UN NUEVO 12 DE OCTUBRE . SU SIGNIFICADO FRENTE A LOS TRABAJADORES Y LAS TECNICAS DE MERCADO DEL PODER BURGUES EN CRISIS .

NUEVO CURSO

Luego, será evidente que el mundo ha estado soñando por mucho tiempo con la posesión de una cosa de la cual, para poseerla realmente, debe tener conciencia. Será evidente que no se trata de trazar una línea mental divisoria entre el pasado y el futuro, sino de concretar los pensamientos del pasado. Finalmente, será evidente que la humanidad no está comenzando una nueva tarea, sino que está llevando a cabo de manera consciente su antigua tarea. Karl Marx, carta a Arnold Ruge, 1843

Desde el año 2010, el 12 de octubre pasó a denominarse Día de Respeto a la Diversidad Cultural, dejando atrás su denominación anterior como Día de la Raza.
La fecha, se institucionalizó como un día para promover la reflexión histórica acerca de los pueblos originarios y su vigencia ya que con la anterior denominación , se ponía el acento en contar las peripecias de Colón a su llegada a América a partir de la idea del descubrimiento.


Con la nueva formulación , se busca poner énfasis en la reivindicación identitaria de los grupos que ya habitaban el continente al arribo de aquel. Básicamente, el interés está puesto en señalar la existencia y vitalidad de comunidades aborígenes con derechos ancestrales que viven bajo relaciones sociales que les serían propias.
Este cambio en la forma de abordar la efeméride es el resultado de una serie de transformaciones estatales que ocurrieron en las últimas décadas con base en la forma jurídica a través de la reforma de la Constitución Nacional en 1994 estatuyendo que el Congreso debía reconocer la preexistencia étnica y cultural de las poblaciones indígenas argentinos, y desde esa premisa, garantizar el respeto a su identidad , declarando el derecho o posibilidad de una educación bilingüe e intercultural, reconociendo personería jurídica a sus comunidades otorgando a estas la posesión y propiedad comunitarias “de las tierras que tradicionalmente ocupan y la obligación a futuro de regular la entrega de otras tierras que deberán ser aptas y suficientes para el desarrollo humano (Constitución Nacional, Art. 75 Inciso 17).


A partir de estos nuevos lineamientos constitucionales, aparece el conflicto en torno a lo que se considera oficialmente y desde esa norma superior , como criterio válido para la definición de lo que debe entenderse bajo la expresión pueblo originario y la realidad que ella describe.
En ese contexto el concepto se construye desde un criterio básicamente subjetivo de matriz antropología, que gira en torno a la auto-percepción o auto-reconocimiento que como tal que hace el propio sujeto. Es decir, a partir de la persona que adhiere en pertenencia identificatoria a una comunidad de personas que objetivamente existían con anterioridad a la llegada de españoles a estas tierras conde hoy se instala el estado nacional Argentina.


Por ese criterio subjetivo toda la cuestión queda reducida a reproducir lo que cada uno de esas personas dicen acerca de sí mismos, excluyéndose del concepto cualquier distinción que pueda hacerse en el colectivo por la objetiva pertenencia de clase de los mismos al interior de ese grupo.
A través de esa identificación ideológica como grupo cultural diversa del posicionamiento humano en la producción y de esas intermediaciones es que se generan por la propia dinámica de la situación las oportunidades que el nuevo marco legal brinda a los colectivos que se reivindican como pueblos originarios , así como la existencia de una burocracia “originaria” nacida incluso a partir de la instrumentación de esa propia legislación , la que se diferencia del conjunto marcado por la ideologización de la condición de aborigen que va desarrollando intereses específicos propios.


De esta manera, es posible decir que su organización política bajo la identidad que se ubica subjetivamente con pertenencia en los pueblos originarios, no brota espontáneamente, sino que es resultado de múltiples determinaciones ideológicas , que nacen de la intervención ideológica sistemática tanto de instituciones de orden privado y religioso como del propio poder burgués a través de las llamadas políticas de Estado, que los interpelan y organizan como tales.
Sin embargo no es un dato menor advertir que muchas de las personas con identidad en esas poblaciones originarias, habitan hoy en día en ciudades y sufren los mismos problemas que cualquier obrero: las malas condiciones laborales y los bajos salarios, la desocupación, las dificultades para acceder a la vivienda y a la salud.


