SATURNO Y LA MITOLOGIA INGRESAN PERIODISTICAMENTE EN EL RELATO DEL RELATO K. LA ACUMULACION ORIGINARIA RENOVADA y LA LUCHA DE CLASES

Nuestra sociedad de clases, regida por las experiencias subjetivas que nacen de relaciones intersubjetivas donde lo esencial transcurre orientado por el único fin de producir de manera generalizada mercancías, comercializarlas , consumirlas y transformar divisas en un sinnúmero de especulaciones financieras como si se tratara todo esto de una nave en el océano bravío timoneada  por los apetitos del dios dinero , da muestras cotidiana de cuanto necesita de la presencia urgente , emergente y descartable de fetiches y mitologías.

Cuando se dan las ocasiones favorables para detener mínimamente esa maquinaria, como se detiene brevemente un vehículo ante un semáforo que da esa indicación por una luz roja, es posible acudir al mismo nivel de conocimiento no razonado, para a través de sus simbologías transmitir un fenómeno del que se deriva una situación que puede ser no percibida.

    El mito fundacional es siempre necesario para el poder burgués, como herramienta ideológica para permanecer en un estadio donde se ha alcanzado la posibilidad de reproducir su dominación opresiva por vía de consenso mayoritario de la población.

    En este sentido la burguesía que ejerce el poder político y social, ha conseguido instalar, empleando para ello todo su capital simbólico e ideológico y toda la tecnología comunicacional posible, casi por haber sobrevivido en el comienzo de este siglo a su condición en momento en que se pedía que se fuera todo su personal político y su régimen de gobierno, resquebrajando, la idea de soberanía que viene de la mano de la democracia representativa en un estado republicano.

Desde allí, ha puesto en escena dramática el mito fundacional de la crisis, como factor natural del existir, esto es, no es posible la permanencia y estabilidad en un orden social humanizado, sino que lo que ocurre es un devenir de las variables económicas que “naturalmente” nos someten a sobresaltos que debemos superar, siempre siguiendo las directivas que nos vienen dadas desde los integrantes del personal político en una sucesión de gobiernos diferentes, pero no esencialmente diversos.

El embuste, el fraude contenido en esta representación falsa de lo verdadero esta necesariamente en la proyección de las contradicciones y problemas del modo de producción capitalista al todo social, tras la afirmación nunca objetada de que “todos estamos atravesando una crisis” y el recurso futurista que apela a la luz al final de esta transitoria oscuridad.

Lo cierto es que ni la oscuridad es hoy para todos, ni existe un túnel transitado por el conjunto social. Lo cierto y constatable por cualquiera es que, en la oscuridad se coloca a los trabajadores y los desplazados de la economía formal y que el capital financiero goza de plena luz.

Las llamadas crisis son específicas de la reproducción del capital y nunca del orden de la naturaleza. Las crisis no tienen otra salida que una nueva acumulación primaria que resignifique los valores sociales compartidos y haga aceptable y con la mínima violencia lo nuevo, que no es otra cosa que la continuidad en escenarios de mayor pobreza e indigencia de la explotación y la opresión.

En la antigüedad, las sociedades representaban sus avatares por vía de mitos, y acudían a la dramaturgia para poner en escena sus alcances y dar elementos para su superación. Este fin de semana desde los aparatos comunicacionales residuales que le quedan al formato Kirnerista  se puso en escena un aspecto de esa mitología acudiendo al relato que ubica al dios “Saturno” en la escena  proyectándolo  hacia nuestro presente, requiriendo a gritos que la dramaturgia nos sirva para entender y terminar con el mito en el que estaríamos incursos todos los argentinos, ocultando que como hemos señalado anteriormente, solo transitamos el espacio de la oscuridad en que nos depositan las medidas de gobierno , los trabajadores , los desempleados  y quienes han sido naturalizados como población estructuralmente sobrante.

   Cuenta el relato mitológico que Urano odiaba a toda su descendencia y que, por eso, la mantenía retenida en el tártaro, la región más profunda del mundo, sumida en la oscuridad. Pero un día Gea, harta de esta situación, decidió liberar a sus hijos y, para ello, quiso contar con su ayuda. Sin embargo, todos le negaron su apoyo, a excepción del más joven de todos, Crono. Este decidió vengar a su padre y tenderle una emboscada: armado con una hoz, esperó a la noche ̶ cuando el cielo cubre a la tierra ̶, le cortó los testículos y los arrojó al mar. De la sangre que brotó y que cayó sobre la tierra nacieron las Erinias, los Gigantes y las Melíades (Ninfas de los fresnos); mientras que de los genitales caídos en el mar surgió Afrodita.

Tras la venganza, Crono pasó a ocupar el lugar de su padre en el cielo y, como este, encerró a sus hermanos en el tártaro. Casó con su hermana Rea y, dado que una premonición le había advertido que uno de sus descendientes lo destronaría, Crono fue devorando uno a uno los hijos que con ella tenía (Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón). Pero un día Rea, harta de verse privada de toda su estirpe, decidió huir para dar a luz al hijo que llevaba en su vientre: Zeus. Ocultando al niño en una profunda caverna, Rea dio a Crono una piedra envuelta en pañales, que fue devorada sin sospecha alguna.

