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UN DEBATE NECESARIO ¿ la huelga como «escuela de guerra» o como instrumento facilitador de la concertación de clases?

La militancia desarrollada por los obreros conscientes de la condición emancipatoria de su clase y los que se alinean de una u otra manera en torno del programa socialistas luego del 9 de mayo se plantea la pregunta por el sentido y significado de la huelga, las formas que se emplearon para llevarla a cabo y

de las tareas que devienen a futuro a partir de haber participado en ella.

En primer término, el 9 de mayo no debe ser entendido como hecho aislado sino como la resultante de un período de enfrentamiento abierto de clases sin espacio para mediación política alguna, marcado por la ofensiva burguesa desatada sobre las masas trabajadoras

En segundo, su desarrollo y acatamiento significativo, demuestra una vez más que el orden  capitalista  lleva necesariamente a la lucha de los obreros contra los patronos, y  en circunstancias críticas, esa lucha se convierte necesariamente en lucha huelguística, es decir en una extensión del conflicto en sí que pone en evidencia la confrontación de clases que existe estructuralmente en una sociedad de clases. Por lo tanto, entre patronos y obreros existe una lucha constante por el salario que en esta coyuntura se ve depreciado en su realidad por la incidencia inflacionaria sobre los precios de los artículos básicos para la reproducción social de la existencia y por la amenaza de su reducción por carga impositiva.

Pese al funcionamiento de todos los dispositivos políticos  de naturaleza intimidatoria para la voluntad de los trabajadores , el proceso de pauperización social y  la ruina que avanza sobre la clase obrera toma tal forma que  en los grandes centros urbanos de Argentina, se produce el desplazamiento de significativos contingentes de seres humanos que están naturalmente en el paro, conformando una masa de desocupados  que confrontan con la prosperidad de los capitales ligados a la especulación con bonos, valores y moneda y el negocio bancario . Existe como base para toda paralización del trabajo, una dotación de fuerza de trabajo que no encuentra espacio laboral donde expresarse, siendo ese colectivo de población económicamente sobrante la base estructural a la hora de la valorización de una acción política de la clase obrera formalizada.

   Es ese dispositivo de población sobrante el que juega como fiel de la balanza en el conflicto social en la medida en que también es sobre ella, que el capitalista especula a la hora de ofertar el precio salarial sobre la fuerza de trabajo y pujar por salarios a la baja, con condiciones de labor de mayor profundización de la explotación.

Asimismo toda la burguesía cualquiera fuese su dimensión tiene un acuerdo en sí, en tanto clase social dominante, relativo a la necesidad de reformular los términos de la manera en que se conforma la relación laboral en Argentina, abandonando los restos del modelo fordista que aún permanecen en la industria y los empleos formales y duraderos de quienes se desempeñan en las áreas de la administración de los tres poderes del Estado y los servicios que este toma a su cargo como prestador-empleador .

Sobre esta descripción del fenómeno crítico es que se desenvuelve el conflicto, es este el escenario real y no el que pueda imaginar cualquier planteo ideologizado sobre la cuestión. Dicho de otra manera, hay una base natural para la huelga en la medida en que es un dato objetivo la existencia concreta de un ascenso en la opresión del pueblo trabajador ligada al necesario incremento de la explotación para superar la crisis de reproducción del capital de base industrial. Los trabajadores conocen de modo experiencial que a ese sufrimiento hay que oponer resistencia buscando formas de acción que limiten la arbitrariedad patronal.

Es este el primer dato relevante. Los trabajadores en todo el país han ido a la huelga con un propósito básico, que es dar a conocer a los patrones y burgueses de conjunto, su indignación sobre la situación que padecen y que estos últimos buscan profundizar exhibiendo de modo mancomunado su poder de lucha para salir de una situación insoportable, sin saber aún en términos políticos claros, por qué su situación es tan desesperada y cual su objetivo de desarrollo. Es este el factor que explica la pregunta excluyente que ha dejado la jornada del 9 de mayo, relativo al ‘¿Cómo se sigue de ahora en más?

