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Nuevo Curso

CRISIS POLÍTICA INTERBURGUESA. EL AGOTAMIENTO DE LAS ILUSIONES DEMOCRÁTICAS Y LA CLASE TRABAJADORA

NUEVO CURSO

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Hay un patrón de pensamiento establecido entre todos los cultores de las ilusiones democráticas, desarrollado desde que el personal político utilizado por la burguesía debió hacerse cargo de la crisis desatada por la derrota en Malvinas, hasta la fecha, según el cual:” cuando la Corte Suprema viola la Constitución, pone a la democracia de rodillas”

En estos tiempos de crisis donde el poder burgués muestra a las claras su rostro represivo estas afirmaciones no deben dejarse pasar por alto, Los trabajadores, desde su experiencia y con las herramientas ideológicas con las que cuenten, deben generar discurso desde su condición de clase, frente a proclamas de este tenor.

Ya hemos pagado con sangre, presos, miseria, pobreza y múltiples daños sociales la aceptación dogmática del preámbulo de la Constitución Nacional como eje de campaña del radicalismo en el 83, el frente de unidad nacional sobre la base de la gestión de ilusiones democráticas, estado de derecho y demás artificios jurídicos  , sin que aún podamos salir de esa falsa construcción de consciencia que ata los intereses específicos de la clase trabajadora al furgón de cola de las construcciones políticas que emplea la pequeño burguesía para ser leal a su clase en su totalidad, pese la evidencia de su fracaso en la conducción política de esos intereses a partir de su incapacidad de lograr consenso pleno entre explotados y oprimidos.

Decimos que detrás de esa afirmación que tiene pretensiones de constituirse en paradigma, anida el dogma de la “unidad nacional” intentando posicionarse por encima de las clases en conflicto. 

A ese artificio ideológico y sus instrumentos se sumaron incluso las organizaciones de “izquierda” militando con demandas “a la justicia”, confundiendo el sentido social de la misma con el servicio institucional que presta un espacio del poder burgués con cabeza en la Corte Suprema dentro de una estructura orgánica vertical, reflejo en los hechos del modelo que impone el derecho ubicando como fuente y razón de lo dado a la Constitución Nacional a la que se coloca como ley suprema.

Las organizaciones que se autodefinen “de izquierda” otrora “de los trabajadores”, siendo serviles a esas ilusione democráticas desenvueltas hacia la clase trabajadora desde el gobierno de Alfonsín a la fecha ,  mutaron, transformaron , variaron con distintos modelos de operación política burocrática por parte de sus dirigentes,  sus estructuras de cuadros, inclinando  todos los esfuerzos militantes  hacia la búsqueda de una organización de masas centrada específicamente en la demanda de ampliación del régimen de democracia formal  operando para que los órganos intelectuales de ese servicio burgués de solución de conflictos que toma cuerpo en los “tribunales “declaren para quienes integran la clase trabajadores y sectores sociales desplazados de la producción formal,  derechos subjetivos individuales y colectivos dentro del espacio normativo que les da la Constitución Nacional y las leyes.

 
Por esa razón y para evitar precisamente que nos formemos una opinión de ese tenor debemos advertir que la democracia en tanto forma de gobierno, de la república burguesa, remite necesariamente a una categoría abstracta que se utiliza en el análisis de lo político. Por ende, no puede ni “pararse ni arrodillarse”. Son las personas las que asumen esas posiciones, en particular los trabajadores a los que todo el sistema normativo coloca en la rigidez exhibida como imposibilidad de acceder a condiciones de vida digna.

El ejemplo más reciente de este fenómeno y las situaciones que en los hechos operados en la realidad genera, es el caso de la provincia de Jujuy donde se desarrollaron instancias de lucha callejera con concurrencia de reclamos y cortes de rutas, centrados en la impugnación de una reforma constitucional. Las organizaciones que se nuclearon en torno del conflicto en todos los casos por fuera de sus demandas parciales, acudieron a la impugnación de la “reforma constitucional” producida entre gallos y medianoche. Con ello la protesta se ubicó por sus objetivos centrales, aumento de salarios para docentes, y no a la reforma constitucional, en un plano absolutamente sistémico, es decir dentro de demandas enmarcadas en el contexto jurídico.

Ese enfoque de “tengo derecho a que el salario sea al menos alimentario y de sobrevivencia” o “la reforma es ilegal o inconstitucional” el espacio de disputa si bien impulsado con métodos de lucha terminó siendo fagocitado por el orden burgués en todas sus expresiones. Con inmediatez por vía represiva, a través de la violencia legitimada del aparato estatal y “colaboradores paraestatales”, esto desencadenó la primera intervención tribunalicia en esfera del derecho penal, situación que por los tiempos de ese aparato continúa a la fecha con mucha gente de la protesta mutando a la condición de imputados de delitos.

Luego el conflicto planteado en termino de la ilegalidad de la reforma, también y necesariamente derivó en los tribunales, primero los provinciales y luego la Corte Suprema Nacional. El Estado Nacional ni lerdo ni perezoso, planteo la cuestión en ese ámbito. Lo siguieron los burócratas sindicales y otras instituciones funcionales al orden burgués. Por último, terminaron forzados a concurrir a esa misma “corte” quienes integran el llamado “malón por la paz” quienes terminaron haciendo vigilia para ser recibidos por un secretario de ese órgano del poder burgués judicial, quien les dijo “que ahí no era” un lugar para tocar timbre.

