poder no se encuentra cuestionado de raíz, y que no hay objeciones de orden ideológico a su dominio opresivo de clase explotadora, deben dirimir hoy por formato electoral, cual ha de ser el elenco de políticos profesionales nacidos de su seno e intelectualmente orgánicos a él, que han de gestionar esos intereses desde el aparato estatal
Sin embargo, esa constatación de las objetivas razones materiales que desencadenan una crisis, y los movimientos políticos que ensaya la clase dominante, no son por sí mismas generadoras de un único proceso social, y mucho menos factores que habiliten a pensar en la apertura mecánica de un proceso convulsivo de características revolucionarias.
Sin embargo, es también bastante próximo a la verdad, advertir que lo que antes funcionaba para confundir, dividir y engañar pierde efectividad al compás del deterioro de las condiciones de vida que se están haciendo sentir y que se agravarán. Esto ha llevado a que, constatando la ausencia de un discurso propio emergente de manera organizativa autónoma desde la clase trabajadora en sí, los políticos intelectualmente orgánicos a la burguesía dominante, lisa y llanamente opten por exhibir como programa, medidas que implican un retroceso aún mayor en las condiciones de sobrevivencia en pobreza de la clase trabajadora en sí, exhibiéndolo bajo el artilugio de que no queda otra opción posible.
Así constituyéndose en una suerte de médicos de guerra, los políticos de la burguesía, cualquiera fuese su nombre, o partido, coinciden en que corresponde “hacer cirugía mayor”, que implica básicamente el incremento de la explotación al trabajador y la determinación abierta y explicita de hacerle pagar al asalariado el nuevo formato de reproducción del orden social capitalista, visiblemente expuesto en un modelo político de ley y orden con el que se amenaza con represión abierta a quién quiera manifestar oposición al mismo.
El discurso se completa con la consabida promesa de una Argentina a futuro, disciplinada, ordenada desde la cual partir a una sociedad de mejor vida, todo lo cual desnuda el artilugio a simple vista si se observa que lo propuesto como receta, no conduce a eso ni mucho menos, y además que Argentina se encuentra inserta en un orden mundial que agudiza su crisis con guerras y desequilibrios ambientales pronunciados, que llaman incluso a pensar en la posibilidad lisa y llana de la barbarie.
Es necesario, como presupuesto subjetivo del cambio, que se torne consciente y con ellos se comprenda que la sociedad donde sobrevivimos y a cuya superación apuntamos, se inspira en este paradigma que describe Lenin:
” …o saqueas a tu prójimo o te saquea él; o trabajas para otro, u otro trabaja para ti; o eres esclavista o eres tú mismo esclavo. Es natural que los hombres educados en semejante sociedad asimilen, por así decirlo, con la leche materna, la psicología, la costumbre, el concepto de que no hay más que amo, o esclavo o pequeño propietario, pequeño empleado, pequeño funcionario intelectual, en una palabra, hombres que se ocupan exclusivamente de tener lo suyo sin pensar en los demás. Si yo explotó mi parcela de tierra, poco me importan los demás, si alguien tiene abre, tanto mejor, venderé más caro mi trigo. Si tengo mi puestecito de médico, abogado, ingeniero, de maestro o de empleado, ¿qué me importan los demás? Es posible que, si soy indulgente y complazco a los poderosos, conservaré mi puesto y a lo mejor puedo hacer carrera y llegar a burgués.” (Lenin, III Congreso de la Federación de las juventudes comunistas de Rusia)
Existe sin embargo y pese a ese escenario de dominio de clases y hegemonía cultural expresado en el discurso cotidiano de los grandes vectores tecnológicos de la “comunicación “social, una respuesta que se limita a negar toda esa suerte de institucionalidad del sistema. Hay en ese sentido, expresiones genuinas que dejan ver en la clase trabajadora en sí expresiones que dan cuenta de la simple negación de lo dado, aunque no se manifiestan en términos superadores de esa dialéctica constreñida a la afirmación burguesa y a la negación de ella por algún sector significativo de la clase trabajadora.
