Novedades
{"ticker_effect":"slide-v","autoplay":"true","speed":3000,"font_style":"normal"}

Nuevo Curso

NUEVA SOCIEDAD Y HOMBRE NUEVO. ANIVERSARIO FUNDACIÓN ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE TRABAJADORES (AIT) o Primera Internacional

NUEVO CURSO

La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos. Una afirmación metodológica que Carlos Marx hace para dejar inscripta tanto para la interpretación crítica de los hechos que componen la lucha de clases, como para el diseño de herramientas de poder para conquistar instaurar la dictadura proletaria como superación del poder burgués formal.

En su oportunidad y en el propio empeño por estas directrices y pronto a cumplir un año más, se promulga el 28 de setiembre de 1862 el Manifiesto fundacional de la primera Internacional. Allí se dice de modo taxativo lo siguiente:

““Que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de ellos mismos, que sus esfuerzos por conquistar su emancipación no deben tender a constituir nuevos privilegios, sino a establecer para todos los mismos derechos y los mismos deberes.

Que el sometimiento del trabajador al capital es la fuente de toda servidumbre: moral, política material. Que, por esta razón, la emancipación económica de los trabajadores es el gran objetivo al que debe ser subordinado todo movimiento político.

Que todos los esfuerzos realizados hasta aquí han fracasado por falta de solidaridad entre los obreros de las diversas profesiones en cada país, y de una unión fraternal entre los trabajadores de diversas regiones.

Que la emancipación de los trabajadores no es un problema simplemente local o nacional, sino que, por el contrario, interesa a todas las naciones civilizadas, ya que su solución está necesariamente subordinada a su concurso teórico y práctico.

Que el movimiento que se lleva a cabo entre los obreros de los países más industriosos de Europa, al procurar el nacimiento de nuevas esperanzas, advierte solemnemente de no recaer en los viejos errores, y aconseja combinar todos esos esfuerzos aún aislados.

Por estas razones:

Los que abajo firman, miembros del Consejo elegido por la asamblea celebrada el 28 de septiembre de 1864 en Saint-Martin’s Hall en Londres, han tomado las medidas necesarias para fundar la Asociación Internacional de Trabajadores”

  En estas precisiones se expone la tesis de Marx, según la cual, sólo con la supresión de las relaciones sociales capitalistas y la superación de la propiedad privada por medio del comunismo sería posible en la historia el retorno del hombre al propio hombre, o sea, la superación de la alienación humana y el desarrollo de su personalidad como hombre social, lo que posibilitaría su emancipación humana. En este sentido, al reflexionar sobre el trabajo como fundamento ontológico en la formación del ser social, lo hace en doble sentido: el primero nos remite a las posibilidades y límites históricos frente a la lógica de alienación y degradación de la totalidad de la vida social promovida por el capitalismo; y el segundo concibe el trabajo como actividad vital en el proceso de formación y emancipación humana. Deberes, el trabajo, fundamento del ser social, no debe ser confundido con empleo, forma histórica que el trabajo viene asumiendo en las relaciones sociales capitalistas. Por el contrario, en la perspectiva Marxiana, él es el fundamento ontológico por el cual el ser social se autoproduce como tal y se humaniza. En ese sentido, para Marx, se hace necesario la superación de las relaciones sociales capitalistas.

Nuevamente arremete el calendario. Estamos próximos a recordar un hecho trascendente: La fundación de la Primera Internacional.  Sin duda, los recordatorios formales comenzaran a asomar por las redes. Emergen las fotos, las evocaciones contingentes. Se acude a los documentos, las, los textos periodísticos, etc. y todo huele a simple recuerdo y dialécticamente a reafirmar su condición de “pasado “

Pero este abordaje, puramente de efemérides, no traduce la determinación de quienes actuaron en aquella ocasión, por lo que la necesidad de lo que e l momento de la lucha la lucha de clases imponía. Estar allí   en la fundación de la Asociación Internacional de es un episodio de la lucha revolucionaria de inmensa significación y es eso lo que se procura eludir con la cobertura puramente recordatorio.

El Manifiesto fundacional de la Primera Internacional, 1864, nos exhibe de manera concreta una de las múltiples maneras en las que el pueblo trabajador expresa su búsqueda de libertad, desprendiéndose de estructuras productivas y sociales injustas que lo oprimen.