 Las normas contenidas en un cuerpo jurídico son meras abstracciones intelectuales. Declaraciones o potencialidades que se agotan en sí en tanto su concreción no pertenece a la esfera de los legisladores sino al tipo de conflicto social que abarquen. De esta manera una ley es ley solo cuando no recibiendo aceptación y generando un conflicto un juez, o un tribunal determinan su aplicación al conflicto concreto o como se dice en la jerga, al “caso concreto en examen”. Empeños discursivos que reconocen un proceso histórico creativo, frente a la voluntad de establecer un Estado por un pueblo que se da sus instituciones reflejan un momento histórico creativo y continuo de consenso, como lo fue el dictado por la burguesía dominante de la Constitución Nacional.

 Cuando acontecen fenómenos como los que vivimos en este presente social, donde la protesta y la acción política se dirige a los cuerpos institucionales del poder burgués y nunca en modo explicito contra ese mismo poder y la clase que lo ha construido y gestiona, cuanto menos, lo que se da cuenta es que existe consenso para aceptar ese orden de cosas, en tanto la clase trabajadora no toma en sí sus potestades y revierte por sí la situación de conflicto negando al poder burgués.

Las manifestaciones por la que toma cuerpo la farsa electoral solo existen para dar cuenta de una puja inter-burguesa por la gestión del poder estatal que incluye al espacio de coacción sobre la explotados y oprimidos, y para determinar quién gestiona políticamente los intereses específicos de esa burguesía de conjunto.

 Las apelaciones a la Democracia, solo son el formato que reviste hoy esa puja de intereses donde también interviene la Corte Suprema. A esa particular litis de los propios, ingreso uno de los cortesanos corporizando todo lo hasta aquí dicho.

 Uno de los miembros de la Corte Suprema Nacional formulando declaraciones de neta incidencia en la contienda electoral farsesca intentando llevar agua para su molino, abogando por un pronunciamiento abstracto sobre un tema de política económica y “olvidando” el otrora inveterado precepto de que los jueces hablan por sus sentencias cuando son convocados por quienes llevan un litigio a su mesa.

En otros términos y para poner en evidencia cuan endeble es todo el andamiaje ideológico que rodea al poder judicial cabe la pregunta ¿Dónde quedó aquello de que la misión más delicada de los jueces es mantenerse dentro su órbita por cuanto la declaración de inconstitucionalidad es la última ratio?»

Queda claro que si la construcción durante varias décadas del ilusorio democrático desde el Alfonsinismo a la fecha centraba en lo que tiene que ver con el poder judicial en la premisa según la cual «si el juez intentara suplir al político proyectando su forma de pensar en descalificación jurídica por la función que ocupa en el entramado del poder Estatal  (en suma, su disconformidad con una decisión política), estaría excediendo su competencia y violentando la división de poderes», la intervención de la Corte Suprema en la campaña electoral resulta reveladora de una sola circunstancia: Existe una crisis de poder político en el orden burgués que orgánicamente se entrama con la crisis de reproducción del capital , siendo ambos datos objetivos que la clase trabajadora no advierte en toda su extensión por verse sometida a la acción ideológica de quienes aún la convocan a renovar ilusiones democráticas.

 Sobre esto último Horacio Verbitsky, en su columna del sitio “el cohete a la luna” hizo la siguiente síntesis:

el presidente de la Corte Suprema, … también tomó la palabra ante el diario español El País, para descartar por inconstitucional la propuesta de dolarización de la economía. El zarpazo está dirigido en primer término contra Javier Milei, pero no sólo. También le recuerda al resto de las fuerzas políticas que la República Autónoma del Cuarto Piso se reserva la última palabra en cualquier tema que le interese a su cuadrumvirato.”

Dónde queda con esto el mito de la representación política y su sistema coordinado en la democracia burguesa, si luego al fin del camino el orden capitalista dice que el juez de la corte es quien tiene la última palabra, siendo que ese juez no es electo por voto directo de la población y orgánicamente responde al poder burgués del que forma parte.

En este estado del desarrollo del capitalismo,  la crisis política del régimen no puede  ocultar el carácter orgánico de clase de esos jueces cortesanos y toda la institucionalidad de ese aparato de poder , y su función en el orden social republicano, de la misma manera que la elección de un parlamentario no le quita su condición de operador político de la clase social dominante como lo demuestran continuamente los levanta manos del congreso nacional.


Los trabajadores y demás sectores sociales oprimidos por este régimen social que nos domina culturalmente con sus paradigmas de falsa conciencia,  debemos construir desde nuestro objetivo posicionamiento en el proceso productivo nuestra propia consciencia y nuestro programa estratégico en orden la construcción de una democracia obrera que liquide los basamentos materiales y culturales del régimen burgués a través del despliegue de los organismos propios del poder obrero. Negar toda instancia que nos aleje de ese objetivo estratégico de construcción de una nueva sociedad es condición básica para la materialización de esta.