Cuando Zeus creció decidió vengarse de su padre y, con la ayuda de Metis, le dio a Crono un preparado que le hizo vomitar a todos sus hermanos. Estos se unieron a Zeus y le declararon la guerra a Crono, La guerra se prolongó durante diez años y fue finalmente ganada por Zeus.

El relato parece tener relación con las escenas cotidianas de nuestra actual sobrevivencia. Sin embargo, la principal diferencia entre el pensamiento mítico y el discurso racional que prevalece en la modernidad capitalista, es el enfoque. Mientras que el primero es una narrativa poética, el segundo es un proceso lógico dialéctico. Esto significa que, mientras que el pensamiento mítico se centra en las interpretaciones, el discurso racional se centra en esa lógica.

Por ende, y aunque contundente el relato mitológico no alcanza para dar cuenta de lo real. Aquí y ahora, no existe fuera de las pretensiones del gobierno, un ser que se devore a otros, sino a lo que asistimos es a la agonía del capitalismo en su posibilidad de ser el modo de producción con el que se organiza la sociedad en forma consensuada bajo la forma jurídica del contrato.

Es precisamente esa agonía, que nace de sus propias contradicciones internas las que busca ocultar la ideología sea está narrada desde las esferas del grupo encargado de la gestión del poder burgués o la de sus adversarios de clase que buscan pujar por sus intereses al interior de una dominación opresiva y explotadora.

Lo cierto es que no hay túnel y oscuridad con salida direccionada por el sector burgués en el poder formal, ni dioses que se comen a sus hijos y viceversa.

 Lo real existente es la explotación orientada a la apropiación de plusvalía en forma directa y sin mediaciones ideológicas y la opresión social que impone la clase dominante de conjunto con herramientas jurídicas, sean ellas leyes o decretos.

Lo cierto es que no hay dioses mitológicos devorando hijos, sencillamente porque el capital no necesita terminar con el trabajador sino super explotarlo para obtener un incremento en el rendimiento en valor de su fuerza de trabajo, achatando el salario real obligándolo a su aceptación servil, por la presión del incremento del ejército de trabajadores desocupados. No es una crisis cíclica.  asistimos, por requerimiento imperativo a la reproducción del capital a un nuevo momento histórico fundacional de la estructura del capitalismo tardío en Argentina por vía de una renovación de la acumulación originaria por todas las vías que resulten factibles para el interés de la burguesía de conjunto.

todo este desarrollo de la barbarie de los civilizadores lo resume Marx en una frase célebre: “Si el dinero, como dice Augier, viene al mundo con manchas de sangre en una mejilla, el capital lo hace chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies” (ob. cit., p. 950)

Los trabajadores como tales, como clase social en sí , debemos olvidar a  los dioses y sus narraciones  y a la ley de los  parlamentos del poder burgués con sus necesarias proyecciones   morales a la hora de definir lo prohibido , como lo hace por ejemplo el poder ejecutivo cuando amenaza y anatemiza a quienes en su lucha por el empleo y salarios equivalentes como mínimo al costo de la canasta familiar , optan por tomar edificios de reparticiones públicas de donde han sido expulsados por telegramas o mensajes de texto. Todo esto está de más en el hombre inmediato en quien piensa la estructura jurídica del poder burgués, en cuyo carácter nada se encuentra que suene a humano

La humanidad sufre y languidece por años bajo la opresión y explotación de un puñado de grupos económicos tras los cuales se oculta una cantidad cada vez más reducida de burgueses apropiadores de valor, que torturan a millones de trabajadores.

Los explotadores deben ver ante sí y de modo concreto a la vanguardia de las masas: los trabajadores de las grandes urbes y del campo.

 La lucha en común de toda la clase trabajadora en sí, en huelgas junto a la acción revolucionaria necesita avanzar hacia la definición programática de la construcción del poder obrero y socialista, orientada a la formación de un nuevo orden social basado en el principio de colaboración mutua para la definición justa de las relaciones humanas en la sociedad civil.

La propaganda militante por el socialismo desde la vanguardia de los trabajadores conscientes de los objetivos emancipadores de su clase debe llamar a cada trabajador a que ocupe ese lugar específico en la confrontación de clases, llamarlos a ser los primeros en levantarse en la lucha revolucionaria contra el capital y unir en ella a todos los trabajadores y explotados.

Los innombrables horrores de la carnicería imperialista generan las condiciones objetivas para provocar el levantamiento de las masas oprimidas en la lucha por su emancipación.

El programa socialista desarrollado con herramientas de poder obrero, por explotados y oprimidos es un objetivo que suscita la mayor hostilidad de toda la ideología burguesa, que incluso apela a relatos mitológicos en pleno siglo XXI para dar cuenta de sus haceres. Y no puede esperarse otra actitud, pues en una sociedad que tiene como base la lucha de clases no puede existir otra cosa que miseria y pobreza naturalizada a través de un relato imaginario que pueda ser transitoriamente admitido por los trabajadores.

NUEVO CURSO