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EL APARTAMIENTO DEL PROGRAMA SOCIALISTA IMPLICA UNA FORMA DE INTERVENCION POLÍTICA QUE MUESTRA SIGNOS DE AGONÍA

Hace un tiempo largo en que aún el más desprevenido ve a los pregoneros del FITU en medios televisivos. Su presencia en contexto del desarrollo de la farsa electoral, potencia ese accionar en términos de visibilización, y puesta en acto de un determinado discurso.

Posicionados en ese sitio, un concepto metodológico que nos llega con forma de “manuscrito elaborado en KREUZNACH “por Carlos Marx nos ayuda con el fenómeno:

“Hay que basarse precisamente en la contradicción de la realidad irracional. -esa realidad- por todos sus poros

 ES LO CONTRARIO DE LO QUE DICE Y

DICE LO CONTRARIO DE LO QUE ES”.

Desde ese lugar, y frente a la presencia televisiva del FITU, puede advertirse la presencia de un peligro para la militancia ocupada en la construcción de una vanguardia de trabajadores socialista, ya que el desempeño mediático de los miembros de esa cooperativa electoral que aparenta la existencia de un frente, opaca la comprensión de ese programa socialista revolucionario que la vanguardia debe reivindicar.

 En la actualidad, la crisis de reproducción del capital coloca a la civilización mundial, en la unidad de su destino histórico, bajo la amenaza de fuerzas reaccionarias armadas con toda la técnica moderna, puesta en campo de batalla franco o como represión de gendarmería para respaldar el orden burgués interno a los Estados.

 En ese contexto, un hecho que signifique un enriquecimiento objetivo, frente a la posibilidad de superación generalizada y suficiente por los hombres de una necesidad es en todos los casos un aporte, ya sea desde el punto de vista del conocimiento general (que tiende a que se amplíe la interpretación del mundo), o bien desde el punto de vista revolucionario (que exige para llegar a la transformación del mundo tener una idea exacta de las leyes que rigen su movimiento).

 En ese espacio de creación de herramientas ideológicas y programáticas para la superación de necesidades políticas urgentes, se ubica en sentido amplio la actividad política militante que sufre un envilecimiento cada vez más notorio según lo dejan ver las expresiones de esa militancia por parte de los partidos del orden burgués que se pretenden ubicar a la izquierda de ese esquema de poder participando de la farsa electoral en la que se nos busca involucrar en estos últimos meses.

Una parte de esa farsa es lo que se da en llamar un “debate político”. Un formato de esa mercancía es el que vende un programa político televisivo barnizado de “imparcialidad”.

 A la conformación de esa mercancía concurre voluntariamente el candidato a vicepresidente del FITU, siendo que el propio “frente”, muestras fisuras en sí mismo que hacen dudar por sí, de esa suerte de alianza que no es tal, en la medida en que solo implica una cooperación electoral de pequeños aparatos políticos de corte reformistas que luchan por lo que es su único objetivo: mantener el ser que le ha dado la justicia electoral del poder burgués.

Lo cierto es que el objeto a vender en el mercado televisivo desde un emprendimiento burgués específico, necesita para mejor posicionamiento en mercado, frente a otras mercancías o competidores en el mismo rubro, que existe un muñeco que haga de voz disonante en el coro hegemónico de discursos del poder directamente expositores de los intereses de los grupos del capital predominante.

Dicho en otro término, presentan una mosca en el plato, pero con la advertencia que no sea tan mosca, sino que lo aparente en tanto, las elecciones en el marco de la democracia burguesa son uno de los mecanismos de legitimación del régimen de explotación de la burguesía: el capitalismo. Por ello, si una organización revolucionaria participa de esta instancia no puede intervenir sin denunciar ese extremo específico.

Para participar en  ese juego de apariencias, que desarrolla la cultura dominante ,  se hace presente el FITU, embarcado en una cruzada por la vigencia de la democracia formal , indirecta, forma de gobierno del poder burgués , más que en la defensa estratégica del objetivo de su necesaria superación revolucionaria, precisamente en tiempos en que los propios capitalistas advierten el escenario de crisis de reproducción del capital y unificación política de la población tras su programa e intereses,  en el que se encuentran.

