NUEVO CURSO
Según surge del imaginario del gobierno, y el impulso específico del poder burgués que busca parir institucionalmente por combinación de sus poderes, la forma jurídica que le permita dotar de legitimidad a lo ideológico por vía de una ley y su poder sancionatorio implícito, ficcionando un consenso impuesto por violencia originaria,
la actual configuración de la sociedad civil, con su entramado de relaciones intersubjetivas está dotada de las causas que generan una interrupción o un corte significativo en la cadena material de actos que permiten a sus componentes satisfacer sus necesidades de subsistencia y un “mejor vivir”.
Claro está en nuestra sociedad existen perjudicados por ese orden de cosas, y son ellos quienes le han dotado de representación política, para que sin deliberar actúe quirúrgicamente sobre la pestilencia y consiga salvar a la buena gente.
Para el presidente, afecto a las referencias teológicas el cuadro de situación de nuestra sociedad tiene adecuación típica en el Genesis 19, con el relato de lo sucedido en Sodoma y Gomorra y su gobierno se prepara para “enviar desde el cielo, una lluvia de azufre y fuego”, para que, tras ello, la “libertad avance”
Claro que aquí la cosa al menos por ahora no se hace con violencia física o catástrofe bélica, sino con violencia económica descargada sin diferenciar justos por pecadores, sino “buena o mala gente”, y los buenos precisamente son los propietarios, es decir los dueños del poder real, aquellos capaces de mejorar su condición a cualquier costo y defenderla cualquiera fuese el método necesario.
Sin embargo, este esquema ideológico en desarrollo, requiere y ya ha dado suficientes signos de la tendencia creciente a su implementación, de la infantilización de la sociedad, de ahí que se apele al uso de dibujos animados, figuras de animales, alusión a los hijos con cuatro patas, visitas a la abuela Mirta para hacerse visible por un medio televisivo, etc.
Claro está ese trazado estratégico, y esas tácticas predispuestas y actuantes para poder poner en acto una reformulación de la sociedad de clases con nuevo discurso hegemónico de la burguesía, desde la gestión de sus grupos concentrados, requiere de cierta fabulación tolerada por aquello de que el fin justifica los medios. Así las cosas el poder ejecutivo puede manipular las cifras que ofrece, pintar escenarios de catástrofe semejantes al diluvio , para no salir de los relatos bíblicos y valerse de cancerberos, uno de los cuales es la Ministra Bullrich y sus muchachos uniformados o de los otros, que aceptando su derrota electoral se ha postrado para servirle “para lo que la burguesía y su bufón teológico gusten mandar “ en cuanto resulte necesario, asemejándose a un rol similar a aquel del célebre papel actoral que Donald Sutherland asume personificando a Attila Mellanchini, el nuevo administrador del patrón que se cree “el gallo del corral”, en la película Novecento de Bernardo Bertolucci .
Es así como desde los días de la asunción del mando la derrotada Bullrich, tal vez perdida en su relato, no tiene dudas de conformarse en la suerte de un futuro celador de la sociedad escolar que el presidente pretende, vendiéndola como una vida mejor para “la buena gente” en una suerte de utopía donde ya no existen los malos o los rebeldes defensores de lo viejo y catastrófico, razón de todos los males.
Dicho, en otros términos, como no pudo acceder al rol de director de la escuela, ahora Bullrich se regodea con ser el celador y como tal no suele tener cara, algo así como el Sr Biasutto en la película argentina “la mirada invisible” o su fuente literaria, la novela Ciencias Morales de Martín Kohan. Su rostro es uno solo, el de la perversión, el goce con el uso de la violencia y su plebeya sumisión al poder real de los grupos económicos concentrados, ligados al capital financiero imperialista.
En ese sentido la celadora no repara en contextos ni significados. Más bien, se ocupa de que todos asumamos que sus significantes y significados, que no son propios sino dictados por las necesidades reproductivas del orden capitalista, sean forzosamente de todos, para que luego se transformen en el nuevo consenso de sumisión y oprobio de la clase trabajadora. A tal punto llega la celadora, que amenaza con amonestaciones a diestra y siniestra y además , siguiendo la lógica de sus mandantes poderosos, pretende facturar y exigir que se contrate seguros, es decir pretende hacer del ejercicio de la libertad de opinión y protesta, una mercancía más , obteniendo un valor de la acción del otro llamado a pagar un precio por el ejercicio de una acción libre, Es que la celadora a creído a sus mandantes que ella es la cancerbera de la “verdadera libertad” que sin duda no es esa que desarrollan aquellos díscolos que buscan las calles para expresarse.
Sin dudas, la objetividad de la realidad y sus conductas concretas materiales entrelazados, ponen un reparo a tanta fantasía y relato infantil.
