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MILEI Y LOS JACOBINOS . EL MITO DEL SUFRAGIO UNIVERSAL QUE AGONIZA. LA CLASE OBRERA Y LA PROPAGANDA SOCIALISTA

“La situación política mundial del momento, se caracteriza, ante todo, por la crisis histórica de la dirección del proletariado.

La premisa económica de la revolución proletaria ha llegado hace mucho tiempo al punto más alto que le sea dado alcanzar balo el capitalismo.

” (Las Premisas Objetivas de la  Revolución socialista . Programa de Transición)

“… La importancia del programa es la importancia del partido. El partido es la vanguardia de la clase. El partido se forma por la selección entre los elementos más conscientes, más avanzados, más fieles, y puede jugar un importante papel histórico y político que no está en relación directa con su fuerza numérica. Puede ser un partido pequeño y jugar un gran papel.

El partido bolchevique  dirigió los soviets por todo el país gracias a la justeza de su política y a la cohesión. Podría objetarse que la diferencia entre los rusos y los norteamericanos, o cualquier otro viejo país capitalista, residía en que el proletaria-do ruso era totalmente nuevo, un proletariado virgen, sin ninguna tradición sindical o de reformismo conservador. Era una clase obrera nueva, joven y virgen que necesitaba dirección y la buscó; y, a pesar del hecho de que el partido en su conjunto no tenía más de 20.000 obreros, este partido guio en la lucha a 23 millones de trabajadores. Ahora, ¿qué es el partido? ¿En qué consiste la cohesión? Esta cohesión es una comprensión común de los acontecimientos, de las tareas; y esta comprensión común es el programa del partido. Así como los obreros modernos, mucho más que los bárbaros, no pueden trabajar sin herramientas, así también en el partido el programa es el instrumento.

 Sin el  programa, cada trabajador debe improvisar su herramienta, encontrará instrumentos improvisados, y una contradice a los otros. Solo cuando hayamos organizado a la vanguardia sobre la base de concepciones comunes, entonces podemos actuar. Alguien puede decir que hasta hoy no teníamos programa. Sin embargo, nosotros actuamos. Pero este programa estaba formulado en diferentes artículos, en diferentes propuestas, etc. En este sentido, el proyecto de programa no presagia un descubrimiento nuevo, no es el escrito de un solo hombre…” (Completar el programa y ponerlo en marcha L.Trotsky)

Todos los días sufrimos los efectos de sobrevivir en una sociedad que porta una deficiencia estructural que es la forma en que las relaciones sociales se establecen para satisfacer las necesidades de quienes protagonizan esas relaciones.

Por esta razón es la  crisis del orden social capitalista tardío y dependiente la que nos impone las condiciones de pobreza y misera cultural que agobia a trabajadores ocupados formales, informales  o desocupados .

Por eso, frente al dato fenoménico , hay que  detenerse en el factor subjetivo  En el papel del hombre en la historia , y advertir de modo  prioritario  las significativas carencias de lo humano en nuestras relaciones sociales habituales, preñadas de la agresividad contenida en los individuos y la lucha entre pobres, siempre presidida por encontrar un culpable inmediato cuando en realidad y también con evidencia fenoménica, los conflictos intersubjetivos están marcados por la significativa presencia de las necesidades reproductivas del capital en plano objetivo y su resolución en clave burguesa haciendo pagar la crisis a todo aquel que necesite en los hechos, vender su fuerza de trabajo para sobrevivir.


En esta tarea de reconstrucción subjetiva, con prevalencia de los valores que hacen a la dignidad humana que fueron materia de declaración y no de concreción en la revolución democrático-burguesa, es  la que esta siendo objeto de un ataque sistemático desde el espacio político cultural de nuestra realidad.

Es preciso detenerse a ver que, falta humildad para ponerse en perspectiva y salirse de la búsqueda del centro. En eso la dirigencia política que se viste de rojo para la tribuna hace abuso, en tanto su lógica reproductiva centra finalmente en una estrategia electoral parlamentarista de programa reformista que busca modificar por presión las determinaciones del poder burgués estatal, cuando al interior de esa clase dominante se suscitan confrontaciones destinadas a dejar en claro que parte de la riqueza va para cada uno , al estilo de los ladrones de las películas cuando reparten el botín. En definitiva, hace falta salir menos en las fotos, y estar más en la relación con el otro en clave de transformación revolucionaria, para que ese propósito estratégico tome cuerpo en la clase social llamada a concretarlo.

Dicho de otra manera, no se le puede pedir comportamientos de lucha a trabajadores que solo conocen en su experiencia de la lucha por la sobrevivencia y cuando mira esperando que se le señale un camino , lo más cercano que ve es un combo de apariciones públicas signado por la lucha exclusiva por derechos, nunca ligada a la superación del orden social capitalista.

Es necesario abandonar la presencia significativa que el capitalismo en crisis le ha asignado ideológicamente a la imagen y en sentido inverso, darle contenido concreto al conocimiento profundo del fenómeno para que el mismo sea motivo y causa de acción valedera . Es decir, lo que falta es propaganda política sobre los fundamentos primarios del socialismo y sus objetivos revolucionarios orientada a la clase trabajadora en sí, partiendo de la base que estamos ante una generación de trabajadores nacidos de dos décadas de un formato de Estado que salvó las papas de la burguesía frente a la revuelta del 2001 pidiendo que se fueran todos.

