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TENER EL CARTEL EN LA COCINA

Suele suceder que nuestra cotidianeidad nos hace una pregunta recurrente. ¿Cómo a sido posible que lleguemos a estar como estamos? Tal vez, este relato de Henning Mankell en su libro “el hombre  de la dinamita”, nos de alguna señal. Por lo pronto convendría tener el cartel en la cocina.

A primeros de abril de 1949 Oscar compra un cartel de propaganda. Es uno de los más conocidos y de los más traducido, pero por sobre todo es el análisis del sistema capitalista más eficaz que se haya publicado. Es la célebre pirámide, que se imprimió por primera vez en Estados Unidos hacia 1910. ….Es una sección de una pirámide dividida en varios niveles. En la cima hay una bolsa de dinero dibujado con tres símbolos de  dólar . En el nivel inmediatamente inferir, donde la pirámide empieza a ensancharse, se disputan el espacio. En el centro un rey ..Lo flanquean dos jefes de Estado vestidos de frac. En el siguiente nivel  hay tres sacerdotes…En el corte del centro  están los militares…llevan uniforme de Estados Unidos. …En el siguiente nivel el penúltimo, es una gran mesa a la que se sientan acaudalados burgueses con las copas en alto , el mantel está sucio y toda la imagen da la impresión de un atracón desenfrenado…Y finalmente tenemos el último nivel, la base sobre la que se sustenta toda la pirámide. Allí están los trabajadores , aguantando el peso sobre sus hombros . ..La imagen irradia una tensión de fuerza enorme.

Sentados en la cocina , Oskar y Elvira , suelen contemplar el cartel. Y no solo porque pasan allí muchas horas al día y el cartel está ahí , en l pared, encima del banco, de modo que es difícil evitarlo . Y en torno a las imágenes surgen pensamientos  y conversaciones.

Aquel cartel de propaganda se convierte en un libro de texto, porque así lo utilizan ellos. Al mismo tiempo, es un reto y una exigencia.

Elvira dice que solo haría falta que alguien más se pusiera debajo del nivel más bajo para que la pirámide se volcara hacia atrás y se derrumbara entera. Y así pasan los dos un buen rato riendo y hablando del caos que eso provocaría…Cómo se quebratarían botellas y copas al caer sobre los sacerdotes y los soldados. Cómo explotarían los cañones  y reventarían los sacos de dinero y cómo  aquellos  que tanto tiempo llevaban soportando el peso de la pirámide podrían estirar por fin los hombros y erguir la espalda.

Pero lo que se convierte en una idea fija mientras contemplan el cartel es la sensación de que quienes  sustentan toda aquella construcción están increíblemente vivos.

El 24 de abril de 1949 los socialdemócratas suecos celebran el sexagésimo aniversario. Oskar y Elvira por la tarde van a la manifestación, cantan dos veces los versos de la Internacional .En el parque del pueblo habla el presidente local . No aborda otras cuestiones políticas concretas que no sean la construcción de viviendas y la continuidad en la construcción de hogares para jubilados. Habla de los lavaderos colectivo y termina con una alusión a la Confederación internacional de las Organizaciones  Sindicales Libres –

Por la noche sentados en la cocina, mientras hablan de la manifestación Oskar señala de pronto el cartel que hay en la pared.

–Sin embargo, si miramos ese dibujo y comparamos, nos damos cuenta de lo poco que se consigue ..curiosamente , es como si unos cuantos de los que están en lo más bajo de pronto pudieran subirse encima de la mesa mientras que su puestos soportando el peso de la mesa lo ocupan otras personas. Y luego es como si los de arriba, los reyes y los sacerdotes, se inclinaran y mostraran  el rostro para que quienes los sostienen pudieran verlos . Pero la pirámide no deja de ser pirámide en ningún momento. Quiero decir, que los que la aguantan tienen otra ropa, comen otra comida, pero siguen siendo ellos los que lo sustentan todo agitando sus banderas, y los que están arriba siguen arriba….Y tampoco mandan menos  aunque nosotros tengamos cierta capacidad para decidir, si es que la tenemos.

En nuestros tiempos, por fuera del relato literario, hemos visto la caída del Stalinismo y su teoría del socialismo en un solo Estado. También padecemos la agonía de los reformistas y los centristas en su nueva versión de cretinismo parlamentario. Hemos vivido y sufrido sucesivas crisis capitalistas, mucho más frecuentes e intensas que sus crisis cíclicas, padecemos hoy las consecuencias de su estancamiento crítico, y la formación de nuevos centros concentrados del capitalismo financiero y sus poderes imperialistas. Pero el texto traza un enlace con el hoy, ya que los pobres y desvalidos del mundo se han vuelto más pobres y hemos pasado a la generalización de una suerte de saqueo social. Una división cada vez más clara en el orden social capitalista entre las personas que le son necesarias y “las sobrantes”

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