NUEVO CURSO
La burguesía ejerce su dominio mediante el engaño ya mentira, que cuanto mayor es la reacción mas utiliza.Sin preceptos universales y de sentido común e ideología los regímenes democráticos burgueses , incluso el fascismo , no podrían sostenerse solo por la violencia. Es decir, ..a la par de la coerción, las burguesías precisan de ese cemento moral funcional a sus intereses de clase . Se vuelve entonces otro de los terrenos de la lucha de clases en el que los trabajadores tienen que extender su dominio y disputa. (L. Trotsky. “su moral y la nuestra”
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Le he preguntado a mi sombra
A ver cómo ando, para reírme
Mientras el llanto, con voz de templo
Rompe en la sala regando el tiempo
Mi sombra dice que reírse
Es ver los llantos como mi llanto
Y me he callado, desesperado
Y escucho entonces
La tierra llora
La era está pariendo un corazón
No puede más, se muere de dolor
Y hay que acudir corriendo
Pues se cae el porvenir
Fragmento canción de Silvio Rodríguez
Estamos sobreviviendo dentro de un orden social en crisis, en tanto el fenómeno objetivo que abarca todos los elementos ligados a la reproducción del capital encuentra obstáculos significativos para su materialización. Esta proyección sobre los actos y los proyectos de la burguesía no pone en crisis su dominación cultural sobre la sociedad en tanto la clase trabajadora exhibe solo embriones signos de organización en torno de un programa clasista estratégicamente socialista y continúa encerrada dentro de los marcos normativos que regulan la sociedad de clase bajo el orden jurídico capitalista, haciendo prevalecer la gestión en torno a “paritarias” que abarca solo al sector formal de la producción, quedando a su suerte el conjunto de la economía informal que incluye los efectos de la alta incidencia que tiene en el plano de producción de dinero genuino la economía delictiva ligada a la narco-criminalidad
En ese último espacio, de ausencia de toda regulación jurídica, pero admitiendo la prevalencia de la norma sobre los hechos, sobrevive la población a la que se califica de población económicamente sobrante, cuya estructuración viene dada por el disciplinamiento que le impone la ayuda social en todas sus formas, que ata a la mayoría de ese colectivo al sector del gobierno asignado a proveer esos planes y a la burocracia que habita en la organización y gestión de esos planes,
Sin embargo, lo central es que pese a la puja de sectores internos que se ha resuelto decidir acudiendo al montaje electoral, la burguesía de conjunto toma acuerdos fundacionales que en cuanto se refieren al espacio de la producción en sí, se concentran en tres líneas políticas directrices que buscan consolidar una vez definido quien es el personal político y de qué sector burgués el que toma la gestión estatal por vía de las elecciones de octubre:
Baja de salario, confrontada con una mayor productividad y. alteración de las regulaciones legales y convencionales sobre las modalidades concretas de la relación de trabajo y producción es el programa mínimo de la burguesía de conjunto.
Desde este estadio de la lucha de clases los trabajadores se ven obligados a generar una respuesta de naturaleza política y no puramente economicista dentro de las reglas normativas e institucionales del orden social capitalista. Esto sucede porque básicamente el fenómeno social transita por esa esfera de la relación que marcan en el seno de la sociedad civil las regulaciones estatales, siendo de esta manera el Estado, en tanto poder burgués institucionalizado y sujeto legitimado para el uso de la violencia, el que ocupa el centro de la escena marcando para los trabajadores la necesidad de su superación revolucionaria. La cuestión entonces, no puede ser leída dentro del sistema sino en perspectiva de su superación quebrando la dominación de clase que la burguesía impone sobre la sociedad.
Todo esto sucede en términos generales, dentro de una atmósfera donde la crisis muestra el retroceso en el peso intelectual de las organizaciones ya existentes que se autorefieren en una lectura del marxismo del siglo XXI, a donde se refugian y luchan por su sobrevivencia de aparato o de cenáculo alguno grupos generadores de constantes “balances” que se sintieron y se sienten independientes de todo “dogma” riguroso, tras su entrada en la esfera de la lucha de clases en plano material.
Pero estas capas encarnadas por los “socialistas- revolucionarios” del siglo XXI no rechazaron el marxismo en su conjunto porque eso los hubiera dejado desde el inicio en el sitio que hoy ocupan, es decir, ante obligaciones importantes en la definición de su “ser” sin acudir a los símbolos y la mala lectura de los textos clásicos de la teoría socialista.
Lo que hicieron y hacen en realidad es contentarse con malversar, y abusar por los recortes y las citas traídas de los pelos a la realidad buscando explicarla y no superarla, en particular a través de la cooperativa electoral FITU y sus pregoneros parlamentaristas. En definitiva, unos oportunistas reformistas aptos, para justificar cualquier acto de aventurerismo político que los mantenga a flotes en un mar embravecido, siendo con ello, en última instancia un elemento más del fenómeno y no su factor político organizativo de la clase obrera, en miras de su superación político-social por la construcción del poder obrero.
