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El problema de la dirección revolucionaria en Argentina 2024.

Cuando ocurren situaciones  como las que  nos suceden en la experiencia que estamos realizando los trabajadores desde  el inicio de la  década del ochenta en el siglo pasado  hasta la actualidad , en las  que la mayoría de la clase trabajadora cae presa de todos los dispositivos ideológicos que el poder burgués vuelca sobre su existir para lograr una formación de conciencia ajena a la que nos es propia por nuestro posicionamiento objetivo dentro de las relaciones sociales capitalistas, detectar esa objetividad resulta imprescindible a la hora en que se toman decisiones políticas en su aparente representación y ellas se plasman en actividades específicas que padecen esa omisión y conducen más temprano que tarde a la frustración de la vanguardia militante.

. En ese sentido hay que ubicar el lugar de centralidad que ha tenido la formación de ilusiones democráticas en las masas a partir del paradigma republicano que enuncia el preámbulo de la constitución nacional que como tal concreta los enunciados de la forma jurídica que adopta el poder burgués.

Durante todo el tiempo transcurrido hasta nuestra actualidad, la apariencia de las acciones del poder burgués ha venido precedidas en todos los casos por fundamentos que se ubican dentro de las expresa motivaciones y los valores que se contienen en ese preámbulo al punto extremo del objetivo del partido político que garantizó la transición y salvataje del régimen militar genocida de la segunda mitad de la década anterior.

Esas motivaciones y valores ideológicos ajenos a los intereses de clase de los trabajadores son en el plano discursivos y con matices los que se tuvieron en cuenta para dar fundamento a cualquier operación política que fuera necesaria para la reproducción del orden social capitalista, es decir la unión nacional, la paz, el orden, la justicia, la defensa común, el bienestar general y la protección de la libertad de todos los habitantes.

Si se observa con detenimiento, todos los partidos políticos que tienen posibilidad de competir en las distintas ediciones de las farsas electorales, ajustan su existir como tal a ese marco teórico y de premisas propias de la burguesía, a partir del respeto al derecho de propiedad que es la forma jurídica concreta por la que se realiza la apropiación del valor creado por el empleo de la fuerza de trabajo de cada trabajador haciéndolo también , desde la propiedad privada de los medios de producción .

Si tenemos presente esto, es posible que también podamos advertir que, precisamente ese orden jurídico y sus correlativas ilusiones programáticas de perfil democrático, es el que hoy por sus propias expresiones políticas concretas, muestra su crisis. exhibiendo dificultades singulares para mantener por consenso su hegemonía cultural.

A partir de estas constataciones desde la materialidad del fenómeno en sí, la tarea necesaria en sentido militante, resulta propagandizar ideas emergentes del programa socialista que es superador de lo dado, para dar cuenta del agotamiento de ese modelo de dominación y la pertinencia histórica de su transformación revolucionaria por la única clase social habilitada objetivamente a ese propósito emancipatorio del hombre, que es la propia clase trabajadora.

En este sentido no debe olvidarse que el hombre a fin de poder vivir, tiene que satisfacer ciertas necesidades ineludibles partiendo del alimentos, vestido y vivienda. En consecuencia, de esa certeza, el primer hecho de la historia de la humanidad fue y es, que debe reproducirse día a día más allá de los modelos sociales, y esto significa producir los medios con los cuales sostener esas necesidades propias de la existencia humana.

En el orden social capitalista, este hecho fundamental propio de la condición humana, hace que se genere por la particular manera de producir mercancías, una suma de fuerzas productiva y formas de relaciones sociales que hacen que cada sujeto y cada generación se encuentren ante sí con ese condicionante objetivo independientemente de cual hubiese sido su voluntad.

Es en ese sentido que Miseria e la filosofía Carlos Marx se ocupe de apuntar que, “los mismos hombres que establecen las relaciones sociales conforme a su productividad material, producen también los principios, las ideas, las categorías conforme a esas relaciones sociales”.

Sin embargo, en el orden social capitalista, esas ideas, esa categoría o esas creencias populares tienen la particularidad de adquirir la misma energía que una fuerza material. Son categorías que se acompañan de una forma ideológica en la que tiene prevalencia la forma jurídica porque determina un específico contenido material de esa existencia relacional.

 Es ahí, es decir a partir de esa advertencia, donde toma pertinencia el concepto que incorpora Marx en el inicio del 18 brumario de Luis Bonaparte cuando indica que “Los hombres hacen su propia historia, pero no lo hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas con que se encuentran directamente, que existen y transmiten el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos

En definitiva, no existen individuos u hombres en sentido abstracto o idealizados para especulaciones filosóficas y política que los hagan permeables a dar cuerpo a ideas, premisas, valoraciones que son en ultima instancia determinaciones del pensamiento orientadas a dar posibilidad a la reproducción del interés burgués en tanto clase dominante en este espacio de la lucha de clases en que nos toca existir como trabajadores.

