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Nuevo Curso

“LA LIBERTAD AVANZA” no puede ser superada por el reformismo electoral del FITU. ES NECESARIO «REVOLUCIONAR» IMPUGNEMOS SUS FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS Y REIVINDICAR EL PROGRAMA SOCIALISTA.

NUEVO CURSO

En nuestra época el orden social capitalista estructura la prevalencia    de monopolios, con predominancia del capital financiero que explota y oprime a toda la clase trabajadora a la vez que incuba y engendra guerras y convulsiones sociales que reciben las mayores represiones, con muertos, lesionados y encarcelados por doquier y con frecuencia cada vez más intensa. Todo esto revela que han llegado a madurar las condiciones objetivas de la revolución, a las que se añade el hambre, la desesperación de los sectores excluidos de la producción formal, caracterizados lisa y llanamente como población sobrante.

El concepto fundamental es que las contradicciones del sistema capitalista le inhiben objetivamente para dar respuestas satisfactorias a sus propuestas como orden social, que promete relaciones humanas libres, igualitarias y fraternales. Si tomamos ese punto de partida no como elemento de opinión sino como premisa que el entendimiento ubica con criterio objetivo de verdad leída en términos históricos, lo primero que hay que advertir es que esa sociedad que daba a la burguesía la condición de clase progresista muta para ubicarla en un sector de la sociedad que luce bajo sus disfraces de progresía, un posicionamiento absolutamente reaccionario.

La construcción de la mercancía imaginaria con cuerpo humano que hoy representa Milei, no nació como el sujeto exponente de una doctrina apoyada en principios filosóficos y sociales, ellos le fueron aditados a su discurso por necesidad del desenvolvimiento de ese producto político en determinadas circunstancias históricas que destacaban en la sociedad una fuerte tendencia “anti-partido» como factor conglobante del repudio a los pesares que propone la existencia capitalista argentina. En ese espacio es que se tuvo que acudir a la categoría “casta” para unificar al sistema político burgués en decadencia y concentrar al enemigo en la figura del personal político que gestiona los intereses de los diversos sectores de la clase dominante.

 Ocurre luego que el desarrollo de la lucha de clases ubica a un alto porcentaje de los expulsados de la economía productiva formal y significativos sectores de la clase media que inclinan -según lo dicen las PASO- hacia este personaje ya organizado políticamente como “libertad avanza”,  momento en que ese aparato organizado exhibe una suerte de doctrina para lo cual  exhuman las líneas directrices del liberalismo clásico ya derramadas sobre nuestra sociedad desde la dictadura genocida en adelante , aceptando, que la sociedad de bienestar gestada desde el poder burgués se exilia en utopía.

Mas, como lo sistemático y lo orgánico exigen a la otrora imagen disruptiva, puramente provocadora, dar el salto cualitativo hacia lo que hoy significa una organización política de cuadros, la empresa mejoró el producto, lo presentó como “Libertad Avanza” y se constituyó en «anti-partido» en «anti-estado, con base en el individuo sin anclaje en su lugar en la producción y autodefinido como libre, solo limitado por el orden legal que estructura bajo la forma jurídica el poder burgués. A eso se añade la repulsa a la construcción de parámetros de existencia centrados en la justicia social, que otrora fuera paradigma del Estado de bienestar.

Dicho en otros términos y ya en el contexto de una farsa electoral, se acude a una concepción del Estado que se ocupa de las funciones básicas, en particular las funciones legales. Esta concepción mínima del Estado es el límite, la valla jurídica que impone la protección de la libertad de los individuos.

 Buscando incluso un soporte filosófico, se toma la máxima de Kant de tratar a los individuos como fines y no como medios, la única manera de hacerlo es garantizar la mayor libertad posible de los individuos sobre sí mismos y los productos de su trabajo. Libertad Avanza cimienta su discurso en el principio de la autopropiedad, señalando que defender la libertad, no puede defender al mismo tiempo la actividad redistributiva del Estado que implicaría la interferencia del Estado en la propiedad privada y la autopropiedad del individuo.

La idea del estado mínimo es la idea prevalente en todos sus expositores, de ella se sigue que, sólo necesitamos una institución que proteja contra la violencia, el robo, el fraude, y la garantía de que los contratos serán respetados, está justificada. Más allá de estas justificaciones, la intervención del Estado es injustificada, innecesaria y solo abona la existencia de una burocracia política que se autojustifica y genera costos que sostiene el conjunto de la población de modo innecesario.