En palabras de Trotsky refiriéndose a los socialistas de la segunda internacional;
La actitud de los “socialistas- revolucionarios” hacia el marxismo no es más que el reflejo (en el plano teórico) de su actitud hacia el proletariado. No le reconocían la calidad de fuerza política autónoma, sin darle la espalda a pesar de ello: se pusieron de acuerdo para explotarlo políticamente” L.T «nuestras tareas políticas»
Toda esta apelación a nuevas lecturas de lo que genéricamente llaman “marxismo” habilitando la presencia de un virtual socialismo de cátedra, que supo pavonearse en las universidades de la burguesía ,puesto en acto , significa hoy una regresión ideológica, que los ha depositado en la marginalidad , tras sus fracasos al dirigir aparatisticamente notorios conflictos sociales desarrollados en las fábricas del áreas urbanas en nuestro país en y esa marginalidad ya entrada la segunda década del siglo se resumió en la tendencia creciente del abandono por la juventud trabajadora de sus mercancías ideológicas , con el agravante que el tiempo corre para todos y sus notorios dirigentes juveniles de ayer , hoy son en el mejor de los casos unas señoras abogadas que miran a los joven del presente como madre no comprendida por un “púber”
Esa regresión en terreno real se debió además al problema central exhibido por el discurso oportunista que tomo la forma de sometimiento en las decisiones políticas ubicadas dentro de la admisión de la prevalencia de un populismo enmascarado en el uso fraudulento de la militancia de los primeros cinco años de la década del 70 en nuestro país.
Con claridad nuevamente las palabras de Trotsky dan cuenta de estos tipos de situaciones que por lo visto no son nuevas en la historia:
Las falanges “marxistas” disminuyeron cada vez más. El título de “ex marxista”, “ex socialdemócrata” devino, de un solo golpe, una entrada para las “mejores casas”, del “burdel” literario y nadie vio, a excepción de un grupo relativamente restringido, que este “título” no designaba otra cosa más que la deserción de los que habían pasado del ejército del proletariado al campo del enemigo. Tal cambio de campo sólo puede ser propio de un renegado político.
Este fue el momento en el que nuestros compañeros de ayer cerraron deprisa sus maletas como si temiesen perder el tren; la mayoría de los militantes del partido, sacrificados en cuerpo y alma a la causa del proletariado, eran incapaces de comprender el significado político del cambio en la intelligentsia que se estaba produciendo ante sus ojos. Los socialdemócratas “economistas” no le concedían un gran valor al marxismo: por ello se servían poco de él como instrumento político. Del marxismo habían tomado dos o tres tesis simplificadas que sancionaban, según ellos, su táctica victoriosa; se comportaron respecto al marxismo, tomado en su totalidad, con una indiferencia equivalente al suicidio. Más aun, ellos mismos eran muy receptivos a la “crítica” burguesa. El partido no conocía “atmósfera teórica” y los prácticos del “economismo” estaban saturados por la viciada atmósfera del periodismo legal, con su “marxismo” apologético de la burguesía, y su “crítica”. Este fue, en conjunto, el triste período de la huida masiva de la intelligentsia del marxismo L.T Nuestras tareas políticas
Las tareas políticas revolucionarias no se limitan a la acción propagandística o acciones políticas aisladas. O incluso a iniciativas de lucha con metodologías de nuevo tipo, como ser la auto convocatoria o la democracia directa. Todas ellas son un todo y comprenden los problemas más cruciales de nuestra revolución.
Sin embargo, es importante destacar la importancia del eslabón fundamental de esta cadena para este momento en concreto. Entendemos que los brotes revolucionarios se van extendiendo, la búsqueda de una salida a la pésima situación que se vive sigue el mismo camino, más y más pueblo se pregunta Y ¿entonces qué?
Es el tiempo de materializar en organización política revolucionaria y en todos los planos lo acumulado desde la lucha propia de las clases.
Las tareas políticas revolucionarias implican la independencia política de la clase obrera. Esa independencia está sujeta al interés de la clase en disputa con la burguesía, no tiene ninguna atadura ni lazo con ella y debemos asimilar que aún esa independencia de clase se encuentra a cuenta gotas entre las masas. No solo se necesita gran convicción revolucionaria para llevarlas a cabo, se necesita organización capaz de ir elevando el carácter político del enfrentamiento actual, de la lucha propia de la clase.
Esas tareas políticas requieren de acciones que involucren a cada vez más y más trabajadores, tareas que desde lo pequeño a lo grande sean desplegadas por cientos de miles de manos.
Para ello hay que organizar las fuerzas que ya están “codeadas” con las políticas revolucionarias. Pero hay que organizarlas para la acción, lo que posibilitará una elevación permanente de la conciencia revolucionaria de las masas y a la vez, de su organización en nuevos niveles.
Las acciones políticas revolucionarias no deben estar solo en manos de las vanguardias revolucionarias. Es necesario comprender que se requiere un combate a esa idea nefasta que subestima a las masas, en donde en los hechos plantean: “ustedes pongan el cuerpo que la política la ponemos nosotros”, propio del electoralismo, el manoseo y uso de los trabajadores.
Las ideas revolucionarias, la conciencia revolucionaria de las masas, se irá elevando hacia la lucha por el poder si en ellas se privilegian las acciones; y que las mismas partan de una básica organización protagonizada por los mismos trabajadores de cada lugar.
Dejo una segunda tesis de L. Trotsky que forma parte de un legado revolucionario en el que deberíamos detenernos en estos días
«El marxismo enseña que los intereses del proletariado están determinados por las condiciones objetivas de su existencia. Estos intereses son tan potentes y tan ineluctables que obligan al proletariado, finalmente, a asimilárselos a su conciencia, es decir a hacer de la realización de estos intereses objetivos su interés subjetivo. Entre estos dos factores (el hecho objetivo de su interés de clase y su conciencia subjetiva) se extiende el dominio inherente a la vida, el de los tropiezos y golpes, el de los errores y decepciones, el de las vicisitudes y derrotas. La perspectiva táctica del partido del proletariado se sitúa completamente por entero entre estos dos factores y consiste en recorrer y facilitar el tránsito de uno a otros.»
“Nuestras tareas políticas “León Trotsky.