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Nuevo Curso

LA FARSA ELECTORAL ,UNA PELICULA CLASE “b” PRESENTADA POR EL FITU COMO UNA SERIE TELEVISIVA

NUEVO CURSO

En Argentina no hay un movimiento fascista. Milei encarna la producción imaginaria de una mercancía de la que se advirtió que tenía mercado consumidor dispuesto a su adquisición. Tal vez no se midió por los grupos económicos que lo generaron la extensión de ese mercado de resentimiento contra un orden político que solo reproduce en cantidades significativas hambre y miseria, trasladando con permanencia en el tiempo la línea de pobreza hacia cada vez más trabajadores a partir de la intensificación de la explotación y opresión por vía de la caída del salario real.

Sin embargo, ese producto político mercantil, Javier Milei es ahora la excusa para que los reformistas de todo pelaje de una u otra forma terminen por dejar abierta la puerta para que la población explotada y oprimida vote por su verdadero verdugo, el capital concentrado que lleva el rostro de Sergio Massa, haciendo continuidad no percibida de un gobierno hambreador, como lo es el actual que el propio Sergio Massa integra.

Para ser funcional a esa maniobra final de la farsa electoral se acude en forma conjunta a una nueva apariencia centrada en la construcción de una amenaza:  La derecha, sin explicar nunca a qué se considera incluido en esa categoría está a la ofensiva y hay que frenarla, aunque para ello haya que tragar sapos.

En ese esquema se inscribe un documento oficial del PTS hecho público esta semana donde se dice, no sin dificultad lógica, lo siguiente:

Sabemos que millones eligieron votar a Massa para impedir que avanzara el nefasto proyecto político, económico y cultural de Milei. Lo hicieron, en muchos casos, a pesar de conocer su trayectoria política, sus vínculos con el poder económico o sus posiciones derechistas en varios temas, como la llamada inseguridad. Solo el enorme temor al triunfo de Milei explica que muchos y muchas hayan decidido votar al candidato oficialista, que pasó del 21% al 36,6% de los votos, quedando con un holgado margen sobre el mal llamado «libertario».

Se conoce con suficiencia por los recorridos históricos del oportunismo, que una de sus armas, para no asumir responsabilidades por sus virajes, es ponerlas en otros con los que no se establece contacto alguno. En este caso” eligieron votar a Massa para impedir que avanzara el nefasto proyecto político, económico y cultural de Milei. Nótese que, si este fenómeno del voto a Massa fuera explicable de ese modo, se notaría que el PTS ha dejado sin responder una pregunta ¿Por qué esos votantes no optaron por el FITU que integra esa organización y por su vivaz e inteligente abogada candidata, que tan buena intervención tuvo en los debates televisivos? ¿Por qué su candidata a presidenta que denunció con tanta tenacidad no fue una opción válida para explotados, oprimidos y el pueblo en general y obtuvo menos votos por el FITU que los que obtuvo esa fuerza en total en ocasión de las PASOS, en guarismos inferiores, en definitiva, del 3 por ciento?

Dicho de otra forma, le falta al PTS explicar, con la facilidad que pone los huevos en otra canasta, por qué razón desde sus orígenes políticos en los inicios de la década del 90 del siglo pasado, nunca ha sido alternativa creíble para la clase trabajadora a las mujeres y los jóvenes, a quienes dirige su discurso.

Haber ocultado este aspecto de la cuestión y centrando la premisa inicial de su pretendido silogismo, dejo abierta la impugnación formal de ese juicio parcial y defectuoso.

