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HOY 1 DE MARZO DE 2024 EL NIDO DE RATAS ESTA COMPLETO.

La pobreza es una situación que no requiere ser explicada pues nace de esa experiencia de vida su propia comprensión . Es la evidencia de un estar en el mundo en el cual no es posible satisfacer las necesidades físicas y psicológicas básicas de uno mismo ni de nuestra familia ,​ por falta de recursos como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria, el agua potable o la electricidad.

Eso que no requiere de ningún mensaje presidencial, ni de una sesión de parlamento del poder burgués , es lo que ambos no pueden resolver como personal político de la burguesía dominante y su orden social capitalista, que ha fracasado en la superación del fenómeno desde su irrupción como clase y de la fundación del Estado nacional.

La pobreza es el único argumento ideológico que no requiere de explicación. Su evidencia autoriza por sí a dejar de lado lo dado, y superarlo por vía de un cambio social revolucionario con programa socialista.

En tiempos donde se oculta la palabra socialismo. En momentos en que se ubica a la tarea histórica de construir una revolución social abolicionista del orden capitalista y emergente del poder obrero y socialista, muchos frente a los comportamientos políticos reinantes en este viernes 1 de marzo de 2024 hemos de poder vivir la sensación de confusión reinante y observar el despliegue sin rumbo de los reformistas vestidos de combatientes, pero actuando como barras de un equipo de futbol. Sin embargo, a todos nos queda el recurso de usar una brújula particular, en el mar de la conflictividad entre trabajadores y patrones, que es la palabra dejada en el tiempo, como mensaje en la botella de un náufrago, que los revolucionarios probados en la historia han sabido lanzar al mar de nuestras conciencias.

Dice León Trotsky:

“Febrero de 1917. Comienza la revolución más violenta de todos los tiempos. En una semana, la sociedad se deshace de todos sus mandatarios: el monarca y sus hombres de la ley, la policía y los sacerdotes; los propietarios y los gerentes, los oficiales y los amos. No hay ciudadano que no se sienta libre para decidir en cada momento su conducta y su porvenir. Surge, entonces, de las profundidades de Rusia, un inmenso grito de esperanza.

En esa voz se mezcla la voz de todos los desesperados, humillados y desamparados. En Moscú, los trabajadores obligan a sus patrones a aprender las bases del nuevo derecho obrero. En Odessa, los estudiantes dictan a su profesor un nuevo programa de historia de las civilizaciones; en el ejército, los soldados dejan de obedecer a sus superiores. Nadie jamás había soñado con una revolución así. Ahora, ese sueño circula por las venas de todas las almas desesperadas y desamparadas de este planeta.

El gran sueño. La gran debilidad de muchos “revolucionarios” consiste en su absoluta incapacidad de entusiasmarse, de elevarse sobre el nivel rutinario de las trivialidades, de hacer surgir un vínculo vital entre ellos y los que los rodean. Aquel que no puede incendiarse, no puede incendiar su vida ni la de los demás. La fría malevolencia no es lo bastante para apoderarse del alma de las masas. Muchos revolucionarios contemplaron la revolución con un envidioso espanto. Es que la vida personal de los revolucionarios dificulta su percepción de los grandes acontecimientos de los cuales participan. Pero las tragedias de las pasiones individuales exclusivas son demasiado insípidas para nuestro tiempo. Porque vivimos en una época de pasiones sociales.

La gran tragedia de nuestra época consiste en el choque de la personalidad individual con la comunidad. Para alcanzar el nivel de heroísmo y recorrer el terreno de los grandes sentimientos que la vida nos da, es necesario que la conciencia se sienta ganada por grandes objetivos. Toda catástrofe individual o colectiva es siempre una piedra de toque, pues desnuda las verdaderas relaciones personales y sociales. Hoy en día es necesario probar este mundo. El poeta, por ejemplo, se sintió independiente del burgués y hasta se enfrentó con él. Pero cuando el asunto fue la revolución, se mostró un parásito hasta la médula de los huesos. La psicología del individuo así mantenido y dedicado a ser un sanguijuela  humano no tiene rastros de bondad de carácter, respeto o devoción. Hoy en día, los “jovencitos” estudian aún en libros los costos del sacrificio de los explotados, se ejercitan en periódicos y crean “nuevas tendencias”. Pero cuando una revuelta ocurre seriamente, en seguida descubren que el arte se encuentra en las cabañas, en los agujeros más recónditos, donde hacen nido las termitas.

Es preciso derribar a la burguesía, porque es ella quien cierra el camino a la cultura. El nuevo arte no solo mudará la vida, sino que le arrancará la piel. Amar la vida con el afecto superficial del diletante no es un gran mérito. Amar la vida con los ojos abiertos, con un sentido crítico cabal, sin ilusiones, tal como ella se nos aparece, con lo que nos ofrece, esa es la proeza. Nuestra proeza es realizar un esfuerzo apasionado para sacudir a aquellos que están entorpecidos por la rutina; hacer que abran los ojos y vean aquello que se aproxima”.(Un Gran sueño)

Desde esta perspectiva , aún con el paso del tiempo y por la vigencia del texto que acabamos de reproducir hacemos  un llamado a la vanguardia de los trabajadores a la tarea de construir partidos revolucionarios, en y desde el seno de nuestra clase, en cada país, como parte de la Internacional, apoyados en las conquistas programáticas de los primeros 4 Congresos de la III Internacional y en el Programa de fundación de la IV Internacional. Es necesario partir de las reivindicaciones que movilizan a las masas, para ayudar a su organización independiente, para proyectar sus luchas hacia la toma del poder por la clase obrera, la única clase que puede liberar a todos los oprimidos al tiempo que se libera a sí misma de todas las cadenas que la atan.

 La independencia de clase de la clase obrera se expresa en su partido revolucionario, en el que levante la estrategia de la revolución y dictadura proletarias. No hay otra vía que la revolución social para terminar con la podredumbre capitalista.

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