Sobre esa escena es donde actúa la dirigencia sindical plenamente consciente de sus intereses específicos y funcionales al orden capitalista , de manera tal que no es posible advertir dentro de sus organizaciones fisuras políticas que los coloquen a algunos de ellos en sitios divergentes.

También como la burguesía, de conjunto la actual dirigencia de las organizaciones sindicales, apunta exclusivamente a consolidar su posicionamiento en el conflicto social y nunca a su desenvolvimiento con objetivos diversos de ese funcional hacer para la burguesía que la caracteriza como estructura burocrática.

De esto se sigue, a modo de adelanto, que son igualmente erróneos los posicionamiento de reclamo a este sector para que materializara el paro general como batalla dentro de la confrontación de clases , como también los que critican ese reclamo llamando a tomar  posicionamientos por fuera de esas estructuras, en una suerte de Toninegrismo sindical, pensando ilusoriamente que se puede conformar acciones sindicales sin los sindicatos, ya que si ello fuera materialmente posible, la propia dirigencia sindical se protegería a sí misma poniéndose ella sola a la cabeza del conflicto, como en cierta medida se está dando de manera puramente tendencial en el país.

Los dirigentes sindicales, por más que personalmente puedan tener negocios, emprendimientos y sean patrones , no actúan como tales en este tipo de circunstancias de lucha de clase en la que nos encontramos sino que lo hacen colocándose la camiseta del trabajador para mejor regulación y direccionamiento de la contienda a partir del lugar de representación obrera que aún asumen al aceptarse las gestiones paritarias.

Las dudas que abrió una jornada exitosa en cuanto al acatamiento en los sectores industriales de los trabajos al llamado a la paralización y la lucha, no es aún un dato claro que permita ser exacerbado respecto a que los trabajadores, empiecen a presentar la reivindicación de convertirse en dueños: “trabajar y vivir, no como quieran los terratenientes y los capitalistas, sino comoquieran los propios trabajadores”.

Este último factor debe ser leído sin oscilaciones ideológicas. El paro del 9 no tuvo extensión política plasmada en la defensa de un pliego reivindicatorio específico y unánime de la clase trabajadora, sino que significo una importante protesta por el orden general de la situación social, buscando reducir la ofensiva capitalista en términos defensivos, pero no cuestionando al poder burgués en sí y a su gobierno actual. No están en juego impugnaciones al sistema, sino una búsqueda de un mejoramiento de la situación buscando cesen los efectos de la crisis capitalista que la burguesía pone sobre oprimidos y explotados.

Un dato necesario, para aquellos que aún en el siglo XXI siguen elevando las herramientas tácticas del frente popular o el llamado frente antiimperialista, es la constatación con grado de evidencia de la oposición en gran medida de la pequeño-burguesía comercial y los pequeños grupos económicos a la huelga, pese a verse incidentalmente afectadas por medidas de este gobierno que administra los intereses de la burguesía de conjunto.

Ese dato, visibilizado en negocios abiertos, emprendedores ocasionales de transportes que rompían el paro de los medios convencionales de transporte, los patrones ligados a la gastronomía, etc, debe ser leído y valorizado porque implica la verificación de que solo la clase trabajadora es quien está llamada a romper con este orden capitalista.

La deficiencia de la propaganda política en torno al paro, reducida al mero economicismo y la impugnación a una ley, volvió a poner en balance los límites del corrimiento que el oportunismo ha hecho hacia el reformismo y su particular versión de cretinismo parlamentario, demostrando la incapacidad de éste sector por fuera de su exitismo galopante de dar respuesta objetiva a la pregunta liminar del ¿cómo sigue? Lo cierto es que el paro fue determinado en forma aislada y no como elemento concatenado a un plan de lucha con objetivos estratégicos propios de la clase trabajadora en tanto sujeto de la emancipación social. Esa situación es la que debe ser advertida y encaminar a futuro hacia ese destino estratégico, con el trabajo militante de propaganda de ideas, mostrando incluso los límites que en tiempo futuro tienen los paros aislados a los que pueda acudir la dirigencia sindical buscando conducir el camino del esfuerzo combativo del pueblo trabajador hacia sitios donde lejos de superarse la explotación y la opresión , la misma sobreviva a pesar de la crisis objetiva del capital.

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