En el mismo yerro incurren, además, todos los grupos políticos que independientemente de su tamaño e incidencia real llamaron de modo crítico, (si es posible que una papeleta electoral con la foto de Myriam Bregman pueda asumir esa pretendida disidencia), alegando que mal o bien no dejaba de ser una intervención clasista frente a “la avanzada de la derecha”. Más allá de esto y para mayor abundamiento habría que advertirle a los trasnochados epígonos del FITU, que su campaña electoral hizo caso omiso de forma generalizada a ese planteo de clase, si se nota que en ningún caso se apeló a los objetivos estratégicos de la clase trabajadora , y se apeló al juego de “derechas e izquierdas” siendo que esas categorías son ajenas al discurso clasistas e incluso encubren a la lucha de clases con conflicto central en la relación capital- trabajo como el eje rector de las acciones políticas en nuestra sociedad.

Es necesario hacer notar que una dirigente que se presenta como candidata a presidente, en ningún caso puede exhibir que no tiene ese propósito de poder, ni se propone llegar a construir poder con las masas trabajadoras para desplazar el orden burgués. En sentido inverso Bregman y el FITU se conformó y se sintió a gusto haciendo lo que sabe, el rol del acusador parlamentario, con lo cual con sus propios actos cedió a MASSA el rol del candidato posible y real. Siendo así, no falta mucho para entender la marginalidad real de su existencia como fuerza política, reducida al magro 2.67 por ciento de los votos emitidos por quienes fueron a votar, que alcanzaron al 75 por ciento del padrón electoral.

Dicho de otra forma, para el FITU, el lugar presidencial nunca le correspondió, ni en el discurso de su figura más emblemática que nunca dijo que pensaba hacer si llegaba a la presidencia, mucho menos cómo lo haría. Es esa actitud la que incapacita a esa cooperativa electoral a tener credibilidad en la clase trabajadora. Es solo la política del estar contra y del no “metodológico”. Es la clausura de la dialéctica en su faz de negatividad y nunca de su superación. Negando afirmaron lo negado, luego esa negación afirmada se corporizó en Massa. Sin embargo, frente al resultado, la versión embustera es: “la gente fue por Massa para evitar a Milei”

No conformes con ese esquema dogmático y nunca demostrado por la realidad, de poner en otro la responsabilidad por lo ocurrido, señalan adicionalmente como éxito por la obtención de una nueva banca en el parlamento que estará plagado de “fascistas Mileistas” o ultraderechistas del fenecido Cambiemos, que no por fraccionarse deja de tener diputados que piensan y hacen en favor del capital como lo hicieron y lo harán en todo el tiempo en que ocupen muchas más bancadas que los cinco mosqueteros del FITU. Ni hablar de los diputados y senadores del peronismo renovador hoy oculto tras la ide de “Patria” a la que en definitiva parece adherir el elenco visible del aparato cooperativo electoral que encarnan quienes se autodefinen “la izquierda”

Sin embargo, el problema no se detiene, siguiendo ese desarrollo embustero, ahora el PTS propone a sus socios y adherentes satelitales, que “, desde ya que llamamos a no votar a Milei, sin embargo, desde la izquierda no podemos darle ningún tipo de apoyo político ni electoral a Massa.”

Hay que buscar alguna forma de avisarles a estas mujeres y hombres “de la izquierda”, que ese apoyo político y electoral ya ha sido dado, al permitir sin lucha alguna que el ministro del FMI, del ajuste , la inflación y la caída del salario real, haya podido acceder a ser una posibilidad electoral en un espacio que ellos nunca se  propusieron ocupar, sino que prefirieron limitarse a denunciar con declaraciones, pero buscando en ultima instancia el lugar del parlamentario díscolo en un congreso burgués donde no tienen la menor incidencia en la política real, y mucho menos en la vida concreta de cada trabajador explotado y oprimido por el sistema.