La confusión a la que contribuyen los difusores del FITU aparentando “un debate” televisivo argumentando la “masividad” para difundir, se complejiza aún más en la medida en la que acuden a consignas aisladas como lo puede ser la repartición de las horas de trabajo y la reducción de la jornada laboral para “combatir el desempleo”.

 Debe aclararse al respecto que las llamadas consignas transicionales fueron propuestas en el documento que llama a la fundación de la IV Internacional conocido como el programa de Transición, son ejemplificativas del método ye indicadas como un puente entre las necesidades inmediatas de la clase obrera y oprimidos y la revolución social. Por ello las consignas transicionales no pueden ser levantadas sin el método para conseguirlas: la revolución social que no será por medio de las elecciones. Estas consignas que expresan necesidades tan básicas como el acceso al trabajo con un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, el acceso a la vivienda, el reparto de las horas de trabajo, entre otras, no pueden ser conseguidas en el sistema capitalista. Justamente tienen el valor de vincular las condiciones materiales con la necesidad de terminar con la propiedad privada. Por ello, levantarlas aisladas le quita su carácter transicional y en las elecciones burguesas se transforman en una mentira, en un engaño a los explotados. Porque impulsan la idea que votando a un luchador se pueden conseguir

Estos reformistas   asustados, se ponen ropas que simbolizan en “imagen” pero nunca en realidad, la lucha histórica de la clase trabajadora pero que en los hechos se aferra a los vestigios del pasado “democrático” otrora vendido desde esos kioscos ideológicos como ilusión y que hoy por la sola verificación de lo objetivo, agoniza sin pronóstico de resucitación pese a los ahora “urgentes y denodados esfuerzos” a los que acuden.

En confrontación y desde la necesidad de acudir a otra militancia diversa por el vértice con la expuesta, es decir aquella que no se satisface con las variaciones sobre modelos establecidos, sino que se esfuerza por expresar las necesidades íntimas del hombre y de la humanidad actuales, no puede dejarse de resaltar el imperativo de aspirar a una reconstrucción completa y radical de la sociedad

Dicho, en otros términos, únicamente una revolución social puede abrir el camino a una nueva cultura, para cuya concreción es necesario soltarle la mano a estas organizaciones que pudieron haber sido ocasionales compañeros de ruta, a partir precisamente de la constatación de que sus dirigentes se han bajado de esa ruta, para ir a mendigar se le considere parte del poder burgués parlamentario.

Estas dirigencias intencionalmente reformistas, con su insistente y central prédica por la defensa del orden burgués formalmente dispuesto por la democracia parlamentaria, tras la defensa aparente de políticas de derechos gestionables ante el Estado, hunde, al mismo tiempo el derecho de la clase explotada a aspirar a un mundo superador del capitalismo globalizado

Desde el plano individual se impone una premisa conductual que marca una línea divisoria por fuera de los discursos, desde la realidad en sí que todos generamos al existir: El militante no puede confundir su actividad con una acción para hacerse de dinero de manera vital. Es decir, la militancia no puede permitir que se para ganar dinero, y que ese objetivo prime a la hora de mantener aparatos políticos que han puesto su norte en la permanencia por “izquierda” dentro del orden burgués en base a la centralización de la búsqueda del voto a como sea y el endiosamiento fetichezco salvador de “la banca parlamentaria”

El Estado en tanto institucionalización formal del poder burgués es producto del carácter irreconciliable de clase en tanto es una estructura que formalizada en el esquema: Constitución Nacional- leyes y monopolio legitimado del uso de la violencia por aparatos represivos predispuestos , es un instrumento de explotación de la clase opresora, su legislación tiene como rol fundamental defender la propiedad privada y someter a la mayoría oprimida a través de sus FFAA y sus leyes a vivir en la pobreza. Es esa la construcción ideológica que requiere la vanguardia trabajadora para desarrollar el programa socialista a través del poder obrero. Ninguna política de apariencias puede sustituir ese objetivo estratégico.

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