En el curso de la semana pasada y sin que la espiral ascendente de la inflación de muestras de su detención, hemos sufrido sobre nuestra sobrevivencia como asalariados, una nueva avanzada de las operaciones devaluatorias de la moneda en el mercado de comercialización del dólar de manera informal, que implica de manera inmediata la extensión de la brecha cambiaria entre ese tipo de dólar y el dólar oficial.
Esas acciones de grupos especuladores y de la burguesía de conjunto sobre la moneda, hace de manera inmediata que ésta se aproxime con velocidad inusitada a dejar de cumplir su rol en la economía capitalista como medio universal del intercambio de mercancía.
A este efecto negativo, se le añade de manera significativa la transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia esos sectores concentrados del poder económico, estableciendo dentro de la propia burguesía la prevalencia del poder financiero y el posicionamiento de estos núcleos para la imposición de medidas políticas acorde con el programa de clase, que implica el llamado “consenso liberal”, que no duda en direccionar sus acciones hacia la instalación de la inflación creciente como escenario desde donde modificar los términos de la relación de clase , imponiendo a los trabajadores y demás sectores congregados en torno de la llamada población económicamente sobrante.
Todas estas acciones y operaciones, si bien se generan en el contexto convivencial de la sociedad civil, reconocen matriz, efectos y reproducción en el aparato estatal de la burguesía.
Los llamados mercados son en este sentido, el escenario de un nuevo uso diferencial de técnicas y operaciones del poder burgués para introducir por esta vía un nuevo giro liquidador en lo concreto existencia de amplios sectores de la población. Asumen entonces un definido sentido genocida.
Con esto queremos precisar que corresponde tomar conocimiento concreto que todo cuanto ocurre no es la resultante de situaciones azarosas o de la intervención de un determinado grupo de presión, sino que en definitiva es un nuevo giro de la política burguesa.
Hay entonces que corregir la visión sesgada del genocidio como táctica represiva con formas violentas de intervención del poder de una clase sobre otra, y ampliarla a este tipo de operaciones directamente orientadas en la faz económica a destruir el salario por vía de la devaluación monetaria y el aceleramiento inflacionario de los precios de las mercancías.
Dicho en otros términos no se necesitan falcones verdes, ni un milico uniformado para constatar acciones y técnicas de eliminación de un grupo social y sus relaciones específicas. Basta con constar en sentido inverso, que se acudan a la generación de gestiones económicas que intencionalmente liberen las variables de la economía de mercado para terminar con las formas de sobrevivencia de amplios sectores de la clase trabajadora, siendo este el costo criminal que asume la “salida” de la crisis de acumulación y reproducción del capital en el país.
Piénsese solamente en la cantidad de población ubicada dentro de los sectores explotados y oprimidos que por estas gestiones económicas son transferidos desde la pobreza al renglón de la miseria existencial y se habrá de ponderar como consecuencia cuantas personas dejan de existir en tales condiciones de carencia de toda posibilidad de ser titular de derechos subjetivos que dignifiquen su vida por vía de la privación permanente de medios suficientes de subsistencia material.
Para los trabajadores entendidos como clase en sí, por fuera de las incidencias represivas que se debieron afrontar y de las demás situaciones que dejan las experiencias desarrolladas, antes, durante y después de las múltiples movilizaciones vividas en el curso de los últimos dos meses , puede verificarse, despejando operaciones ideológicas, que la alternativa burguesa o pequeño burguesa nacionalista o reformista con centralidad en el cretinismo parlamentario, no genera otra cosa que frustraciones que se viven en el día a día, sea porque la ejecución del plan de gobierno que les declara una guerra avanzando sobre sus posiciones no se detiene a pesar de la teatralización parlamentaria y porque el polo burgués en el poder comienza a exhibir un verdadero espacio de alianza de clase en una suerte de bloque de poder que deja a la mercancía Milei como figurón distractivo de la gestión ministerial colectiva del Macrismo.
En particular, el posible y mediatizado recambio de figuras al frente del Estado solo ayuda a mantener la sujeción de las masas populares al carro de la clase dominante por vía persuasiva exhibiendo vitalidad e iniciativa política o por vía represiva más intensa como se viene expresando a través del predominio de los servicios de inteligencia sobre las llamadas áreas de seguridad, a través de su operador político Patricia Bullrich, quien ha demás exhibe como definitivo una alianza de Macri con estos “perros de la calle”, con perdón de los perros en donde sustenta su poder, más allá de su poder real dentro de los grupos financieros concentrados y el manejo de la mediación del Estado en los negocios a su favor.
Esta ofensiva en una suerte de guerra de posiciones, dialécticamente exhibe también la debilidad del poder burgués que ha debido salir a liquidar sus fundamentos republicanos destrozando el esquema federal y el poder legislativo, con grave presión sobre el poder judicial.