En todo esto tiene que ver, la defección ideológica de las dirigencias políticas que se organizaron originariamente para dar expresión política a la clase trabajadora a través de prácticas parlamentaristas, reformistas y oportunistas que cuidando sus propios intereses inmediatos de aparato partidario dejan de lado las necesidades e intereses de la población laboriosa.
Por este motivo, ante la desazón que deja la constatación de “la nada “, esa angustia debe ser dotada de la comprensión consciente de la necesidad de dotarse de herramientas y prácticas que privilegien la lucha y el enfrentamiento contra las políticas del gobierno y el orden burgués en sí y en su totalidad.
Ante esta realidad, lo prioritario es no conformarse con ser parte del engaño de la clase dominante. En sentido inverso, la determinación subjetiva de continuar formando parte constitutiva de esa farsa ideológica, renovando el apoyo electoral a la mercancía por “izquierda” que ofrece en ese mercado político el FITU, representan una deserción absoluta a la tarea de contribuir a la creación de las herramientas políticas que la clase obrera y el pueblo necesitan para llevar adelante la confrontación contra la clase dominante.
Dicho en otros términos , la convocatoria a cumplir con la obligación que nos impone el poder burgués por vía de su institucionalidad Estatal , permite de modo dialéctico , y a través de su desobediencia explicita o implícita , dar cuenta de manera propagandística dirigida hacia explotados y oprimidos , de la necesidad imperiosa de la construcción de instancias organizativas e ideológicas desde la clase trabajadora en sí, en forma que las mismas permitan su constitución por cada uno de los trabajadores en clase para sí, posibilitando con ello una respuesta de conjunto ligada a la construcción del poder obrero y el programa socialista.
Es necesario advertir que esto último, nunca podrá surgir siguiendo los cronogramas electorales del sistema, en tanto necesita como el agua y el oxígeno, de las experiencias de enfrentamiento abierto contra el enemigo de clase en las calles y de todas las formas de organización que los propios trabajadores se den para sí, ligadas a la generación de su propia vanguardia
Las intenciones de hacer converger el movimiento de luchas y enfrentamiento actual y el porvenir en los procesos electorales reproducen y legitiman la quebrantada representatividad del sistema burgués, cuando lo que se necesita es ayudar a los trabajadores y el pueblo construyan su propio proyecto, con sus propias herramientas de organización y, fundamentalmente, con su propio protagonismo que amplíe la práctica de democracia directa.
El deber-necesidad de los obreros y de los trabajadores en general, está trazado objetivamente por su posicionamiento en la producción dentro del orden social capitalista, y se circunscribe a la lucha contra los explotadores y su poder burgués. Los trabajadores no podemos utilizar y dar validez acrítica a las armas melladas del propio orden burgués, sin que ese uso no implique en primer orden su negación y abra la tendencia a su superación dialéctica.
Los hechos constituyen la situación social cada día más dura, porque así es la política que la burguesía dominante impone al conjunto de los trabajadores: desempleo, carestía de la vida, salarios de pobreza, oportunidades negadas a los jóvenes, quebrantamiento de las libertades democráticas, obstáculos represivos violentos a la protesta social. En tales condiciones es necesario que, como trabajadores, tomemos dimensión intelectual certera de cuanto sucede, demoliendo la falsa conciencia que pretende generar el orden burgués de modo permanente y por todos los medios a su disposición, tarea en la que es necesario demoler el fetiche electoral desnudando su carácter de instrumento de dominación de clase.
Lo decimos con todas las letras: pensar y actuar en función de las elecciones, sin hacer una intervención negadora de sus alcances, empleando herramientas para vencer su vacío ideológico favorable a los intereses de la burguesía de conjunto, es sumarse a la venta de engaño e ilusiones. No hay que olvidar, sino por el contrario, hacer consciente que:
…” somos de todos modos el más grande poder del mundo. Solo nosotros traemos al mundo un principio nuevo de justicia y de organización racional del trabajo “
Víctor Serge “memorias de un revolucionario” pág. 172.