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APELACION DEFRAUDATORIA A LOS SECTORES MEDIOS.

En general los actos de una clase se convierten en impulsos exteriores para la formación de la conciencia de otra clase. No olvidemos que las revoluciones son realizadas por hombres, aunque sean anónimos. El materialismo no ignora al hombre que siente, piensa y actúa; el materialismo lo explica. (Historia de la Rev. Rusa. León Trotsky)

Elisa Carrió reapareció para cuestionar fuertemente la política económica del gobierno de Javier Milei afirmando frente a micrófono que se le pusiera por delante que, “Estamos frente al mayor ataque a la clase media de la historia”. En sentido similar, el propio ministro de economía dijo públicamente que, Las prepagas le están declarando la guerra a la clase media. Nosotros desde el gobierno, vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para defender a la clase media”

Ambos planteos por fuera de la coyuntura introducen un problema anterior que es definir quién es en realidad el sujeto a quién van dirigidas tanto sus opiniones como aquel que sería realmente de los ataques que denuncian y de los que habría que defenderse.

Puesto en ese tema, reconociendo que ha sido largamente discutido en tiempos de vacas gordas, como suele decirse, siempre sobre la base de que todos pretenden integrar las filas de la llamada “clase media”, aún cuando se exhiba riqueza que no es media o quien así se “autoperciba” no llegue a fin de mes , pero intente mandar a sus hijos a la escuela privada para que “no caigan en la escuela pública” o se ocupe exhibir artefactos de telefonía de alto costo ocultando el pago que no podrá realizar cuando se reciba la liquidación de la tarjeta.

 Por esta lógica del entendimiento propio del sentido común construido desde las ideologías del poder, recuerdo que ya en 2016, el economista radical Javier González Fraga buscando justificar las políticas del Macrismo pretendió hacer un llamado a “la realidad” de la población afirmando que:” ..le hicieron creer a un empleado medio que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior. Eso fue una ilusión, eso no era normal», aseguró mientras añadió: «Por supuesto que era bueno pero no normal, no era sostenible».

El problema esta , y sin que esto implique pretensiones sociológicas que me son ajenas, en tener presente una premisa necesaria para razonar sobre el fenómeno en cuestión. No hay que confundir la posición de clase con la cantidad de dinero que se gana. Desde luego la clase dominante  en su conjunto gana mucho dinero y puede afrontar con soltura sus gastos y los pagos consecuentes . Pero las cosas no son tan netas y un burgués  puede ganar cien veces más que otro, sin dejar de ser ambos burgueses. En definitiva, la división de la sociedad en el orden social capitalista no se funda ni en la magnitud de la fortuna ni en la de la renta.  

En el libro conocido como La Sagrada Familia, Carlos Marx dice  en el sentido expuesto que “el grosero sentido transforma  la distinción de las clases en amplitud del portamoneda. La medida del portamonedas es una difrecia puramente cuantitativa por lo que se puede siempre lanzar uno contra otro a individuos de la misma clase ,.

Las circunstancias objetivas en que viven las personas generan en ellas, una percepción más o menos clara o confusa, pero perfectamente advertible de que tienen intereses comunes distintos a los intereses de otros grupos , es decir, de que son iguales a determinada clase de personas y distintos a otras. Sin embargo, es indispensable tener en cuenta  que dentro de las clases existen grupos que tienen distinto status , distintos prestigios , distintas afinidades.

En este sentido, es posible tomar nota por la simple evidencia fáctica, que en  las clases dominantes existe una diferenciación importante dada por la división de trabajo, que también tiene lugar al interior de ellas . En éstas el trabajo  intelectual se divide en espiritual y material , es decir, una parte  hace las veces de pensadores y otros desde ese pensamiento lo ejecutan sobre las otras clases. Claro que estando los miembros de esa clase dominante así divididos , nacen forzosamente entre ellos hostilidades  y odios como los que dejan ver las expresiones de Carrio y Caputo.

Lo cierto es que a diferencia de lo expuesto , lo que nos acerca con cierta proximidad a la certeza respecto del fenómeno en sí, es constatar que en la realidad existen dentro del orden capitalista, clases sociales que implican un conjunto de condiciones básicas de existencia que se corporizan en los seres humanos que las integran . Esas condiciones no se dan ni operan , no por lo que los hombres creen o pueden creer que son , sino por lo que realmente son en el escenario de la propia reproducción de su existencia social.

