Nuevo Curso

DESCRIPCIÓN DE UNA EXISTENCIA

Nada tiene valor existencial si no se percibe el sentido de la condición humana. Un banco cualquiera. Cualquier banco. Una plaza. Cualquier plaza. Una Iglesia. No cualquier iglesia. Casi se diría que no habría banco ni plaza si no estuviera ella, la catedral allí instalada. Mirando a la plaza y el banco o ellos mirando a ella. Pero es todo un artificio. Lo que le da vida, sentido, existencia, el don de ser percibidos, entendidos y valorados son ellos dos. Esos otros dos, que han decidido encontrarse ahí entre otros tantos lugares. No lo hacen por la catedral sino por lo único que no tiene cuerpo y visibilidad en ese escenario que parece haber detenido la época colonial en el tiempo. Eso que no se ve y no se percibe es una defensa que ellos le han puesto al banco, la plaza y la catedral. Es su mundo, ellos si los tienen presentes. Forman parte de ellos. Casi se diría que ahí esta el famoso Edén del que habla un cura dentro de la catedral y los rezos de esas mujeres de espalda a otras mujeres que las miran sin entender nada. Pero lo cierto es que ellos, ella y él, están fuera, en el banco y en la plaza. Parece que ya han sido expulsados, pero no se ocultan en las plantas, las disfrutan son una Eva y un Adán que, por un tiempo, un corto tiempo para él supieron recrear el origen del amor desafiante, condenado y sin destino, pero el que tal vez por eso, nunca olvidarán.

Daniel Papalardo