Sin dudas la ministra mirando camaritas en una sala rodeada de perros caniches disfrazados de mastines por sola portación de uniforme y caras de tipos correctos, con bolsillos nutridos por miguitas que caen del poder económico, pueda sentirse plena y presurosa de salir ante las cámaras, para que periodistas que perdieron el rumbo ético le permitan decir que “el operativo ha sido un éxito, logramos que no pisen la calle”.
Pero ocurre que la tierra gira en derredor del sol y no a la inversa y más temprano que tarde esta película clase B ha de llegar a su fin, como en su momento lo tuvieron sus ancestros genocidas de la dictadura cívico -militar de la segunda mitad de la década del 70 en el siglo pasado.
Sin embargo, hemos aprendido y estamos aquí con los pies sobre la tierra, que no es necesario reproducir nuevamente estos escenarios de avanzada orgánica del capital sobre los trabajadores para ofrecerles resistencia y derrotarlos.
Esa batalla es de todos los días, se conoce en los libros y la repiten sin asimilarlas ni “aprehenderla” los habitantes de las facultades y sus organizaciones de militancia festiva y electoralera que sueñan con poner sus traseros en las bancas del parlamento burgués y asistir como invitados a los set televisivos que le modelan un libreto de izquierda presentable , pero si la viven con sus cuerpos los trabajadores, duramente golpeados por las practicas genocidas de ese mismo Estado que ahora exhibe a Milei-Bullrich con el látigo y la omnipotencia de patrón .
En esa batalla esta claro por los datos de los últimos cuarenta años, los trabajadores no tienen los mejores generales, y en la mayor parte de los casos, quienes se colocan esos uniformes, tienen por debajo la camiseta del club del patrón de turno. Eso no impide que día a día cada trabajador encarne la lucha por la vida, que no es metafórica sino difícil apremiante y en nuestro tiempo angustiante. Es para ponerlo en clave poética, como lo pinta Silvio Rodríguez, en la canción de la silla:
En el borde del camino hay una silla
La rapiña merodea aquel lugar
La casaca del amigo está tendida
El amigo no se sienta a descansar
Sus zapatos de gastados son espejos
Que le queman la garganta con el sol
Y a través de su cansancio pasa un viejo
Que le seca con la sombra el sudor
En la punta del amor viaja el amigo
En la punta más aguda que hay que ver
Esa punta que lo mismo cava en tierra
Que, en las ruinas, que en un rastro de mujer
Es por eso que es soldado y es amante
Es por eso que es madera y es metal
Es por eso que lo mismo siembra rosas
Que razones de banderas y arsenal
Será cuestión entonces de poner la palabra en acto, trascender las dificultades de dirección, sabiendo que ese es el mayor problema y avanzar en contrataque no esperado contra Atila, La celadora Bullrich y evitar que todo termine sometiéndonos en un espacio de vida servil o convertidos en sal como lo reza el texto bíblico o en alumnos disciplinados de una escuela del terror y el oprobio.
La tarea estratégica del próximo período -período prerrevolucionario de agitación, propaganda y organización- consiste en superar la contradicción entre la madurez de las condiciones objetivas de la revolución y la falta de madurez del proletariado y de su vanguardia (confusión y descorazonamiento de la vieja dirección, falta de experiencia de la joven). Es preciso ayudar a la masa, en el proceso de la lucha, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa de la revolución socialista. Este puente debe consistir en un sistema de reivindicaciones transitorias, partiendo de las condiciones actuales y de la conciencia actual de amplias capas de la clase obrera a una sola y misma conclusión: la conquista del poder por el proletariado…La IV Internacional presta una atención y un interés particularísimo a la joven generación del proletariado. Toda su política se esfuerza por inspirar a la juventud confianza en sus propias fuerzas y en su porvenir. Sólo el entusiasmo fresco y el espíritu beligerante de la juventud pueden asegurar los primeros triunfos de la lucha y sólo éstos devolverán al camino revolucionario a los mejores elementos de la vieja generación. Siempre fue así y siempre será así.
La marcha de las cosas lleva a todas las organizaciones oportunistas a concentrar su interés en las capas superiores de la clase obrera, y, en consecuencia, ignoran tanto a la juventud como a las mujeres trabajadoras. Ahora bien, la época de la declinación del capitalismo asesta a la mujer sus más duros golpes tanto en su condición de trabajadora como de ama de casa. Las secciones de la IV Internacional deben buscar apoyo en los sectores más oprimidos de la clase trabajadora, y, por tanto, entre las mujeres que trabajan. En ellas encontrarán fuentes inagotables de devoción, abnegación y espíritu de sacrificio.
¡Abajo el burocratismo y el arribismo!
¡Paso a la juventud!
¡Paso a la mujer trabajadora!
(La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional)