Nuevo Curso

LA VIDA Y LA MUERTE BORDADA EN LA BOCA. NUEVA SOCIEDAD Y HOMBRE NUEVO

NUEVO CURSO

La vida tiene líneas. O, mejor dicho, puede describirse usando ese elemento geométrico.  La formulación más simple, acaso por su optimismo es la que apela a la línea recta. No obstante, las sinuosidades aparecen, aunque el terreno luzca llano. Son dimensiones que solo el sujeto en tránsito conoce inaccesible para los demás. Esas curvas y contracurvas sin señales de tránsito emergen de la experiencia real de cada acción y pensamiento cotidiano y se exhiben para quien quiera verlas. Lo paradójico son los precipicios que solo se conocen cuando se está ya en caída.

Cada uno sabrá como conducirse, pero sin embargo hay algo peor. Las diagonales. Estas se disfrazan las opciones como atajos o bifurcamientos aparentes. Mucho peor si se le agrega que esa existencia de lo humano, se trazan en esa suerte de gran partida de ajedrez que implica estar en relación necesaria con el otro y ese vínculo por determinaciones objetivas viene dado por un ordenamiento social preexistente que obligan a una confrontación marcada por la competencia, hija preferida del dios mercado y más aún si como trabajadores, el oponente es toda una clase social en posición de dominio.

Nuestra actualidad , nos muestra que son tiempos de búsquedas forzadas por la falta de opciones y multiplicación de complicaciones que exhibe el orden social capitalista, que en el caso de los trabajadores que sobrevivimos en Argentina nos retrotrae a los escenarios menos deseados de nuestra historia, en tanto esos espacios tuvieron la virtualidad de colocarnos en ámbitos de barbarie e incertidumbre , imponiendo en plano individual y “el riesgo de arriesgar”  cuando esa predisposición de ánimo no es otra que aquella que exalta ese propio orden liberal.

La recurrencia reaccionaria de tiempos históricos, también da la posibilidad de acudir a anotaciones o citas “viejas” hechas por uno que también es viejo, vaya a saber cuándo. Revolviendo encontré esta que por un momento al menos permite el rescate de lo humano por sobre toda otra consideración ligada al utilitarismo y el sentido de justicia auto apropiado por el individuo:


“Las cosas cambiaron en 1881 Fue en esa época que a Jenny le diagnosticaron cáncer incurable en el hígado. Marx mismo tenía bronquitis. Eleonor su hija menor, lo recuerda de esta manera: “…
“…fue un período terrible. Nuestra querida madre yacía en el cuarto grande del frente y Moor en el cuarto pequeño de atrás. Y los dos, que estaban tan acostumbrados el uno al otro, tan cerca el uno del otro, no podían siquiera estar en el mismo cuarto. Nunca olvidare la mañana en que él se sintió lo suficiente fuerte como para ir al cuarto de mamá. En ese momento fueron jóvenes de nuevo: ella una muchacha y él un joven amante, ambos en el umbral de la vida, no un viejo devastado por la enfermedad y una vieja agonizante que se separaban para siempre…. “. El 2 de diciembre de 1881 murió Jenny Marx. (Alex Callinicos .”Las ideas revolucionarias de Karl Marx) 

Tal vez ese tipo de notas que se toman algún día indescifrable , hayan sido rescatas de una lectura que no llevaba esas intenciones, pero su pervivencia en esos sitios que probablemente también estén llamados a desaparecer en sí , da cuenta de una lucha individual quijotesca contra  la penetración del registro informático, las bases de datos, los buscadores, que podrán recuperarlo con mayor facilidad, pero nunca con esa penetración del sentimiento que haya del ser humano un hombre y una mujer y nunca un objeto maquinal, prediseñado y alienado.

 Son señales de ese conflicto, como heridas que quedan en el cuerpo, la tinta desteñida y el papel que pierde color, pero su vitalidad emerge de la profundidad de la anotación que creyó relevante una joven y que nos da sin siquiera imaginarlo la prueba irrefutable de los motivos por los cuales se debe continuar resistiendo y luchando por superar al capitalismo, más allá de la miseria material a la que nos somete.

Es así, porque más allá de toda posible solución material transitoria que como placebo se inocule en los derroteros de la estructura económica para facilitar la reproducción del capital, lo cierto es que hay cuestiones de lo humano que permanecen en sí, en toda situación de miseria que superan la carencia material y se contraponen con la dignidad. Ese factor solo encuentra nuevo curso de superación en la lucha, en el enfrentamiento de clases orientado hacia el poder de los trabajadores, sus organismos de democracia directa, gestores de una nueva sociedad y un nuevo hombre.

Una nueva sociedad, un nuevo hombre, edificado sobre las ruinas de un orden social agotado, incapaz por sus propias contradicciones fincadas en la propiedad privada, de materializar sus promesas de libertad, igualdad y fraternidad. Un nuevo hombre donde el amor ilustrado por la situación narrada por una joven y protagonizada por sus padres, no sea un detalle a resaltar, a preservar en una nota, sino la razón vital de la existencia.