De esa premisa se sigue una redefinición de lo que entendemos por sociedad que desmerece todo concepto de lo justo emparentado con la justicia social. Para Libertad Avanza la categoría “sociedad” es una idea que no significa mucho. La sociedad es la agregación de trayectorias dinámicas universales, pero no hay algo orgánico que entrelazan las relaciones intersubjetivas, llamado sociedad que esté sujeto a la justicia. En sentido inverso, Libertad Avanza pretende consenso por el voto para que se acepte la premisa central según la cual aquello en lo que tenemos que considerar como herramienta es, la gestión justa de los individuos a la que hay que otorgarle la garantía de su libertad y su propiedad. Milei, los específicos intereses económicos de un grupo interno de la clase burguesa dominante y sus cuadros técnicos incluidos bajo el velo de la “libertad avanza”, han colocado en el centro del debate y adelantado a todo el espectro político incluidos los que se dicen luchadores y de “izquierda”, que los límites de la acción del Estado se encuentran en las leyes para proteger a los individuos contra sí mismos. Esto va de la mano y cierra como frutilla del postre, con el moralismo legal, instando a que se considere en ese plano que son las leyes que reducen la libertad por la simple presencia de los otros en nombre de la moralidad.

A partir del significado que la filosofía moderna asignó a la noción del sujeto, se plantea el modo en que dicho concepto es reinterpretado en el pensamiento de Marx, distinguiendo el nuevo sentido que el término adquiere en los planos más importantes y diversos en los que Marx lleva a cabo esa revisión: el plano que toma en consideración la insuperable condición natural del hombre, el que atiende al sentido de la dialéctica y de la totalidad en que se desarrolla la praxis social, el que destaca la condición social del individuo y, finalmente, el que plantea la discusión con el humanismo tradicional en relación con la posible autonomía del hombre.

Hay dos aspectos del fenómeno intrincados entre sí. Uno es el sentido inmediato con que se presentan los hechos como experiencias que vive cada persona, que apremian a la conciencia de los hombres y los impulsa según las condiciones de su ubicación en la sociedad.

El segundo esta dado por, el significado que cabe asignar a esos hechos de nuestra existencia, según ellos han sido   vistos por la totalidad social en donde juega la mediación de la ideología. Este segundo aspecto de la cuestión se traduce en un discurso que más allá de la vivencia individual de cada trabajador, se constituye en observador que trata de apreciar las mediaciones que se intercalan entre los hechos hasta comprender su significado histórico desde la perspectiva de clase.

En este segundo plano en donde opera el factor subjetivo del proceso revolucionario y su dialéctica específica. Es ese extremo al que denunciamos retrasado y profundamente afectado por el accionar propagandístico de esta particular expresión de la ideología dominante centrada en la defensa del orden social capitalista. Esta situación deficitaria no se supera por la simple impugnación de Milei o su vicepresidenta o el candidato a jefe de gobierno en Caba como figuras más visibles de “La libertad avanza”. Cuanto corresponde es ocupar el centro del ring y desde esa posición “avanzar” con los presupuestos específicos del socialismo y las implicancias superadoras que para la existencia humana tiene el programa socialista a partir de la superación de la relación capital-trabajo y la prevalencia de la ley del valor con su soporte jurídico en el derecho de propiedad.

El socialismo prevalece filosóficamente como perspectiva de alta significación humanista, dejando de lado todas las precariedades que nacen a partir de un liberalismo ancestral que ubica al hombre como lobo del hombre y hace apología del individualismo pragmático, utilitarista fundado en el valor justicia concebido desde la autopropiedad del sujeto que debe ser garantizada y nunca obstaculizada ni amenazada. 

El programa socialista implica una nueva sociedad, donde se desenvuelve otro sentido de lo humano, próxima a la noción de dignidad. Socialismo implica un hombre nuevo, producto de una sociedad sin clases en transición a la desaparición del estado, sin explotados ni explotadores, donde la escuela-universidad funcionan como instrumentos que contribuyen a la formación de ese hombre que dejando los paradigmas liberales de los que hace apología “La libertad avanza “, se humanizará a través de la función de la práctica transformadora de la realidad y su asimilación en la producción social como teoría.

En el modelo socialista, en el objetivo del poder obrero, el trabajo manual e intelectual tiene como fundamento la producción social colectiva, donde el nuevo hombre aparece como el pleno desarrollo no alienado de la individualidad.