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CUIDADO QUE ESTAN AHÍ.

 Ya entrado el mes de mayo, la fisonomía urbana muestra con absoluta claridad las contradicciones sociales derivadas de un cada vez más desigual reparto de la riqueza, con empresas que durante la crisis facturaron más que nunca y millones de personas que se hunden en la pobreza.

Mientras tanto , el capital financiero está en plena timba y ganancias superlativas.  Basta para ello  detenerse en una constatación : Tenemos inflación en dólares. Cualquier producto en Argentina vale más que en cualquier parte del mundo a valor dólar. La inflación en pesos se comió el dólar clavado de Milei. Hay una especie de seguro de cambio gratuito, porque el presidente no modifica el tipo de cambio más allá del 2 por ciento mensual. Cualquier intervención financiera te da un 80 por ciento en dólares según las variantes permitidas, por ej, un plazo fijo UVA. Los valores obtenidos del trabajo humano incorporado por otro para producir mercancías se realizan en el mercado y corren tras las operaciones financieras aprovechando que el dólar está clavado y los precios de los bienes suben constantemente , en tanto lo que ha ocurrido es una desaceleración de la inflación pero no su dominio y superación .

Esto tiene necesariamente que ser relacionado con el nivel de los salarios en la economía formal, o con los ingresos de los que trabajan en los espacios de economía informal que son mayoritarios en nuestra estructura productiva . El salario no inflaciona como los precios y además se ve amenazado con la reinstalación del impuesto a las ganancias, que le quita un 30 por ciento al ingreso actual de un trabajador promedio. Esa objetividad, esa innumerable cantidad de negociaciones donde el gobierno presiona para que el salario no supere los incrementos inflacionarios, basta por sí sola para comprender el sentido de una huelga general, sin necesidad de ponerse a elaborar en torno al sentido altamente ofensivo y agresivo sobre los trabajadores, que tiene el programa de gobierno de la actual gestión política del poder burgués.

Sin embargo, llega el día de decir que uno no está de acuerdo con todo esto, como mínimo planteo frente al fenómeno y aparecen en escenas unos bichos que existen dentro de nuestro ecosistema en forma latente pero cuando se le generan las condiciones favorables entran a jugar su existencia como tales. Esos bichos, son los tipos que se vanaglorian con “no adherir al paro”.

En una época ya remota, las medidas sanitarias del sindicalismo clasista y combativo y la política obrera de las organizaciones políticas, impedían su proliferación, porque las acciones preventivas contra ellos los persuadía de dejar sus gestos para otra oportunidad, por aquello de que el miedo no es zonzo y nadie veía con favor al sujeto que el día que nadie va a laburar, justamente ese día es el que pone más empeño para ir a trabajar.

Ahora, en estos tiempos de nuevo siglo. Nuestros jóvenes compran la mercancía opresiva de creer que se puede jugar por la libre en una sociedad, cuando precisamente se toma conciencia de nuestra propia existencia en relación a los vínculos sociales que se gestan, en particular las relaciones de trabajo y producción, sin las cuales nadie sabría expresamente nada de sí mismo.

Hoy parece que la cuestión es de lenguaje, de semántica, del otro que yo. que solo juega cuando el yo, lo reclama , como si todo fuera de manera unilateral y nunca como lo es, de ida y vuelta, bilateral y multilateral.

Como hoy juega , el yo hago la mía y lo demás no importa, como una arenga de San Martín al pie de la cordillera, pero a la inversa, los tipos, estos bichos a los que aludo, salen favorecidos por carencias de los otros, a sacar pecho con la gastada frase “yo laburo como todos los días, a mí no me agarran”.

Claro que el que cree que no lo agarran, los efectos económicos más temprano que tarde sí lo agarran y más temprano que tarde en ese laburo a donde va gustoso un día de paro nacional, se le retirará de la existencia y volverá a las colas para buscar otro empleo. Eso sí, ni siquiera se lo dirán en la cara, con un mensajito al teléfono, ese que tantas cuotas necesito para pagarlo, le notificarán que “gracias por los servicios prestados”

Quienes  por razones diversas que no le son exclusivamente imputables a ellos, desconocen los efectos objetivos de una sociedad de clases como la que propone el orden social capitalista, eligen alinearse con el enemigo de clase ante una huelga o paro, y escribimos esto para dejar constancia en la escribanía de la gente que a la inversa hoy no fue a trabajar para decirle al gobierno que NO, para pensar en esta gente y sus actitudes a futuro.

