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DOS MESES DE CONTINUIDAD DEL PROGRAMA BURGUÉS CON OTROS ROSTROS.

“La palabra revolución no se mide por sus éxitos o fracasos, es una virtualidad permanente .Es un acto sublime , despierta entusiasmo. Es un deseo y como tal, no tiene fecha de vencimiento …un deseo  que insiste , una insistencia deseante. (J.P Sartre cit. Por Tomás Abraham “deseo de revolución

Queremos comenzar inmediatamente, tanto con las masas en movimiento como con la autodeterminación de la idea-programa , para enfatizar que existe un proceso dialéctico único, tanto en el pensamiento como en la actividad; y este proceso dialéctico único es el método absoluto, es decir, el método de la revolución… (Raya Dunayevskaya “El poder de la Negatividad”  

El programa burgués de gobierno, que se gestiona por la totalidad del personal político seleccionado a través del procedimiento electoral fraudulento que impuso una nueva “representación “ se dirigen sin detenerse a   la consolidación del avance neoliberal iniciado en los 70, vía legalización de lo que ya ocurre  en cuanto a precarización del empleo, con el blanqueo laboral de hecho que significará la quita de las multas impuestas a las patronales, posibilitando el ingreso al sistema laboral formal a la gran masa de empleados en negro y diversos grises que, sumado al desempleo que significarán la recesión en curso y la anunciada liberación de importaciones, licuará los convenios y aplastará aún más los salarios.

Es ese programa el que ubica a la pequeña propiedad en fila con la gran burguesía en tanto todos están de acuerdo con apropiarse de las diferencias que surjan de esta ofensiva sobre la fuerza de trabajo.

En relación a la burguesía que opera en Argentina los grupos económicos hidrocarburífero, minero y financiero son los más favorecidos a través de la exportación de litio, petróleo y gas por lo que va a haber una transición parcial de la agroexportación hacia allí esto deja al sector agroexportador en un segundo plano, junto a los apropiadores de la renta de la tierra.

Esto no quiere decir que ese  sector se vea perjudicado, al contrario, las modificaciones a aspectos tales como el manejo del fuego, tenencia de tierras indígenas y fiscales denuncian sus  prerrogativas.

En lo que tiene que ver con el fenómeno represivo del poder burgués, la seguridad del gobierno de turno a cargo del Estado se vería reforzada por el despliegue de bases del Comando Sur por todo el territorio

Haciendo del parlamento una consultora, criminalizando la protesta, ilegalizando las huelgas y asambleas de los sectores estratégicos, legalizando el gatillo fácil vía la aprobación de la «doctrina Chocobar”, que implica la implantación institucional de la guerra de clase y la disputa ampliada del todos contra todos, en las barriadas obreras que implica incluso el choque de trabajadores vs los desempleados estructurales incapaces de retornar al proceso productiva por venta de fuerza de trabajo, demandantes por ello de asignaciones sociales, se consolida y fortalece hegemónicamente ese proyecto de estabilización burguesa en la hegemonía cultural.

Esta ofensiva salvaje encuentra a la clase obrera huérfana de proyecto propio las . Las dirigencias sindicales, ocurren excepcionalmente a la lucha, comprendiendo básicamente su rol dentro de los asalariados y su función en el orden social capitalista. Sus intereses en ningún caso desafían esa estructura de explotación y dominación.

En ese contexto el PJ se quiere posicionar como oposición para contener la posible resistencia y lograr un equilibrio de gobernabilidad. Está claro que no van a enfrentar las cuestiones de fondo ya que muchas de estas estaban en la agenda de Massa. Al igual que la CGT, buscan pactar la gobernabilidad como lo hicieron en el período de Macri.

En el FITU, su política  pese al fracaso electoral no deja de tender al cretinismo parlamentario y la lucha electoral buscando superar el revés con las mismas herramientas, dentro de las cuales la lucha callejera acotada es un elemento más. Sin embargo esa táctica agoniza y da signos de una pura lógica de sostén del propio aparato prebendario de la institucionalidad burguesa.

En esta ocasión la apariencia esta dada por la pose combativa acotada a lucir banderas y carteles por las calles y la propuesta de una presunta opción donde  la salida es crear una suerte de neo-peronismo del 45 a través de un partido de trabajadores con programa de corte nacionalista. En ese norte, esta la adscripción a la consigna “la patria no se vende” con la implicancia frente populista que esa táctica trae implicada.