Es ese escenario de predisposición de armas y pertrechos de la clase dominante la que cierra toda posibilidad de éxito a cualquier iniciativa de corte pequeño-burgués nacionalista o al despliegue agonizante del reformismo parlamentario.
Por esa constatación, la bandera fundamental, en tanto objetivo estratégico de la clase trabajadora. es la ruptura con toda forma de conciliación burgués, pequeño burgués o burocrático sindical, y la gestión por los métodos propios e históricos de una política de trabajadores, clasista determinada por el programa socialista máximo y la lucha por las condiciones elementales de sobrevivencia dentro del orden social capitalista en crisis.
El ataque histérico de Milei contra “los traidores”, “conjunto de delincuentes” y “bestias” contra los legisladores que votaron en contra y una nueva sarta de amenazas muestra el inicio de esta nueva acción dentro de la misma batalla ofensiva lanzada por la burguesía, que la exhibe dialécticamente en fragilidad porque el fracaso de este viraje en la propia acción general que busca derrotar al enemigo de clase lo expone a su caída.
Es por eso vital la propaganda para hacer comprensible el fenómeno no cerrado en el que nos encontramos. Es fundamental advertir el sentido bélico y no discursivo que toma este nuevo estadio de la lucha de clases y la inviabilidad de toda salida concertada con la burguesía porque esta se ahoga y en el ahogo hunde a quien pretenda ligarse a ella.
Hay una determinación política del poder burgués de someter a la clase trabajadora argentina y retornar a instancias históricas en donde su dominación cultural y económica se hacía sin mediación política alguna ni por vía de alianza de clases. Ese recorrido del desenvolvimiento histórico ha cerrado en la estrategia burguesa y su objetivo es una suerte de acumulación originaria rapiñando por apropiación extrema del valor creado por la fuerza de trabajo que le facilite las condiciones para la reproducción del orden social capitalista en nuestras tierras.
Lo cierto sin embargo es que el problema objetivo más crítico, de la clase trabajadora y los sectores sin empleo con desempeño en la economía informal como titulares de planes sociales, productores auto explotados, población económicamente sobrante o como se les quiera llamar, es su miseria creciente
La prevalencia de la crítica sobre lo que está sucediendo y existe en términos reales planteada desde los trabajadores no es un mero “intercambio de ideas” entre compañeros con algunos objetivos comunes más o menos relevantes. Por el contrario, la crítica es un arma de lucha, un medio para el fin revolucionario, Llevar desde los trabajadores hacia las masas populares a pensar, obrar y organizar una sociedad sin explotados ni explotadores es el contenido específico de esa crítica y eso no solo se consigue con la experiencia de lucha sino con la profundización en los fenómenos, aspecto vital a la hora de seleccionar las herramientas y los medios pertinentes para esas acciones.
. La burguesía a través del gobierno electo desde el primer día de esa gestión, reformulando los dispositivos de dominación de los Fernández-Massa, frenando el gradualismo y lanzando un ataque extraordinario contra la fuerza de trabajo. La gigantesca devaluación y el levantamiento de todas las regulaciones y controles sobre los precios marcaron el primer acto bélico, en tanto se abandonó el esquema de dominación económica haciendo que se disparara la inflación agravando la catástrofe social que se venía lentificando desde la gestión anterior con medidas transitorias y de maquillaje pretendidamente distribucioncita.
No debe perderse de vista que ya existe una ley vigente, es el programa del FMI aceptado en su momento por el parlamento que impone realizar profundos ajustes para poder pagar la deuda externa.
De esta manera y en la transición que implica haber advertido que previo a todo trámite legislativo el poder burgués y sus operadores políticos debe someter a la clase trabajadora por vía de licuar su salario a condiciones existenciales de pobreza, incremento del nivel de desempleo y alza de precios en los artículos de primer necesidad, servicios de salud, educación y tarifas de agua, electricidad y luz, más tasas municipales e impuestos provinciales el poder se ampara en una forma precaria de autoridad y poder de imperio a través del DNU –
Es por esa razón que ese decreto es tan extenso y en particular habilita acciones de poder tendientes a dar legitimidad a reformas que buscan liquidar desde las libertades democráticas, la legalidad y organización del movimiento obrero quitándoles esas armas a su enemigo de clase que así sometido se ve condicionado al extremo para la resistencia y la posibilidad de un contraataque.
La intensidad y complejidad del proceso de conflicto social en curso no da lugar a otra tarea que la organización, la definición programática de objetivos superadores de las demandas inmediatas de condiciones de sobrevivencia y garantías de libertad frente al Estado represor. planteando una estrategia de poder obrero, organismos políticos de la clase trabajadora acaudillando al conjunto de los oprimidos y la definición de un programa socialista hacia la construcción de una nueva sociedad y un nuevo hombre sostenido sobre relaciones de producción diversas de aquellas que hicieron nacer y desarrollarse al capitalismo.
NUEVO CURSO