Por otra parte, aquellos que viven en espacios rurales, mayormente sobre tierras marginales, no pueden garantizar ninguna reproducción en sus terrenos. Por eso, no hay aquí tampoco ningún “modelo productivo” alternativo al capitalismo, como se suele creer. Al contrario, se trata de población que en su mayoría vive en la miseria, asistida por el Estado con magros planes sociales.
Incorporando esta lectura del fenómeno es posible establecer que la efeméride del 12 de octubre, expresa claramente esa idea de vida idílica que habría sido rota con la llegada de los españoles, sin apuntar a la relación de clase predominante en el actual orden social capitalista y la diferenciación que ella establece al interior del pueblo originario en sí .
Sin burguesía nacional no hay cuestión nacional. Las naciones no se definen por el específico uso de la lengua y sus particulares significantes . Lo propio de la idea de “nación” es la presencia histórica del advenimiento de una burguesía y su revolución precisamente porque el estado nacional es producto de la revolución burguesa.
Dicho en otros términos, si los pueblos originarios anteriores a la llegada de la colonización española representaran hoy naciones , esto implicaría probar la existencia de varias burguesías por cada uno de esos pueblos con intereses propios, con pretensiones de acumulación capitalista en un espacio propio separado del argentino, lo que no opera en la realidad.
El análisis de las formas de reproducción de quienes integran los “pueblos originarios” muestra que la base social de las organizaciones se compone de obreros. De esta forma, cuando hablamos de pueblos originarios estamos haciendo referencia a un colectivo humano cuyos integrantes son protagonistas de la relación capital-trabajo a la que ingresan ofreciendo a la venta sus habilidades para producir valor a través del empleo por otro de su fuerza de trabajo por la que reciben en pago una suma de dinero que es inferior al valor generado con la producción de la mercancía que contiene ese valor del que se apropia el burgués quien lo traduce en el mercado por otra mercancía que es el dinero.
Esto trae como necesaria consecuencia advertir que se opera en el mercado una de las consecuencias implícitas en la anarquía de la producción y por ellas estas identidades subjetivas, son objetivamente desplazados de la producción formal por no requerirse su fuerza de trabajo, colocándose dentro del espacio de la forma de sobrepoblación relativa , ejercito de reserva o población económicamente sobrante o como se le quiera llamar.
La tendencia actual general, es el pasaje de esta fracción de la clase obrera argentina de su condición de sobrepoblación relativa latente a estancada, en el caso de los que logran migrar a las ciudades, o el hundimiento en el pauperismo consolidado para los que todavía continúan en los espacios rurales.
Lo dicho permite que opere en el mercado una de las consecuencias implícitas en la anarquía de la producción y por ellas son desplazados de la producción formal por no requerirse su fuerza de trabajo, estas personas se ubicarán dentro del espacio de la forma de sobrepoblación relativa , ejercito de reserva o población económicamente sobrante o como se le quiera llamar.
Dada esta materialidad del fenómeno, la tarea política que se impone frente es superar esa fragmentación ideológica impuesta por los sectores de poder por vía de la fragmentación en el interior de la misma clase obrera, en la medida en que esa “identidad” contribuye incluso la “miseria” de ese colectivo humano.
Esto último implica dar batalla por la conciencia y la unidad de los obreros en una política de clase independiente y unificadora, en torno a un programa proletario que sea capaz de construir elementos de poder de clase más allá del capital, conquistando organización democrática liberada de la explotación emergente de la relación capital – trabajo que se encuentra en la base del fenómeno.“
En definitiva, es el capitalismo, el único modo de producción vigente en Argentina, precariza la vida de la clase obrera, independientemente de cómo se percibe dicha población (indígena, pueblo originario, etc). De esta forma, la explotación que experimentan laboralmente estos grupos no nace de su condición “indígena”, sino de su condición en tanto clase social explotada.


El socialismo no es, un modo de producción o una estructura estatal sino ese proceso de luchas y experiencias protagonizadas por las masas La principal razón de la dictadura revolucionaria de los trabajadores es garantizar tiempo para consolidar los aprendizajes colectivos de forma tal que opere su asimilación cultural como paradigma . Se puede expropiar la riqueza de las anteriores clases dominantes y distribuirla pero nunca será factible decretar la superación consciente de las implicancias de la ley del valor en el sujeto individual. La asimilación previa a toda militancia revolucionaria por ese nuevo orden , lleva implícita la comprensión de la condición de clase trabajadora en sí y su necesario pasaje a la autopercepción de clase para sí.