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EL DÓLAR Y SU SACERDOTE LOCAL DOMINAN LA CULTURA ADICTIVA DEL CAPITALISMO EN CRISIS .

La burguesía dominante, vista en condición de sujeto social , se implica a diario en un esfuerzo constante por la generación de símbolos y valores culturales que busca sean admitidaos por los trabajadores, por consenso y mediando servidumbr. Es esa la actividad y el factor de mayor incidencia de su hacer cotidiano en esto que nos sucede a diario en nuestra sobrevivencia

La accion ideológica que describimos, es un fenómeno contenido en la dialéctica desenvuelta en el proceso de «lo colectivo a lo individual» y el de » la identidad del sujeto social como clase» dentro de su individualidad. En ese escenario de contrarios se define lo real en lo existente

El aparato cultural burgués, está marcado por el despliegue de las “leyes”. Leyes económicas que estatuyen y emergen de la relación  primaria de generación del valor y la producción de mercancías, Ese fenómeno está a la vez objetivado en la “ley” como norma jurídica concreta, como acto de poder,  instituyente del derecho de propiedad, y la generación específica de una forma histórica de lucha de clases entre contendientes principales emergentes del conflicto mismo con carácter  de “ ley social “ todo lo cual ,produce la respuesta capitalista a la condición del hombre dentro de ese  orden social.

Esta particularidad en la definición de lo que implica lo humano y su “estar en el mundo” da cuenta y exhibe la precarización de la vida social, el aumento de la desigualdad hasta límites nunca conocidos y la vivencia diversamente palpada por cada uno de un imaginario  de angustia y vergüenza, en donde no hay orden duradero, el pasado (la memoria colectiva no existe) y el futuro se vive como catástrofe en la que lo aconsejable es no proyectar experiencias ni anhelos.

Esta incertidumbre constitutiva de la subjetividad de cada trabajador le lleva como consecuencia necesaria a la imposibilidad de hacer proyectos por fuera del condicionante día a día en el que está inserto, marcado en sentido absoluto por la mera sobrevivencia .

A diario acudimos a dar cuenta de la situación crítica en la que se encuentra el orden social capitalista y referimos que ella sienta sus bases en los crecientes obstáculos que presenta el proceso de reproducción del capital , que pide a gritos un nuevo ciclo de acumulación originaria por vía del robo y el saqueo, sea este de riquezas naturales o la mayor explotación de la fuerza de trabajo asalariada.

La angustia, y las incertidumbres que la propia cultura dominante genera en su desenvolvimiento dialectico sobre el trabajador individual y por proyección de él hacia la clase trabajadora “en sí” como totalidad es en donde el hombre se constituye como tal. Ambas se han transformado en las formas subjetivas de expresión del camino hacia la nada que transitamos, en un escenario de acciones de poder burgués que imponen la barbarie en todos los planos del existir.

Buscando en el plano cultural, ocultar este fenómeno que describimos precedentemente , los aparatos de creación de imaginarios individuales y colectivos del poder burgués acuden a una mercancía específica que es el dinero, y dentro del al dolar ,para darle el carácter simbólico de factor prevalente en la construcción de la subjetividad del trabajador.  

Con ello el hombre que hace de su particular fuerza de trabajo,  su fuente de sobrevivencia encuentra un obstáculo significativo para hacer consciente su condición de tal, obstáculo que se proyecta en el impedimento de cualquier expresión política organizativa de clase .

Dicho en otros términos  , el dinero en todas sus formas se presenta como un fetiche-mercancía autónomo de las relaciones sociales hasta llegar a su actual virtualización que transforma a la búsqueda de la posesión de dinero , no ya como medio para, sino como mercancía en sí , en una suerte de determinante conductual

Esto último es lo , que permite explicar por ejemplo como la simple referencia del advenimiento a la intermediación de las relaciones sociales cotidianas, de una “moneda superior”: el dólar, anunciada por un candidato le da a este un posicionamiento de sacerdote laico capaz de indicar el camino hacia la tierra prometida , más allá de todas las consecuencias perjudiciales que son advertidas por los economistas que hacen fila para explicarlas sin mayor resultado.

La constitución del dólar como fetiche y la posesión misma de esa moneda como fuente de satisfacción del deseo de seguridad en los trabajadores, habilita a generar corridas, alzas de precios por consecuencia de la correlativa devaluación del peso, que no solo es devaluado en sentido económico sino como elemento constitutivo de subjetividad , ya que su tenencia implica por sí insatisfacción y la directriz de un mayor esfuerzo por llegar al dios “dólar” que hace las veces de salvador.

De esta manera la lucha por la vida, es decir, por adquirir la condición de sujeto digno y reconocido socialmente, se concrete en la luchar por la posesión del dolar y el termómetro de los haceres, su cotización.

No desconocemos todas las implicancias políticas que todo este fenómeno monetario genera, exhibe y encubre, pero no es desentrañarlas nuestro propósito, ni tampoco contamos con todos los elementos para poder hacerlo . Esa tarea nos excede.

Solo apuntamos a puntualizar una tendencia significativa de la cultura  burguesa dominante, que termina ubicando a la mayoría de los trabajadores en la pobreza por las consecuencias en el proceso material-económico de generación de valor y devaluación de la moneda a manos del dolar

Además advertimos , sobre la incidencia gravitante que adopta en la constitución de subjetividad de los propios trabajadores y el problema específico del desarrollo de la conciencia socialista en ellos.

El dinero “dólar” es el fetiche mercantil prevalente. Es un símbolo, un hecho cultural específico de nuestro capitalismo tardío y dependiente que llega a imponerse como la expresión del orden capitalista en crisis y el gestor de una suerte de puente para un nuevo giro dialéctico que lleva a mayor miseria existencial de todo aquel que vive de la venta de su fuerza de trabajo.

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