Mientras estos andan por la vida, lo cierto es que las acciones de la ofensiva capitalista sobre la clase trabajadora en sí, profundizan las desigualdades sociales, con ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres,  a la vez que  las disputas por el reparto de la riqueza se tensan pero hay quienes sin tomar debida nota de la situación, desde los sectores oprimidos y explotados, terminan alineándose con el enemigo de clase para sabotear estas iniciativas y garantizar una continuidad productiva sin sobresaltos. Los conocemos habitualmente como rompehuelgas o carneros.

La asociación con ciertos aspectos negativos de diversas especies animales será también el origen del sinónimo de esquirol que se usa en Argentina, Uruguay y Paraguay: carnero. Si a la tradicional idea de la sumisión ovina se suma el clásico insulto proletario de «cornudo» podemos darnos una idea del porqué de la elección de este simpático animalito puede servir como adjetivo indiscutiblemente descalificador.

Para terminar con el tema de los animales, digamos que en inglés uno de los sinónimos de tipología que analizamos es rat, directamente «rata», que entiendo es el que mejor le sienta a la situación, si se advierte el comportamiento huidizo, viscoso, con que se mueve el sujeto que trabaja cuando se ha decidido no trabajar .

Se asocia más con la rata, porque también este vicho es transmisor de enfermedades y se los asocia comúnmente con las pestes. Es necesario vacunarse contra este tipo de sujetos. No vale la pena enfrentarlos con campañas estentóreas, alcanza con no dejarle seguir. Es suficiente cuando termine la jornada y mañana volvamos a trabajar, sabiendo que esto no se detiene , explicarle y hacerle sentir el error que cometió y que necesariamente debe dejar de ser una rata, porque toda modificación que la lucha pudiera producir transitoriamente también habrá de beneficiarle a él.

Sin embargo, el campeón del trabajo el día de la huelga, no estará exento de hacer fiaca o pedirse días o decir que está enfermo. En tal caso habrá que recordarle que él no puede faltar, que este país lo que necesita es trabajo y que el que no se esfuerza no gana. No faltará oportunidad de hacerlo, porque a la rata con forma humana, solo le da por el trabajo los días de huelga.

El escritor venezolano Miguel Otero Silva escribió sobre esto de manera mucho más convincente , en un poema  que se llama “Las manos del rompehuelgas”,

Manos torpes y manchadas

las manos del rompehuelga

manos que cuando trabajan, traicionan.

Manos arteras

cuyo sudor no enaltece

sino ultraja lo que crean.

Son las manos mas infames

las manos del rompehuelga.

Ni las del enterrador

sucias de muerte y de tierra,

porque el mismo enterrador

tiene las manos honestas.

No hay otras manos tan viles

como las del rompehuelga.

Ni las manos del verdugo

oscuras de sangre ajena,

ni las manos que en las cárceles

remanchan negras cadenas.

No hay manos que agravien tanto

como las del rompehuelga.

Manos que cuando se alquilan,

alquilan su honor con ellas.

Podrido barro en las uñas

y sangre verde en las venas

surcadas de maldiciones

las manos del rompehuelgas.

Oí decir a un anciano

obrero de voz abuela,

mientras mostraba las manos

arrugadas de faena:

Prefiero las manos mancas

que manos de rompehuelga.

Jack London, el conocido escritor norteamericano y militante del Partido Socialista de Estados Unidos, ofreció quizás la mejor definición del esquirol o rompehuelgas hecha hasta ahora: el esquirol traiciona con su actitud rastrera y mercenaria a todos los suyos, a sus principios, a sí mismo.

En las certeras palabras de London:

«Cuando dios creó la culebra de cascabel, el sapo y el vampiro, le quedó cierta cantidad de terrible sustancia, con la que hizo al esquirol.

El esquirol es un animal bípedo con el alma en forma de espiral, los sesos líquidos y el espinazo mezcla de jalea y de cola. Donde otros tienen corazón, él tiene un tumor de principios podridos.

Ningún hombre tiene derecho a ser esquirol mientras hay un charco de agua para ahogarse y una soga lo bastante larga para ahorcarse.

Judas Iscariote fue un gentleman en comparación con el esquirol. Al traicionar a su maestro, no le faltó carácter para ahorcarse. Y el esquirol no lo tiene…

El esquirol traiciona a su dios, a su mujer, a su familia y a su clase».

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