Dicho de otra forma, la clase social existe antes de cada individuio e independientemente de su voluntad. La clase modela a los individuos conforme  a las categorías que rigen la existencia de la clase. “Lo que une a los individuos de una clase es la confrontación que han de asumir frente a los de otra clase. Lo que une a los individuos de una clase es la guerra común que han de hacer a los de otra clase. Lo cual no quita que debido a la competencia se enfrenten como rivales hostiles los individuos de una misma clase. Por otra parte, la clase se independiza de los individuos. Éstos hallan al nacer prefijadas sus condiciones de vida. La clase a que pertenecen les señala su posición social, y con ello, la vía por la que han de desarrollar su personalidad Este sometimiento de los individuos a la clase en nada difiere de su sometimiento a la división del trabajo …Ya hemos indicado muchas veces cómo este sometimiento de los individuos a la clase va derivando al mismo tiempo hacia un sometimiento a ideas, etc.)» ( Carlos Marx La ideología alemana).

En el orden social capitalista existen en sí, tres clases sociales básicas. Están por un lado  quienes deben ser identificados como burgueses en sentido estricto , esto es, los propietarios del capital es decir, propietarios de fábricas, comercios y bancos . Basicamente este grupo humano individual o por las personas jurídicas colectivas, viven de la circulación y reproducción del capital y su realización en dinero. Por otro lado existen aquellos  que resultan propietarios de la tierra, quienes viven de la renta del suelo. Ambos sectores, por ello son los propietarios de los fundamentales medios de  producción con los que cuenta la sociedad actual.

En el polo opuesto se ubica en el contexto social  a los que sólo son propietarios de su fuerza de trabajo . Este grupo humano vive del salario  o cualquier otra forma de ingreso que se obtenga por la venta a un tercero de su fuerza de trabajo, por lo que generalizando se denomina Clase Trabajadora.

Entre estas clases fundamentales se encuentra un basto sector intermedio a que por generalización se los llama clase media o sectores medios . Dentro de ellos se cuentan por un lado los pequeños productores independientes  y por otro  los que realizan actividades profesionales independientes y perciben por ello un ingreso. Es decir, viven de lo que obtienen por la venta de sus habilidades personales o profesionales con dirección individual y no impuesta por otro, en cuanto se refiere a la forma en que lo realizan.

La existencia de clases sociales como las descriptas implica que en la sociedad existe un grupo denro de ellas que materializa el ejercicio del poder  en tanto capacidad para controlar la conducta y el hacer de otras personas. Ese poder se concentra en la burguesía y el Estado que esta predispone para hacerlo reproducir incluso por el empleo legalizado de la violencia sobre los individuos que componen esa sociedad. Dicho en otros términos, el orden social capitalista se explica a si mismo por la existencia de clases sociales que se disponen entre sí de modo antagónico por la defensa de intereses opuestos  o contradictorios , que se ligan entre sí por relaciones de explotación , subordinación y dependencia opresiva.

Sin embargo sucede que los individuos  que conforman esa sociedad   bajo el orden capitalista en gran parte no adviertan   de modo inmediato y consciente que forman las filas y constituyen una clase de las que hemos hecho referencia. Es decir, es objetivamente observable que puede existir una clase en sí ,  sin toma de conciencia por los individuos de esa condición y de los intereses históricos concretos que esa propia clase tiene para sí dentro de ese orden social.

Por esa razón hay que distinguir, con términos hegelianos, clase en sí y clase para sí. La diferencia entre clase «en sí» y clase «para sí», y la transformación de una en otra, puede explicarse acudiendo a una cita de Carlos Marx en estos términos:

«Las condiciones económicas habían transformado la masa del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado en esta masa una situación común, unos intereses comunes. Así, esta masa constituye ya una clase enfrente del capital en sí misma, es decir: una clase ‘en sí’ , pero no lo es todavía para ella misma. En la lucha de clases , esta masa se une, se constituye en clase para sí misma. Los intereses que defiende se convierten en intereses de clase» (Miseria de la filosofía).