¿Qué más tendría que hacer el FITU de lo que ya hizo? Sin embargo, una última colaboración no se le niega a nadie. Nuevamente reproduce el PTS en su documento la lógica absurda de que hay una suerte de “enemigo principal” que combatir sin reparar en que lugar se deja para la otra opción de la segunda vuelta de la farsa electora. Si se dice explícitamente que se está contra MILEI, pero además se aclara que no se va a dar apoyo electoral a Massa, se esta manifestando que al candidato “patriota” amigo de oír y acatar la música que le toca el FMI, no se lo acompaña, pero no significa un peligro en sí, total a ese lo “vamos a enfrentar en la calle” en lo que venga por delante. Si la ocupación de la calle desde 2017 a la fecha, es la que ha podido verse, la burguesía ya ha dado muestra clara de como la vence, más allá de los términos represivos o no, ya que el resultado electoral de la Dra. Bregman habla por sí mismo. Precisamente esa apelación abstracta a la calle y lo que ha sido la calle en sí en la despiadada realidad que nos constituye, es lo que muestra el nivel puramente retórico de la intervención reformista y oportunista del PTS y amigos.

No es lo mismo el señalamiento de que se está contra Milei si luego se dice que a Massa no se le da apoyo político. A Massa le alcanza ya con no haber sido puesto en el lugar del enemigo y no necesita otro “apoyo político “que ese que hará que gran parte de los votos de estos muchachos “estrategas de la izquierda”, se incline como ya lo ha visto el PTS al voto “útil “por Massa, pues todo vale “aunque no se lo comparta” como dice el documento, con tal que no gane Milei. Más tarde cuando los “patriotas burgueses” desaten un segundo tiempo de medidas que intensifiquen la explotación, resignificando en sentido negativo al trabajador la distribución de la riqueza que él mismo genere, probablemente el PTS nos explique que eso ocurre porque muchos compañeros votaron a Massa buscando el mal menor y no se dieron cuenta que existía el PTS.

El final de la escena teatral, que monta el PTS y a la que invita al resto del FITU está dado por el factor sorpresa y la ingenuidad, extremos de los que la historia inhibe de apropiación por quienes pretenden exhibirlo. Es así que ahora los firmantes del documento que hacen público salen a denunciar la condición objetiva de trampa electoral que implica la segunda vuelta de esa farsa. Incluso se remontan a la Francia de los años 70 para mostrar como fue implementado ese sistema para torcer el rumbo del Mayo Frances. Otra vez una pregunta mínima. ¿No sabían los lúcidos estrategas de obras tan trascendentes como “Estrategia socialista y arte militar” (Albamonte -Maiello) que la película “elecciones 2023” para la que invitaron a comprar todas las entradas, se exhibía no como film clásico sino como Serie Televisiva, ¿y que el último capítulo necesariamente incluía el ballotage? Por las dudas, por si acaso se les ocurre responsabilizar de ese olvido a “la gente” que vota a Massa a pesar de ser compañeros, deberían recordar que ese resultado ya se presentó en las últimas elecciones presidenciales que consagraron a Macri y Alberto Fernández respectivamente. Difícil alegar sorpresa cuando lo habitual es lo que sorprende.

Pese a que el Ballotage, es visto ahora como una artimaña de la burguesía, lo cierto es que FITU, orientó en todos los tiempos la lucha hacia la táctica electora y alimentó ilusiones democráticas en el devenir, dejando a su suerte a los trabajadores en complicidad final con la burocracia sindical que por otras vías y motivos también recomendó transitar ese camino.

Estas preguntas, sin respuestas es la que le privan al FITU de tomar la vanguardia en una campaña de impugnación del mecanismo electoral y la democracia indirecta por representación parlamentaria. El FITU es una herramienta obsoleta, derrumbada por las acciones concretas e históricas que produjo desde su construcción, hoy el espacio no creado ha sido ocupado por una cooperativa electora y reformista inhábil para la lucha de clases.

El problema de la dirección de la clase trabajadora sigue castigando la posibilidad revolucionaria que abre el estancamiento del desarrollo capitalista en nuestra sociedad. Para ese resultado que debe ser abordado y superado no “. contamos con el apoyo político y electoral del FITU”, estos, ya se lo dieron a Massa.