Hay  en paralelo , un intento de establecer ese esbozo de frente popular anti Milei-PRO , en las incipientes asambleas a las que aprovechando la confusión ideológica y el carácter policlasista de las mismas se procura regimentar, licuando a la vez la crisis de la burocracia piquetera .

No obstante todo esto, es necesario indicar que es el propio gobierno el que genera condiciones objetivas para la protesta callejera por vía de las implicancias que en el incremento acelerado de los precios de la mercancías básicas tienen sus medidas de corte financiero y cambiario que no retroceden a pesar del pase a comisión de la ley Bases.

Además, esas medidas implican básicamente por vía del impuesto inflacionario un retroceso salarial del salario real.

No hay otra opción a que la clase trabajadora encabece la lucha, pero también es constatable la ausencia de programa autónomo de esa clase agitado políticamente por su vanguardia. Esa carencia significativa del factor subjetivo juega como el elemento de mayor peligro en los sucesos que nos contienen en estos días y los futuros.

Así dadas las cosas, las fuerzas sociales que protagonizan el conflicto dejan ver al  gobierno en busca de un equilibrio de gobernabilidad negociando con los demás partidos de la burguesía aceptando  incluso en el acuerdo, al aparato peronista cualquiera fuese su discurso  En todos los casos, el objetivo estratégico del desarrollo de la actual confrontación de clases , para la burguesía de conjunto, es que el plan de ajuste logra estabilizarse, conformando la legalidad que facilite la reproducción local del capital.

 Hay otro factor del fenómeno dado por la respuesta que no debe ser minimizado. Por el contrario, su adecuada comprensión pone en evidencia que no hay ningún elemento formal que pueda quitar entidad a su presencia en tanto manifestación concreta del poder burgués. Alentar expectativas en torno a que se  pueda reducir su incidencia por mecanismos legales o simbólicos a través de referentes políticos irreprochables al frente , es caer una vez más en las ilusiones del democratismo y la incomprensión del significado y función del poder estatal en el orden social capitalista.

Cualquiera fuera la apreciación de la situación hay una tendencia prevalente a que el orden político burgués termine haciendo su trabajo imponiendo un nuevo contrato social para facilitar la reproducción consensuada por las circunstancias extremadamente rigurosas del existir, donde se garanticen los intereses económicos específicos de la burguesía haciendo pagar la crisis a la clase trabajadora.

Insistimos en que esta tendencia se abre al calor de la ausencia de la intervención de la clase trabajadora con carencia de un programa político que la organice y por la prevalencia de una dirección que es ajena a los intereses de conjunto de explotados y oprimidos.

La política en la burguesía se centra en su programa hecho manifiesto en la recientemente frustrada ley bases, imponiéndolo por el juego combinado de la la represión y/o la desmoralización de la clase trabajadora en lucha . 

No se trata de imponer un programa a los sectores movilizados sino de masificar en la mayor medida posible , con organización , agitación y propaganda, el pasaje cualitativo necesario de la simple existencia como clase en sí a  “clase para sí”.

La burguesía da signos importantes de que ha entrado en situación de ver dificultada su condición de clase gobernante , en tanto el orden social capitalista que la cobija ha entrado en crisis de dominación, por sus propias contradicciones objetivas. Visto el recorrido histórico de nuestro siglo es claro que sus gobiernos y su institucionalidad, uno   tras otro, nos llevan a la ruina prometiéndonos siempre que el mundo será mejor.

Por sobre toda promesa burguesa, lo cierto es que cada trabajador conoce sin mayores explicaciones que cada día más pobres y cada día más sometidos.

Los trabajadores, tenemos que independizarnos políticamente, tenemos que romper con la burguesía, sus partidos, sus instituciones que nos garantizan la ruina. Tenemos que propagandizar y agitar nuestra propuesta de poder obrero y socialista y terminar con el Estado de los capitalistas poniendo en pie nuestro propio Estado, donde la clase obrera, que es la que produce la riqueza sea el caudillo y dirección, tomando las riendas de todos los recursos, expropiando los grandes medios de producción, estatizándolos liberando a todo trabajador de toda opresión y sometimiento.

Este punto la tarea de agitación y propaganda del momento es la masificación de un concepto estratégico contenido de Carlos Marx según la cual, mientras que todas las revoluciones anteriores han “perfeccionado” ,reforzado, la máquina del Estado, “la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines”; en cambio, debe destruirla, quebrarla, arrasar con ella.

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