Mas allá de puntualizar como centralidad la idea de la emancipación obrera, a ese objetivo le agrega la advertencia del carácter internacional de la lucha dirigida a ese fin. Además, le agrega que ese proceso debe ser entendido en sentido amplio, como una guerra al Capital, no buscada por los trabajadores, sino generada por la violencia que la burguesía despliega de múltiples maneras sobre el conjunto de los explotados y que esta ínsita en ese modo de producción-

La actualidad nos dice sin embargo , que a pesar del tiempo transcurrido y la intensidad de las luchas que se desarrollaron en el tiempo,  no hemos podido continuar aquellos objetivos ni darle contenido concreto , porque si bien no dejamos de luchar, abandonamos la construcción  política ideológica que debe desarrollarse sobre el sujeto social del cambio , desdeñando lo que objetivamente la conformación de la producción de mercancías y el imperio de la ley del valor nos señala claramente en cuanto a la subsunción real que el trabajador tiene con esa materialidad indubitable.

Está claro que las desapariciones físicas tras los objetivos del primer internacional, se extendieron desde su fundación hasta nuestros días.  Hay entre aquellos hombres en conferencia explicando el porqué de la lucha emprendida y cómo esta no era ajena a la lucha del conjunto de los trabajadores por derrotar a la dictadura del Capital y nosotros los de aquí y ahora una diferencia cualitativa que debemos revertir partiendo desde su constatación que tiene expresión en el  naufragio ideológico en el que nos puso esa deriva en el timón de quienes asumieron la conducción dirigencial de ese viaje al salto cualitativo que implica la revolución social y la construcción de una nueva sociedad desde y por un nuevo hombre .

Los sectores dominantes obtuvieron a fuerza de muerte, manejo ideológico mediático y otras artimañas un éxito cultural fundamental. Consiguieron que dejara de estar planteada en la comprensión colectiva de la clase trabajadora en sí y como labor militante, la construcción consciente del sujeto social del cambio. En su lugar establecieron la demanda local, el planteo específico sin la impugnación crítica del todo y con eso la posibilidad de una diversidad que no es tal si se parte de la constatable evidencia de encontrarnos en una sociedad de clase definida objetivamente desde la producción general de mercancías.

 Con la misma perspectiva transformaron el papel del individuo en la historia. Consiguieron que se pasara, del arquetipo humano puesto en acto por todos aquellos caídos en la lucha revolucionaria, al modelo del militante político correcto, pragmático, posibilista y utilitarista, artífice funcional de la estrategia reformista discursiva contenida en la demanda de declaración de derechos subjetivos dirigida hacia el Estado de la burguesía, sin la modificación y superación de la materialidad de su estructura productiva capitalista.

Las carencias actuales no solo tienen centralidad en la pobreza material en la que se ve sumergida la clase trabajadora , también  señalan un retroceso ideológico en advertir   la importancia de la formación de cuadros políticos revolucionarios socialista, para la generación  de destacamentos militantes acordes a las condiciones actuales del desarrollo de la lucha de clases y el deterioro crítico del modo de producción capitalista con predominio del capital financiero sostenido en la especulación y la usura.

El abandono dentro de la tarea militante de la construcción del sujeto revolucionario impulsando la transición dialéctica del trabajador en sí a clase “para sí, es el dato más relevante de nuestros tiempos, que obliga a los aparatos políticos a recibir un año más de la fundación de la primera internacional de manera puramente conmemorativa.

En sentido inverso la marca del calendario debe ser interpretada para comprender que, desde la historia, se impone la necesidad del salto cualitativo por agotamiento de las falsas expectativas políticas que se han presentado desde la transición pactada desde la dictadura genocida hacia la democracia formal en 1983 a la fecha.

 Hoy nuevamente esa faltante da cuenta de un vacío que debe ser ocupado por el retorno a la construcción del partido revolucionario de los trabajadores, como herramienta necesaria para el pase al acto superador de la dominación burguesa sobre nuestra sociedad.

Esta tarea constructiva deja ver a su vez dos aspectos contenidos en una dialéctica que objetiva una forma contradictoria, que tiene un doble carácter. Por un lado, es la búsqueda de una inserción de masas en los organismos que los propios trabajadores se dan en su lucha espontánea de manera tal que ese partido busque afanosamente estar fundido en las masas, a partir de que sus miembros tienen que provenir de las masas; y a su vez es un partido de vanguardia, por su organización independiente, por su actividad independiente, por su estructura en la cual participan los mejores y más claros elementos de la clase obrera y el pueblo probados en la lucha de clases . Por un lado, el Partido hace actividad de masas, por el otro hace actividad de vanguardia.

 Es necesario un punto de encuentro con la vital idea subyacente en todos y cada uno de los caídos en la lucha de clase desde aquel lejano acto fundacional de la primera internacional. Transformar las estructuras económicas, transformándonos en ese mismo proceso en sujetos del cambio, en hombres nuevos con determinación para esa labor histórica con las herramientas que las particulares condiciones de la lucha de clase nos indiquen, procesadas desde la orientación estratégica y táctica de un partido revolucionario de los trabajadores, subordinado en su hacer y praxis política al programa obrero-socialista, es el contenido concreto de la acción política de nuestro tiempo.

Nuevo Curso