Hoy es un día diferente. Hoy hay una marcha convocada. Hoy son las calles , las plazas y las veredas las que nos convocan a ser ocupadas. Hoy hay un romance de las masas con sus espacios naturales de lucha.
Sin embargo, lejos de las expectativas, no es un día bisagra, en el sentido con que a veces se suele utilizar esa expresión, en particular por los oportunistas y pasivos exaltados, comentaristas de la realidad. Los grandes días no se anuncian, surgen y laten en sentimientos compartidos y aquí lo que se desliza ideológicamente es la defensa de la universidad, es decir, la que nace, surge y se desenvuelve en el orden burgués que por sí no recibe cuestionamiento alguno, vale decir, se defiende un dogma conforme al cual existe una deidad, la universidad, por la cual no se negocia, sea uno egresado, alumno, docente, funcionario o no docente. Una suerte de flor en un pantano que lucha por sobrevivir, desde sus mismos componentes.
Sin embargo, solamente si se la mira desde dentro esa deidad tiene las propias contradicciones dadas por los distintos intereses de los sectores que la integran de manera que la resolución superadora de esos límites objetivos dados por deseos diversos impone de por sí una conflictividad que permanece en tanto la estructura institucional permanece en rigidez, todo lo cual habla a las claras de la necesidad de su transformación. La lucha necesaria implica entonces que el contenido de esa instancia revolucionaria sea componente a su vez de la también imperativa transformación social en tanto no es pensable una universidad de los trabajadores sin un poder obrero gestor de una nueva sociedad.
En eso esta el sentido de la marcha y por eso no es un día de antes o después sino un día por la continuidad en modo permanente de la idea de cambio socialista y combate por el poder obrero, donde las tareas se orientan y centran en dar inicio a la reconstrucción del socialismo , en lucha de clase contra clase respecto de la burguesía y las expresiones de la pequeño burguesía en nuestras filas expresadas por el reformismo en sus modalidades de “posibilismo “ y “oportunismo”, a través de un partido centralizado y disciplinado, independiente de toda alianza con los partidos burgueses y orientador de las acciones y políticas de los trabajadores en sus organismos de defensa de sus intereses económicos, los sindicatos.
Hoy ese sentimiento no se nutre del deseo de otra sociedad, de otros vínculos diversos de los que entrelazamos cotidianamente por el imperio vital de satisfacer nuestras necesidades, en una lógica que apenas supera la pura animalidad, convertidos cada uno, en hombres lobos del hombre. Los grandes días en la historia son pocos, en realidad son días extraordinarios. Sin embargos los días cotidianos si se viven desde las convicciones con las que hemos sabido dar contenido a nuestras vidas, nos dan esa grandeza que se necesita para saber por dónde hay que ir-construir y estar ahí justo en los días extraordinarios.
En ese sentido, que este 23 de abril de 2024 sea un buen día para la vanguardia socialista revolucionaria. Que sume para los trabajadores en el combate de clase, permitiendo que el día siguiente nos haga ser mejores.
NUEVO CURSO