De esta forma puede ubicarse como clase trabajadora «en sí»  a  todo trabajador por ser esa persona que vende su capacidad o fuerza de trabajo a quien la adquiere por su virtualidad de producir un valor del que el adquirente se apropia .

Una clase es «para sí» cuando los individuos que se ubican en sí dentro de ese grupo humano,  toman conciencia de lo que la distingue de las otras clases; o es decir, cuando adquieren sus construcciones ideológicas del existir con «conciencia de clase».

Sin embargo, a partir de esta dialéctica del en sí y el para sí,  es preciso advertir muy claramente que tener conciencia de clase es  decir, saberse en la condición de trabajador es distinto a tener conciencia de los intereses históricos a largo plazo, de esa clase trabajadora. Puede decirse a partir de esta puntualización que la conciencia de clase es una situación del sujeto, determinada por la posición social, histórica y económica en la que está objetivamente ubicado dentro de las relaciones sociales capitalistas.

Esta premisa explica como , aun cuando las personas  puedan percibirse en plano subjetivo como integrantes de sectores medios de la sociedad  objetivamente pertenecen a una clase. Por eso ocurre que más temprano que tarde estas personas se comportan  en los hechos y por fuera de sus relatos explícitos de acuerdo a normas, a patrones, a modelos de conducta determinados por su posición de clase en sí.

En este contexto es que resulta necesario puntualizar que en general los actos de una clase social , por ejemplo los que se materializan a través de las operaciones desde el Estado por el personal político de la burguesía se constituyen a la vez en impulsos exteriores para la formación de la conciencia de la clase objetivamente antagónica , es decir , los trabajadores.

La conciencia de los intereses históricos de quienes se constituyen en sí como trabajadores, requiere de un proceso de comprensión educativa, que advertido parcialmente en su significación por este gobierno lo mueve a tratar de evitarlo por vía de la ideología de la imparcialidad en los contenidos educativos escolares, acusando a los maestros de intentar “adoctrinar “ a los niños que asisten a esas escuelas.

 Sin embargo, y por denunciable y repudiable que fuera la acción del poder burgués, debe verse lo erróneo del enfoque, en tanto, «La verdadera educación de las masas no puede ir nunca separada de la lucha política independiente y, sobre todo, de la lucha revolucionaria de ellas mismas así asumidas en ese propósito final. Sólo la lucha educa a la clase explotada, sólo  en la lucha descubre la magnitud de la fuerza, que le obliga a  ampliar  su horizonte, y le impone  eleva su capacidad de autoformación conceptual de los fenómenos .

En todos los casos, lo que corresponde es no morder este hueso ideológico que se tiran entre sí dos exponentes de la operatoria del poder burgués. Es artificioso recurrir a la noción de clase media agredida cuando la burguesía en crisis busca reproducir el capital apropiando valor para un gestar una nueva acumulación que lo permita y son los trabajadores los únicos que generan ese valor con su actividad sobre los medios de producción y quienes sufren la apropiación privada de ese valor por parte de la burguesía.

Los problemas que se le pueden generar a los sectores medios implican ocultar que algunos trabajadores por sus ingresos tienen comportamientos propios de las expresiones culturales de esos sectores, pero no son ellos los determinantes, sino que lo son de modo consecuencial a partir de que esos trabajadores han sufrido una caída significativa del salario real reduciendo con ello su capacidad de acceder a los bienes y servicios que son propios de la pequeña burguesía.

Sin embargo, esta operación política deja en claro también las carencias de la acción de la política reformista en nuestra sociedad , en la medida en que dirigió conscientemente toda su militancia a ese grupo de trabajadores en sí, que se autoreferencia en los hechos como sector medio , y que de igual manera le dio las espaldas aún cuando cree posible en un período de crisis del capital la realización de políticas sociales de asignación de derechos subjetivos para cualquier individuo , desconociendo el carácter estructuralmente de clase , funcional al interés de la burguesía que tiene en ultima instancia el derecho y su institucionalidad jurídica en una sociedad capitalista.

En todos los casos y por fuera del exitismo del luchismo callejero que viaja tras los designios de un nuevo relato peronista que lo rescate, lo que deja en claro la maniobra de  poder que comentamos es la necesidad de una política de clase de los trabajadores , con programa socialista que permita desde la vanguardia organizada construir el poder obrero como consecuencia de la superación del orden capitalista.

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