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LUNES 25 DE MARZO 2024 ¿Y AHORA COMO SEGUIMOS?

Durante más de dos décadas, la marcha del 24 de marzo represento por impulso ideológico del propio sector burgués que gestionó el poder Estatal y su administración en este lapso de tiempo, no otra cosa que una procesión litúrgica para rendir pleitesía a la democracia y con ello al orden social y político existente al que curiosamente se lo presentaba como garantía del Nunca Mas.

En ese contexto, debe recordarse que en todo momento el Encuentro Memoria Verdad y Justica que supuestamente era el orgánico de una posición de “autonomía” frente a los gobiernos de turno, se cuidó de no señalar al peronismo y al aparato político partidario como corresponsable de las practicas genocidas operadas desde el Estado.

Hoy cuando el propio gobierno se baja de ese carro que hace un fetiche de la democracia se sostiene el mismo comportamiento sin tomar registro real de la transformación de lo dado desde arriba hacia abajo presentando de manera difusa un pliego de consignas tiene un contenido asimilable a paradigmas del peronismo K: defensa del pequeño capital y nacionalismo (derrotar el DNU y todo el plan de Milei, los grandes grupos económicos y el FMI).

 De esta manera, si luego se agrega retóricamente: “huelga general”, columna “independiente” es lo equivalente a seguir luciendo una remera, cuando estamos en el más crudo invierno.

 Lo cierto y constatable es que en los dos actos se expresó el mismo contenido, el programa de la versión más radicalizada del peronismo, que hoy luce bajo formato de un aparente peronismo combativo y sindical ero.

¿Qué se expresó en forma mayoritaria y reproducible al resto de la población en la marchar del domingo 24?

Consignas   relativas a la “defensa de la democracia y vigencia de derechos humanos necesariamente eslabonados a la república burguesa, y consignas coyunturales, centralmente, de naturaleza puramente economicista que en ningún caso cuestionan el orden social existente, porque no están ligada a ninguna estrategia de poder obrero, y programa socialista. Solo a título de ejemplo, se vociferó;

abajo el protocolo de Bullrich y el DNU,

paro activo de las centrales sindicales,

abajo el plan de Milei, los grandes grupos económicos y el FMI, no a la criminalización de la protesta.

¿Cuál es la diferencia con un programa de la burguesía de izquierda que dejan traducirse este pliego de consignas o demandas al Estado que momentos antes por una operatoria de servicios de inteligencia anunciaba que rompía el pacto político democratizante de la imposición alfonsinista de la democracia concentrado en la consigna “la casa está en orden” concretando los objetivos parcialmente cumplidos por Menem?

¿En cuál de estas demandas se cuestiona al capitalismo como orden social de conjunto y en particular a la república burguesa que instala constitucionalmente el dominio de esa clase explotadora y opresiva sobre el resto de la sociedad? En qué lugar se señala el rol de la dirigencia sindical a cargo de la CGT y porqué se le pide a ella una Huelga, si ella está en el palco de los convocantes y dice precisamente que esa marcha de domingo feriado del 24 de marzo, es parte de su plan de lucha, factor en el que coincide con todos los que concurrieron bajo el paradigma de que eso es una jornada de lucha.

Un dato necesario que debe puntualizarse, es advertir que existe un cambio ideológico de los paradigmas culturales que propone e impone la burguesía a través de su poder Estatal que opera en este nuevo ciclo. Salir a repudiar militarizaciones localizadas que existían de hecho, o a cuestionar la intervención de las fuerzas armadas con funciones represivas internas, o acciones sobre militantes individuales es no comprender que se está repudiando frente a los gestores de esos actos por imperativo del sector burgués que a colocado a su específico personal político en la gestión por vía del voto y como tal se siente habilitado a ese proceder.

No tomo cuerpo, aunque existió la posibilidad de acciones y declaraciones llamando a repudiar todo este escenario real, antes que operara su concreción a través del repudio a la herramienta fundamental de la democracia representativa que es el sufragio y con ello generar una ruptura en la continuidad jurídica del Estado y la supresión de su legitimidad. Los aparatos organizativos que ayer se presentaron luego de que otros se fueron para decir lo mismo, tienen que dar cuenta de la responsabilidad que les toca al concurrir y alentar la participación en esas elecciones. Ayer ponían mesitas en las esquinas, en los espacios públicos, concurrían a los medios radiales y televisivos, montaban ingentes participaciones en las redes, propiciando que la rebeldía canalizara por el voto. Hoy le piden a los votados en forma mayoritaria que no desplieguen sus propuestas programáticas. El juez de línea y el VAR coinciden en establecer el fuera de juego social del reformismo disfrazado de trotskismo.

Estamos presenciando el desarrollo de una fuerte tendencia a un escenario de expansión de la desocupación. La vanguardia de la clase obrera necesita tomar en cuenta, tener presente que ese es el eje fundamental de una política autónoma de clase en el escenario político actual. Esto significa que, frente al hecho político de una marcha conmemorativa de una interrupción del orden constitucional, lo que está en juego es intervenir con el planteo de la necesidad actual de la defensa de nuestras libertades que nos asignan la condición de seres humanos en sociedad. Eso es lo que hay que preservar, en tanto implica libertades de asociación y posibilidades concretas de acceso al empleo estable. Estos extremos no son pasibles de ser correspondidos por los aparatos políticos del capitalismo en crisis y por eso contienen en sí un cuestionamiento a ese orden social desde planteos inmediatos y no abstractos.

Las transformaciones operadas en el orden capitalistas hacen que la agenda de la clase obrera hoy deba nutrirse de propuestas de formato transicional que denuncien específicamente todos los aspectos de la agonía del capitalismo como orden social admitido por consenso.

Es fundamental que se pondere a la necesaria táctica de unidad desde un límite de clase y se desprecie denunciándola toda posibilidad de acciones de unidad de clases confiando en sectores de la pequeña burguesía.

La organización sindical clasista y la conformación desde la vanguardia obrera de un partido político de la clase trabajadora, con programa socialista gestor de las acciones y por los métodos que resulten pertinentes del poder obrero es el contenido necesario de todas las tareas de agitación y propaganda que se desarrollen en nuestro tiempo.

De nada sirve posar de independientes y autónomos realizando un acto y una marcha en otro horario no hay independencia alguna que se marque desde un posicionamiento de clase y la defensa de un programa que deje camino para el cuestionamiento necesario del orden capitalista y sus consecuencias de barbarie y miseria.

Los trabajadores están compelidos por la posición objetiva que ocupan en las relaciones productivas a tener confrontaciones directas con el capital independientemente del tamaño y la nacionalidad que este pudiera tener y de la forma política ideológica con la que se vista el personal político que gestiona esos intereses desde el poder estatal.

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