Novedades
{"ticker_effect":"slide-v","autoplay":"true","speed":3000,"font_style":"normal"}

Nuevo Curso

DIFICULTADES ESTRUCTURALES DEL PENSAMIENTO OPORTUNISTA

No se puede ser revolucionario si no se ama la vida. Si la revolución es otra cosa  tan diversa de lo que puede implicar  un juego dialéctico, imágenes en la pared, gestualidades como puños alzados frente a una pantalla que implica una empresa de medios vendiendo un producto mercantilizado  , y en realidad implica  únicamente una acción necesaria, imprescindible  “para”, en la medida en que como herramienta política se desenvuelve en un determinado contexto histórico  termina  y supera el peso que las condiciones sociales hacen recaer actualmente sobre cada ser humano y que  le impide la existencia digna.

En definitiva, la revolución es una lucha contra todo lo que obstaculiza la vida. No tiene sentido, ni adquiere el ser, más que como medio para un objetivo mayor que es hacer que la vida sea realmente con perfiles específicamente humanos hoy inexistente en el orden social capitalista.

Por eso, si el fin perseguido es vano, el medio pierde su valor. Esto hace que no se pueda emplear la palabra revolución para adjetivar cualquier acción humana o para perseguir cualquier fin o para calificar un objeto.

No es racional decir que tal o cual cosa es “revolucionaria” o decir que una medida política implica una “revolución”. Eso supone una adulteración ideológica del término y el otorgamiento de una significación de lo que se adjetiva que en ningún caso puede tenerla.

De manera general, se puede concluir en que nada tiene valor de medio revolucionario desde el momento en que no lo tiene la vida humana digna como fin de esa acción.

Por eso, esta en lo cierto Pablo Milanés cuando con lenguaje político nos dijo que la vida no vale nada
si ignoro que el asesino, cogió por otro camino y prepara otra celada. Por eso , si pensamos y reivindicamos a la revolución como medio -para otra sociedad, otra vida y generación un hombre nuevo por superación de las clases sociales , tenemos que advertir, compartir, comentar que aquellos que utilizan la teoría del miedo, y para eso  omiten , ocultan significar que implica la existencia política prevalente del gestor de negocios de un sector de la burguesía como lo es, con certeza Sergio Massa y su armado sobre la base del aparato del partido peronista del poder y de los advenedizos radicales de siempre, no se enrolan existencialmente en el empleo de la revolución para el cambio social.

Sergio Massa, el empleado del mes, se solidariza con un Estado terrorista que despliega a su vista y sonrisa un genocidio sobre el pueblo palestino, agregando que considera al ejercito irregular y autoridad electa sobre Gaza como grupo “terrorista”. Esta única directriz política hace que no alcance con “no darle colaboración”. Significa que debe ser denunciado, confrontado y señalado como cómplice de esa masacre humana.

Quienes se enrolan en el voto exclusivamente “contra Milei” y dicen no colaborar con el restante candidato, se apartan del camino recorrido en revolución, y se suben al colectivo que distrae, engaña y lleva a la multiplicación de la pobreza y la miseria a la clase trabajadora.

Las razones por las cuales se vate el “miedo a” como causa de una determinación política, deben incluir y no lo hacen, la explicación fundada de por qué el temor, el miedo, forma parte de su arsenal analítico siendo que se postulan como dirección posible de la clase trabajadora que en ningún caso tiene al “temor a otro”, por su existencia material cotidiana y por ser en sí trabajadores llamados a su emancipación. Los trabajadores por definición no pueden tener “miedo “a su enemigo de clase porque todos los días lucha contra él de una u otra manera, porque todos los días camina por la existencia con el baldón de ser despedido y perder su fuente material de reproducción social.

Una organización política, que se nutre del temor a otro, para fundar un voto “contra”, ocultando al otro término de la ecuación política que se le presenta por un ar[DP1] mado electoral tramposo, define su perfil puramente oportunista y da razones para ser abandonada a su suerte y su derrotero de naufragio ideológica.

Apartar de la configuración como enemigo “contra” el que se dice no debe votarse aclarando en igual término que no se colaborará con el otro, es parte de la propia trampa de la segunda vuelta electoral que tanto se fustiga en términos generales. No es lo mismo luchar “contra” señalando ese sentido para el uso del voto, actividad a la que indirectamente se convoca, que quitar colaboración al restante candidato, siendo que ese otro candidato es quien actualmente somete al trabajador por medidas que adopta como ministro y que en a lo largo de este siglo siempre estuvo por fuera de los intereses inmediatos de los que trabajan para sostener su vida a partir de la venta de su fuerza o habilidad de trabajo para producir mercancías.

A los que levantan el puño para las fotos, las imágenes que presiden el comportamiento cultural del mundo burgués. A los que viven de las caritas, las poses o de las chicanas propia del espacio de la tristemente festejada “avivada” confundiendo esa gestualidad con lucha, convendrá recordarles, que revolución socialista estar bajo la dirección política de los trabajadores y que solo a través de su internacionalización se convierte en «permanente» garantizando así su triunfo.

La trampa electoral con nombre francés en su último capitulo que la exhibe como farsa, esta en desarrollo pleno en estos días que faltan hasta el 19 de noviembre. La lucha revolucionaria, es decir, el medio para obtener el fin de todo este escenario, el fin del Estado que lo promueve y la clase social que lo organiza, exige una actividad específica que no es otra que la denuncia de ese entramado, y la resistencia pasiva, por vía de la desobediencia del mandato burgués, invalidando de la manera que cada trabajador juzgue necesaria, sus objetivos ahora confesados de dar legitimidad política por mayorías inventadas a quién no la tiene.

NUEVO CURSO


 [DP1]