El elemento determinante de la historia humana es en última instancia, la vida real y en ella, la forma de su producción y reproducción. No hay hombres y mujeres en sentido genéricos considerables en modo absoluto como individuos, sino locatarios y propietarios, terratenientes y arrendatarios, capitalistas y asalariados, patrones y obreros, explotados y explotadores , en una palabra hombres y mujeres que en condiciones dadas de tiempo y lugar, se hallan en relaciones diferentes de dependencia recíproca .

Engels da mas consistencia a estas conclusiones cuando en “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemanda dice que “La voluntad está movida por la pasión o por la reflexión. Pero los resortes que a su vez mueven directamente a éstas sones muy diversos. Hay que preguntarse qué fuerzas propulsoras actúan a su vez, detrás de esos móviles. Todo lo que mueve a los hombres tiene que pasar necesariamente por sus cabezas, pero la forma que adopte dentro de ellas, depende en gran parte de las circunstancias históricas en las que se desenvuelven

Desde estas herramientas conceptuales y filosóficas proponemos extraer y traer a cuento una situación contenida en las mismas, que requieren de su desarrollo para comprender los momentos actuales de la lucha de clases y dada su gravitación, recuperarlas para avanzar y no recaer en errores que solo traen aparejada la frustración ante la prolongación de la dominación capitalista tornando fuerte la tendencia expresada por quienes lo consideran el orden natural de las cosas.

La organización política independiente de los trabajadores, su partido de clase no puede concebirse, en la forma en la que lo hacen hoy las organizaciones tributarias y generadoras del cretinismo parlamentario, la defensa de las ilusiones democráticas reposadas en el desenvolvimiento del orden capitalista. La organización política de los trabajadores en ningún caso es, ni requiere ser la de todos los trabajadores. Necesariamente es la vanguardia del proletariado organizada con objetivos políticos estratégicos y no puramente economicista. El partido de trabajadores, es generado por su parte más consciente, pero sigue siendo una parte de la clase

Con todo esto queremos significar puntualmente que hay una interrelación entre el grueso de la clase trabajadores que conocen su lugar específico en la producción y el orden institucional capitalista y su vanguardia.

Las masas de trabajadores y su vanguardia clasista no son iguales y no siempre coinciden en sus determinaciones concretas.  En la normalidad estandarizada de la lucha de clases suelen estar separados y a veces en conflicto.  Ese también es un dato de la realidad del fenómeno específico de una sociedad de clases.

Por la misma razón, no se puede simplemente identificar al partido con la clase en cualquier instante. El partido de los trabajadores por definición, exige el agrupamiento de trabajadores conscientes de su específica condición y sus objetivos emancipatorios surgidos de esa misma situación alienante que debe ser superada. Por esa circunstancia, el partido de los trabajadores tiene inicialmente el obstáculo objetivo de no poder por sí mismo representar a la clase no consciente, a la clase instintiva, es decir al trabajador “en sí”.

Precisamente por este límite, el partido cobra sentido y justifica su existencia en tanto juega un rol concreto en su empeño por convertir su programa, sus conceptos en fuerza material adecuada para la transformación de la clase trabajador en clase “para sí”, es decir en sujeto específico del cambio revolucionario superador del orden capitalista y la sociedad de clases.

Esa tarea  puntual y permanente de la actividad militante de la vanguardia de la clase obrera organizada con la forma de partido político de cuadros es la proyección de los trabajadores a la condición de miembros de una “clase para si” que ha pasado , de clase instintiva a clase consciente, es por eso que no es posible un partido de la clase trabajadora sin programa basado en ese  objetivo  que hace cuerpo en la materialidad de la  idea revolucionaria de una sociedad sin explotadores ni explotados y el valor justicia regido por el principio de contribución, que define un orden social donde opera la regla “de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades” 

Los trabajadores, para expresarse políticamente, para enarbolar sus propios intereses, tiene que trocarse en conscientes de su objetivo emancipatorio del yugo laboral y la alienación mercantil, es el partido el que cumple esa tarea como su intelectual orgánico.

Las experiencias de lucha que se gesten en el contenido concreto del actual estadio de lucha de clase, no pueden nunca separarse de estas premisas que por básicas y solo reiteradas en los días conmemorativos de manera formal por los personeros del oportunismo y reformismo , son sin embargo dejadas de lado permitiendo el avance capitalista en su objetivo de reelaborar su dominio de clase sobre bases cada vez más opresivas y reproductivas de la explotación asalariada, en contexto de pobreza y barbarie

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