Ese proceso de captación ideológica tras el populismo progresista propuesto por la pequeño burguesía de modo servil a los intereses generales de su clase, es la que hoy hace crisis y a la vez ha dejado desarmada a la clase trabajadora, porque sus pretendidos dirigentes no son otra cosa que la expresión de ese plano ideológico al que la crisis de reproducción del capital por estancamiento de la estructura productiva y la imposibilidad del trabajo humano argentino para incrementar su valor por el atraso y dependencia del capital financiero de sus estructuras .

El conflicto social es claramente desde su objetividad, una confrontación de clase contra clase.  Por este motivo es imposible pensar en una salida superadora dentro de la estructura político-jurídico y productiva del capitalismo. Esa es la razón por la que se destina al fracaso toda acción frentista con intereses ajenos al proletariado, disfrazados tras cualquier discurso populista o progresista.

Hoy la lucha no puede estar marcada por otra referencia política que no sea el socialismo, en tanto expresión programática del poder obrero y su dictadura de clase. La difusión de sus planteos, la lucha por consignas transicionales entre la lucha inmediata por sobrevivir y la que se orienta a la abolición del sistema capitalista , es la que se impone en toda la línea. La construcción de un frente único de trabajadores tras esas banderas, es la herramienta política necesaria. Democracia obrera, vigencia de los métodos históricos de la clase trabajadora argentina, asambleas, piquetes, huelga general , señalan el camino para una contienda social con posibilidad de triunfo, frente al abismo de la barbarie capitalista.

Todo esto está planteado en el plano de la propaganda socialista, pero para esto es necesario sentirse y ser socialista revolucionario cualquiera fuera la denominación política que esta determinante pueda tomar en concreto según la lucha de clases. Autodeterminarse de modo consciente a no dejarse tomar por el sistema, valor para abandonar el sistema del rebaño, reduciendo intelectualmente el proceso de alienación al que estamos sometidos por vía del acuerdo con nuestros compañeros de clase en la lucha significa hoy ser socialista, y es esta la base subjetiva necesaria para repeler la enfermedad reformista en nuestra propia clase.

 La tarea de desarrollo de la vanguardia obrera, resulta prioritaria por encima de toda acción voluntarista. La crisis del capital es de tal magnitud , que ninguna protesta, ninguna rebelión aislada puede llegar a su inmediato y transitorio destino de la derrota del régimen político, si no toma cuerpo y no es conducida por la vanguardia de clase que se genere y organice en esa lucha conociendo de su carácter prolongado y permanente ajena de todo exitismo y cualquier atajo.
Son tiempos en que la derrota ideológica pasa por haber sacado de las herramientas de nuestra tarea la palabra socialismo y negociado el uso de anticapitalismo, sin avanzar sobre la marcada diferencia entre uno y otro objetivo. Hemos llegado hasta aquí abarcados por una formulación de sostenimiento de la democracia burguesa como elemento de orden natural al contexto social, sin advertir su carácter transitorio, sus contradicciones.

La cultura de los bolcheviques, por la que debe abogar necesariamente la propaganda socialista imperativa para el presente estadio de la lucha de clases, es asunto de filosofía historicista; ellos conciben la acción política, la historia, como desarrollo y no como arbitrio contractual, como proceso infinito de perfeccionamiento, no como mito definitivo y cristalizado en una fórmula exterior

La burguesía no tiene fines universalistas, no piensa en plural, piensa sólo para sí misma. Eso explica por sí mismo la inviabilidad de toda propuesta de sus sectores de izquierda para la reformulación del rol del Estado y la vigencia de políticas de derecho.

 Por ello, por esa falta de vocación hacia la universalidad de la sociedad,  cuando pretende transformaciones como las que se enuncian en los programas ideológicos que toman cuerpo en la llamada ley bases o el propio DNU las  hace por sus propios intereses, ejerciendo una doble violencia: la primera para destruir el viejo orden y en eso se inscriben las disputas abiertas y puestas en clave de espectáculo con los gobernadores o la emergencia de algún personal político o la propia burocracia establecidas en las organizaciones de masas, la segunda para imponer otro adaptado a sus intereses.

Hoy estamos presenciando con formato de siglo XXI como un grupo específico de la burguesía, que trabaja desde el poder de su clase en el Estado sea este de facto o constitucional, desde 1975 a la fecha , se ha decidido abiertamente a  

practicar  el jacobinismo para desvirtuar la falsa conciencia que hasta el presente se alentaba tras la respuesta legitimante del sufragio , precisamente porque desnaturalizó la propia idea eje de representación política  de la democracia indirecta con una farsa electoral centrada en el balotaje y las PASO , constatando su fracaso en forma tal de  aprovechar ese propio hecho violento para sus propios intereses.

En la propaganda socialista necesaria, el sufragio universal debe ser desconocido como test para medir el consenso popular en las confrontaciones de clase, porque su origen viciado le resta ese rol, siendo ese el factor de la práctica jacobina de los grupos económicos financieros que se desenvuelven tras de su frankenstein Milei.

La cuestión, en definitiva, no se supera con más de lo mismo o recetas en contexto del orden jurídico-político burgués, sino con la superación dialéctica de la barbarie en donde nos depositan esas estructuras y superestructuras económicas y culturales.
El camino es uno. Es de corte revolucionario. No acepta atajos y está lleno de desvíos y falsas salidas. La construcción de la vanguardia obrera, resulta ineludible para transitarlo sin ser víctimas de esos peligros.

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